La economía de la zona euro registra una leve mejoría en el tercer trimestre del año al crecer un 0,2%
La debilidad alemana y la guerra comercial lastran la actividad en la UE
La economía europea está aturdida, estancada. En la zona euro apenas ha crecido un 0,2% en el tercer trimestre del año, una décima más en el conjunto de la UE, según datos de Eurostat, la agencia estadística europea. Estos números mejoran un poco los guarismos, una décima en ambos casos, los que se registraron en el segundo trimestre. La crisis estructural de Alemania, agravada por la guerra comercial desatada por Estados Unidos y la incertidumbre que acarrea, pesan mucho sobre un continente que lleva ya bastante tiempo con una actividad económica que no despega, que juega con el estancamiento desde que Rusia invadió Ucrania y desató una crisis de precios desconocida en medio siglo.
Esta anemia económica se ve tanto en los datos trimestrales como en los anuales. Los primeros apenas se despegan del 0%, salvo por unas décimas. Los segundos, las cifras que se comparan con el mismo periodo del año anterior, no llegan a superar el 2% (avance del 1,3% en la zona euro y del 1,5% en la UE). Bastante por debajo de lo que marcan Estados Unidos o China, ambos con cifras que mejoran ese bajo porcentaje de crecimiento en el Viejo Continente.
El crecimiento del 0,2% del segundo trimestre del año al tercero ha mejorado las expectativas de bastantes casas de análisis, que esperaban que se repitiera la cifra precedente (0,1%). De hecho, el servicio de estudios de ING apunta con cierta sorpresa que, a tenor de algunas encuestas de sentimiento económico, perciben “un estado de ánimo bastante optimista, a pesar de los numerosos riesgos” que hay en el horizonte. Entre los peligros que enumeran están “los relacionados con los presupuestos gubernamentales y las agendas de reforma, mientras que los riesgos internacionales se centran en la desaceleración mundial y la política comercial”. Por eso, los economistas del banco holandés se mantienen “cautos sobre si esto es el comienzo de una aceleración sostenida del crecimiento”.
Lo que tampoco cambia respecto a los últimos años es la fortaleza del mercado laboral. También este jueves Eurostat ha divulgado su cálculo para la tasa de desempleo, que se sitúa en septiembre en el 6,3% en la zona euro y el 6% para toda la UE. Décima arriba o abajo, estos números figuran entre los mejores de la serie histórica y contrastan con esa debilidad en la actividad que se observa desde hace ya tres años. Como es tradicional, España es el país de la UE con el índice de paro más alto de la eurozona, el 10,5%.
La economía europea −como la de casi todo el mundo− ha estado todo 2025 condicionada por la guerra comercial que abrió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al poco de llegar al poder. La expectativas de que se iba a abrir la contienda desde Washington lanzaron las exportaciones desde la UE al otro lado del Atlántico y con ellas la economía. La subida de los aranceles ya en el segundo trimestre, junto con el adelanto de las compras, fue el freno, especialmente en economías muy dependientes del sector exterior: Alemania pasó de crecer un 0,3% en el primer trimestre de este año a retroceder dos décimas en el segundo.
Y ese freno en las exportaciones también ha estado presente en los meses de verano, que son los que corresponden al tercer trimestre, como apunta Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics.
En verano, la economía germana no se ha contraído, como vaticinaban algunas previsiones, lo que hubiera supuesto una recesión técnica. Sin embargo, se ha quedado plana, un 0% trimestral, según la primera estimación hecha por las oficinas de estadística oficiales. Por el momento, está claro que los estímulos que ha anunciado el canciller, Friedrich Merz, siguen sin llegar a la economía real y pesan más los vientos en contra.
El repunte −y la sorpresa positiva, al menos para ING− ha llegado desde Francia, donde entre julio y septiembre la economía ha crecido un 0,5%. Es comprensible que los pronósticos para este país fueran más pesimistas dada su inestabilidad política y los problemas que tendrá para reconducir sus cuentas públicas.
La península Ibérica mejora las cifras de Francia. Tanto España como Portugal han registrado incrementos de actividad mayores: el 0,6% y el 0,8%, respectivamente. En ambos casos, la economía lleva tiempo teniendo un comportamiento mejor que en el resto de la zona euro.
Italia, en cambio, está más próxima al comportamiento de Alemania. En cierto modo, ambos países han sufrido los mismos golpes en los últimos años. También Italia dependía bastante del gas ruso barato y, además, tiene una economía exportadora que vende mucho en Estados Unidos.
En las estimaciones publicadas este miércoles por Eurostat todavía no hay un detalle pormenorizado de qué componentes del producto interior bruto (PIB) son los que más han condicionado los números de este trimestre. No obstante, al observar lo sucedido se puede sacar alguna conclusión preliminar viendo lo que ha sucedido en cada Estado miembro. Siendo Alemania, Italia, Austria, Irlanda o Hungría los que registran crecimientos menores, países con balanzas comerciales muy favorables con Estados Unidos, parece claro que los efectos de la guerra comercial están dejándose notar.