La asignatura pendiente del empleo juvenil: reducir los trabajos a tiempo parcial

Casi ocho de cada 10 menores de 26 años no llega a recibir el equivalente al salario mínimo bruto anual por sus elevadas tasas de paro, temporalidad y parcialidad

Una trabajador de l'Alter llevando leña de naranjo a los fogones.Kike Taberner

Los jóvenes están entre los grupos más beneficiados por la última etapa de recuperación del empleo tras la pandemia y, en particular, por las medidas de la reforma laboral de 2022 para fomentar el empleo fijo. Pero, a pesar de las mejoras registradas por este colectivo en los últimos años, el informe Personas jóvenes: precariedad y dificultad de acceso a la vivienda elaborado por la asociación de jóvenes, Ruge, del sindicato UGT, apunta a que los trabajadores de menor edad “aún sufren con mayor severidad los estragos del desempleo y la temporalidad laboral, con tasas muy superiores a las del resto de la economía”. El informe, conocido este lunes, apunta sobre todo a una asignatura pendiente, que ha mejorado menos que el resto de condiciones laborales: la reducción de los trabajos a tiempo parcial.

Los datos estadísticos oficiales atestiguan todas estas afirmaciones: en junio pasado, el ritmo de creación de empleo de los menores de 30 años rozó el 5% anual, justo el doble de lo que creció la ocupación en general (2,5%), alcanzando un récord de jóvenes afiliados a la Seguridad Social de 3,32 millones.

La tasa de paro de este colectivo también ha descendido en mucha mayor media que el desempleo en la economía. En concreto, se ha situado en el 19,8% en el segundo trimestre de 2024, cinco puntos menos que en 2019, antes de la pandemia. Esta reducción es tres puntos superior a la registrada por la tasa de paro nacional (2,8 puntos hasta el 11,3%) en ese mismo periodo de tiempo. También el impacto de la reforma laboral ha sido mayor en los menores de 30 años, entre los que los contratos fijos han crecido un 102% y ya son el 41% del total de jóvenes cotizantes.

Al tiempo, la tasa de temporalidad de la afiliación juvenil presenta resultados positivos, ya que ha disminuido 17,8 puntos desde la entrada en vigor de la reforma, según las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA), que sitúan el nivel de parcialidad del colectivo casi en el 34%. Sin embargo, este recorte ha sido muchísimo menor en la parcialidad de los contratos, que solo ha caído dos puntos en el mismo periodo, situándose en casi el 26%, con lo que uno de cada cuatro jóvenes tiene un contrato con jornada parcial, lo que supone 12 puntos por encima de la tasa general de la economía.

Es más, si se desciende al detalle de los grupos de edad, desde la reforma laboral, la parcialidad ha caído al 16,4% entre los que tienen 25 y 29 años, pero ha crecido al 36,4% entre aquellos que tienen de 20 a 24 años y ha subido también al 57% en los más jóvenes (de 16 a 19 años).

Estudiar o no encontrar trabajo a tiempo completo

Para entender por qué el empleo a jornada completa no gana más terreno al parcial entre los jóvenes hay que responder a los motivos por los que tienen una jornada reducida. Las dos principales razones son: porque quieren compaginarlo con sus estudios (en el 42,4% de los casos, algo que hace 10 años solo afectaba al 19% de los jóvenes); y por no haber encontrado trabajo a jornada completa (también un 42,3% frente al 68% que respondía esta opción 10 años antes).

Para los autores del estudio, ambas razones, en cualquier caso, “dan buena cuenta de la precarización a las que se han visto sometidas las condiciones de vida de la población juvenil”. En el caso de tener que trabajar y compaginar estudios, esto ocurre ahora en mayor medida debido a que el aumento del coste de la vida hace que cada vez sea más difícil para las personas más jóvenes dedicarse en exclusiva a la formación. Mientras que más de la mitad de la población de 25 a 29 años no ha encontrado un empleo a tiempo completo y debe conformarse con uno a jornada parcial. “Esto conlleva una merma de recursos económicos incompatibles con la emancipación y la realización de proyectos de vida a largo plazo”, apuntan en el estudio de UGT.

Precisamente, los sueldos son una pieza clave a la hora de que se produzca dicha emancipación. Según los datos del decil de salarios del empleo principal de la EPA de 2022 (último año disponible) los jóvenes recibían una retribución bruta media de 1.558,3 euros al mes en doce pagas, lo que supone un salario bruto que no llega a 18.700. Esta cantidad es un 27% inferior al salario medio de la población en su conjunto. Además, este grupo de trabajadores ha perdido dos puntos porcentuales de poder adquisitivo durante la crisis inflacionaria de 2021 y 2022. Si bien este recorte del poder de compra estuvo mitigado por un aumento del salario real, del 26%, debido al incremento del salario mínimo interprofesional del 26% en este periodo.

No obstante, todas las mejoras de condiciones laborales, en particular las relacionadas con la temporalidad, “no han tenido suficiente impacto como para mejorar significativamente el nivel de ingresos de las personas jóvenes”, insisten los autores de este informe. Por ello, el mayor nivel de paro, temporalidad y parcialidad que siguen teniendo los menores de 30 años explican que, según datos de la Agencia Tributaria, casi ocho de cada 10 personas menores de 26 años no alcancen el salario mínimo anual equivalente a tiempo completo (14.000 euros en 2022), un porcentaje que desciende al 40% para la población de 26 a 35 años.

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