Las mujeres solo ocuparon el 45% del mercado laboral sénior en 2023, pese a ser más de la mitad
La brecha de género entre trabajadores mayores de 55 años en España está marcada por salarios más bajos y roles de cuidado, según la Fundación Mapfre
En un contexto de envejecimiento poblacional acelerado, la igualdad de género en el mercado laboral español sigue siendo un desafío y las mujeres mayores de 55 años representan uno de los colectivos más afectados, según el IV Mapa de Talento Sénior publicado este martes por la Fundación Mapfre. El fuerte crecimiento de la población mayor tiene predominancia femenina, de los 3,5 millones de nuevos sénior en 2022, 1,8 fueron mujeres. Sin embargo, hasta 2023, el 55% de los 4,4 millones de ocupados mayores de 55 años eran hombres, que siguen siendo mayoría aunque el porcentaje que ha bajado 10 puntos desde 2008. En este sentido, el informe reconoce que existe “una progresiva feminización del mercado laboral de mayores”, pero también alerta de la precariedad que todavía enfrenta este colectivo de mujeres, con salarios son significativamente más bajos y mayores barreras para emprender.
Pese a que el estudio no incluye explícitamente la edad promedio de jubilación por sexo, hace evidente que las trabajadoras de mayor edad están más expuestas a circunstancias que las empujan a abandonar el mercado laboral de forma anticipada. Uno de los principales factores que explica la menor participación femenina es su función como cuidadoras. Según el informe, un 51,5% de los encuestados afirma que muchas de las mujeres mayores de 55 años de su entorno dedican una fracción importante de su tiempo a los cuidados de familiares, ya sean hijos, personas dependientes o parientes más longevos.
El estudio también pone en relieve que el nivel de cualificación de las trabajadoras sénior es superior. Alrededor de un 40% de las mujeres ocupadas en la franja de edad analizada tiene estudios universitarios. Pese a ello, la brecha salarial de género en el colectivo sénior a partir de los 65 años es del 27%, según datos de Eurostat recogidos por la Fundación Mapfre. Ese porcentaje ha retrocedido casi 17 puntos desde 2016, pero continúa siendo significativo. En el siguiente tramo de edad, de 55 a 64 años, la diferencia entre los entre los salarios medios de los trabajadores y trabajadoras se sitúa en el 14,4%. Ambas cifras se traducen en pensiones más bajas, lo que pone en riesgo la estabilidad económica de las afectadas a largo plazo.
Las trabajadoras sénior a menudo se ven relegadas a empleos en sectores tradicionalmente feminizados, como sanidad, educación y hostelería. Por su parte, ellos se ocupan de manera prioritaria en las industrias manufactureras, la construcción y el transporte. Asimismo, las mujeres con más de 55 años tienen preponderancia en el empleo a tiempo parcial: el 18% de ellas trabaja bajo esta modalidad, frente al 5% de los hombres.
En términos de liderazgo, las diferencias se hacen más evidentes. Hay dos veces y media más hombres que mujeres sénior en puestos directivos. Esta falta de representación en la toma de decisiones perpetúa la desigualdad y priva a las empresas del valor añadido que estas mujeres pueden aportar, alertan los expertos.
El emprendimiento: una puerta estrecha
Si bien el trabajo como autónomas podría ser una alternativa para las mujeres mayores que enfrentan barreras en el empleo tradicional, los datos del informe revelan que esta opción tampoco está libre de desigualdades. El estudio señala que hay casi el doble de hombres sénior trabajando por cuenta propia (673.000 hombres frente a 365.000 mujeres).
El emprendimiento sénior medido por la tasa de la actividad emprendedora (TEA) —que valora todas las iniciativas emprendedoras de menos de tres años y medio de vida que existen en un país— es menor en las mujeres que en los hombres, advierte el estudio. Sin embargo, el análisis longitudinal de 10 años muestra un gran incremento de la tasa TEA femenina en todos los tramos de edad.
El informe usa datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), referentes a 2019, para señalar la abrumadora brecha tecnológica. Llama la atención el bajo nivel de desarrollo en este aspecto de los emprendimientos de mujeres sénior. Del total de proyectos emprendidos por mayores con un nivel tecnológico medio o alto, el 91,3 % los han hecho hombres y solo un 8,7%, mujeres, aunque es verdad que en 2009 ellos acaparaban el 100%. Los expertos ponen énfasis en que los proyectos liderados por ellas tienden a ser más pequeños y tener menos alcance en términos de contratación y expansión.
La exclusión laboral de las mujeres no es solo un problema de igualdad, sino también un obstáculo en materia económica. Según estimaciones de la asociación ClosingGap incluidas en el informe, la brecha de género en el mercado laboral costó a la economía española hasta un 15,8% del PIB anual en 2022. Este impacto incluye tanto la pérdida de talento como los menores ingresos fiscales derivados de una participación laboral reducida. Advierten que, si no se toman medidas, se necesitarán 39 años para solucionar las desigualdades al ritmo actual de progreso.
Buenas prácticas y soluciones
A pesar del panorama desalentador, el informe identifica varias iniciativas internacionales que podrían servir de modelo para España. Cita empresas que han implementado programas de flexibilidad laboral y mentoría para mujeres sénior, o que han desarrollado estrategias de reclutamiento específicas para este colectivo.
Entre las recomendaciones más destacadas del informe se encuentran el fomento del trabajo autónomo con jornadas más flexible, así como implementar programas de capacitación y mentoría intergeneracional para que las mujeres sénior puedan adquirir nuevas competencias digitales. Los expertos también respaldan las bonificaciones fiscales para aquellas mujeres que deseen emprender a partir de los 50 años o para las empresas que contraten a trabajadoras de esta franja de edad.