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España redujo la plantilla de bomberos en 2024 a pesar del alto riesgo de incendios

Los datos de Eurostat muestran que perdió 2.600 efectivos y fue uno de los pocos países de la UE que adelgazó las plantillas

“Es evidente que faltan bomberos. Las cifras lo dicen claramente. Estamos seis personas defendiendo un pueblo entero. Vemos cómo se disparan las horas trabajando y que no hay relevos para acortar las jornadas”, lamentaba Javier García, responsable federal de bomberos forestales de UGT Servicios Públicos, la semana pasada en una rueda de prensa junto a CC OO. Los últimos datos de la ...

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“Es evidente que faltan bomberos. Las cifras lo dicen claramente. Estamos seis personas defendiendo un pueblo entero. Vemos cómo se disparan las horas trabajando y que no hay relevos para acortar las jornadas”, lamentaba Javier García, responsable federal de bomberos forestales de UGT Servicios Públicos, la semana pasada en una rueda de prensa junto a CC OO. Los últimos datos de la oficina estadística europea, Eurostat, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, sostienen esta queja: España acumula dos años a la baja en su número de efectivos dedicados a la prevención de incendios. En 2024 eran 39.472, 2.617 menos que un año antes. El retroceso es inusual en el contexto comunitario. Solo seis países registraron caídas en el número de efectivos respecto al año anterior, mientras en el resto aumentaron. El retroceso de las plantillas en España contrasta con la amenaza creciente de los incendios por el cambio climático y con un mercado laboral que en su conjunto avanza vigorosamente.

Los datos de la oficina europea suman indistintamente a los bomberos especializados en incendios urbanos, normalmente en edificios, y a los forestales. No hay estadísticas oficiales que permitan diferenciar entre estos profesionales, aunque los sindicatos tienen sus propias estimaciones: CC OO calcula que en agosto hay unos 24.000 bomberos forestales en España, de los que solo 12.000 trabajan durante el invierno en labores preventivas.

La Asociación Nacional de Empresas Forestales (Asemfo) indica a este periódico que, según sus cálculos, son muchos más. Afirma que 40.000 personas trabajan en campañas de incendios forestales. “Casi todos los operativos llegan a los 12 de meses de trabajo al año. Algunos se reducen a 10 o 9 meses, en función del presupuesto. Muchos de ellos, a lo largo del año fuera de la época de peligro, no tienen la consideración de retén de incendios, si no que son trabajadores que realizan trabajos forestales muy necesarios”, matiza Miguel Ángel Duralde, presidente de Asemfo, en un diagnóstico que choca frontalmente con el de los sindicatos.

De vuelta a los datos oficiales, no es posible discernir si la caída de efectivos que recoge Eurostat se debe a servicios urbanos o forestales. Lo que sí está claro es que el bajón de 2024 fue el más abultado en términos absolutos de toda Europa, con 2.617 empleados menos. Esto se debe a que fue el país más poblado, y por tanto con mayores plantillas, entre los que vieron retroceder el número de trabajadores de extinción de fuegos. Le siguieron Suecia (1.587 bomberos menos), Bélgica (910 menos), Portugal (779), Croacia (436) y Chipre (159). En términos relativos, la caída de España fue la cuarta mayor, con un retroceso del 6,2%. La peor cifra es la de Suecia, con una bajada del 22,8%.

En el otro lado de la balanza está Polonia, con un acelerón de 35.625 bomberos en 2023 a 49.025 en 2024, un aumento del 38%. También crece la plantilla en el resto de grandes países de la Unión Europea: Italia (de 37.205 a 43.455, un 17% más), Alemania (de 60.740 a 65.723, un 8% más) y Francia (de 47.727 a 51.826, un 9% más). Eurostat desglosa los datos para 19 países del bloque comunitario.

La serie estadística permite remontarse hasta 2021. Respecto a entonces, España ha ganado 2.756 bomberos, un alza del 7,5%. Es un avance parecido al que experimentó la media de la Unión Europea (6,9%), pero queda lejos de los países que más crecen. De nuevo sobresale Polonia (69,6%), seguida de Croacia (65,5%) y República Checa (48,9%). Países Bajos (25,7%), Francia (16,3%) e Italia (10,2%) también mejoran los datos de España. En el lado contrario, retrocede con fuerza el número de bomberos en Rumania (-19%), Hungría (-21,7%) y Lituania (-28,3%).

Otra variable interesante es el peso de los bomberos en cada mercado laboral. Esta no es una ratio perfecta, ya que un país muy denso y con poca superficie forestal puede necesitar menos bomberos que otro menos poblado y con más territorio que vigilar. Sin embargo, no deja de ser una medida interesante para cuantificar el músculo contra los incendios.

Con esa vara de medir, las proporciones más altas se registran en Croacia (4,5 bomberos por cada 1.000 empleados), Grecia (4,1) y República Checa (3,4). España, el segundo país con más masa forestal de la Unión Europea, empata con el promedio europeo con 1,8 bomberos forestales por cada 1.000 trabajadores. Es un nivel similar al de Francia, pero queda por detrás del vecino peninsular, Portugal, con 2,5 bomberos por cada millar de empleados.

Salarios bajos

La peligrosidad que asola a los bomberos forestales convive con condiciones laborales paupérrimas, según denuncian los sindicatos. Un estudio de UGT ilustra la escasez de los salarios, muy heterogéneos en función de la comunidad autónoma: los bomberos forestales de tierra (los que se enfrentan a los incendios desde el terreno) cobran 18.000 euros brutos al año en Canarias, cerquísima del salario mínimo interprofesional (16.576). La situación es parecida para esos mismos profesionales en Castilla y León (18.200), Murcia (19.000), Aragón (19.200) y la Comunidad de Madrid (20.000).

“Los salarios no compensan”, opina Carlos Martín, coordinador de los bomberos forestales de CC OO. “Es un trabajo de mucho riesgo, con modificaciones imprevisibles de jornada, de gran esfuerzo físico, sin estabilidad a lo largo del año, con exposición a sustancias peligrosas, en el que a menudo duermes fuera de casa... Por eso quedan muchas plazas sin cubrir”, agrega este sindicalista. La patronal contrapone que “las condiciones laborales se corresponden con las que la legislación laboral de aplicación a cada colectivo aplica”. “En extinción de incendios un peón especialista puede llegar a cobrar 3.500 euros al mes”, asegura Duralde.

Martín cree que la delegación de competencias de emergencias a las comunidades autónomas resulta en gestiones muy distintas en función del territorio. Opina que una de las peores es la de Castilla y León, precisamente la autonomía más extensa y que más incendios sufrió este verano. “Una parte de la plantilla está en la empresa pública, otra en varias empresas privadas, otra es personal laboral, refuerzos que dependen de ayuntamientos... Es un popurrí, cada uno con sus propias condiciones y estructura”. Para visibilizar el enfado con la situación general y la gravedad específica que aprecian en Castilla y León, CC OO y UGT han convocado un gran manifestación este miércoles 24 de septiembre en Valladolid, motivo de la rueda de prensa del pasado jueves en Madrid.

Martín cree que la situación también es especialmente negativa en Murcia o en la Comunidad de Madrid, donde también participa el sector privado. El reverso, en su opinión, es Cantabria, “que apuesta por la gestión directa, con una estructura de organización buena y un dispositivo estable durante todo el año; no es un modelo precario, como el de otras autonomías”. Según el estudio de UGT, los bomberos forestales de tierra cántabros cobran 28.000 euros al año, 10.000 más que los canarios. Los dos sindicatos defienden una gestión 100% pública, “de forma que no se haga de los incendios un negocio”, agrega el especialista de CC OO.

Duralde defiende que el “mejor modelo posible” para la prevención y extinción de incendios forestales “es el de la colaboración público-privada, con la participación de las empresas forestales, que aportan calidad, eficiencia e innovación, siempre en coordinación con las diferentes administraciones”. Pone como ejemplo de estos modelos a la Comunidad de Madrid, Murcia o Castilla y León, esta última la autonomía que los sindicatos señalan como paradigma de prevención y extinción de incendios fallidas.

A la vez, el experto de CC OO subraya la importancia de la estabilidad en el empleo y la profesionalización del sector para mejorar las labores de prevención y extinción. “No podemos funcionar con empleados temporales contratados cuatro meses, que echen 14 o 18 horas en un día, sin tiempo de descanso y pernoctas. No tiene razón de ser y nos pone en peligro a todos”, comentó García, de UGT, la semana pasada.

El sindicalista insiste en la “necesidad” de lo que llama “vacunar los montes” en invierno. Es decir, desarrollar el trabajo preventivo. Ello ayudaría, según el responsable de UGT, a reducir drásticamente el número de hectáreas quemadas cada verano: “Este verano rozamos las 400.000. Tenemos que remontarnos a 1994 para encontrar datos peores. Algo está cambiando y tenemos que responder”. Los dos sindicatos reclaman un pacto de Estado frente a la emergencia climática.

“El problema es que no se invierte en gestión forestal, que incluye la prevención de incendios”, añade el jefe patronal. En su opinión, “una mayor prevención no es sinónimo de más medios o personal; es una mayor y mejor gestión del combustible del monte, buscando estructuras forestales más resilientes ante las consecuencias previstas por el calentamiento global y mejor preparadas para reducir la propagación de un incendio forestal”, concluye.

Jubilación anticipada para los bomberos forestales

El Gobierno cumplió la semana pasada una deuda histórica con los bomberos forestales. El Consejo de Ministros aprobó los coeficientes reductores para este colectivo profesional, de manera que cada año trabajado cuenta como un periodo más largo y podrán acceder antes a la jubilación. "El bombero forestal podrá anticipar el acceso a la jubilación hasta un máximo de cinco años de lo que le correspondería a su edad ordinaria de jubilación. Es decir, un trabajador que pudiese jubilarse a los 65 años, como máximo podrá anticipar su edad de jubilación a 60 años. A modo de excepción, se podrá anticipar hasta seis años en el caso de quienes acrediten un periodo de cotización de 35 años de actividad como bombero forestal", explica el Ministerio de Seguridad Social.

La responsable del departamento, Elma Saiz, indicó que "los duros y dolorosos acontecimientos del pasado verano han evidenciado que un sistema público fuerte es lo que salva, protege y une, y que España necesita un cuerpo de bomberos fuerte, estable y protegido". Otros colectivos están pendientes de esta herramienta para jubilarse antes, que decidirá un equipo del ministerio en base al número de bajas, su duración y siniestralidad en cada actividad. Los sindicatos de la construcción ya han reclamado los coeficientes reductores oficialmente y los del transporte, junto a la patronal, han manifestado su intención de hacerlo.

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