El BCE prepara una pausa en las bajadas de tipos y mantiene el misterio sobre su próximo recorte

El foco se centra en las pistas que pueda dar Lagarde este jueves sobre nuevas rebajas en el precio del dinero

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una rueda de prensa en Fráncfort el pasado 6 de junio.Wolfgang Rattay (REUTERS)

El verano suele ser —con excepciones— un periodo de cierto sopor para los mercados financieros. Los niveles de negociación bajan en los parqués. Y con la estampida vacacional de inversores, se va también parte de la liquidez. El Banco Central Europeo no parece dispuesto a generar sobresaltos que alteren esa placidez estival en la reunión de su Consejo de Gobierno de este jueves: todo apunta a que mantendrá intactos los tipos de interés en el 4,25%.

La institución con sede en Fráncfort movió ficha en junio con su primer recorte del precio del dinero en ocho años, y prefiere no precipitarse y dejar correr el tiempo para asegurarse, datos en mano, de que nada se ha roto antes de bajar al siguiente escalón. El foco, por tanto, estará puesto en las pistas que pueda dejar su presidenta, Christine Lagarde, en torno a cuándo llegará la próxima rebaja, con buena parte de los analistas situando ese momento en septiembre y una minoría en octubre.

“El BCE no tiene prisa por recortar más los tipos, las decisiones seguirán tomándose reunión a reunión, y el flujo de datos de los próximos meses decidirá la velocidad”, afirma Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco, que se inclina por una nueva reducción en septiembre. La entidad, igual que el banco holandés ING, ve margen para dos recortes más este mismo año, aunque sin grandes aceleraciones, paso a paso. “Un recorte de 50 puntos básicos en una sola reunión es improbable, ya que las cifras de inflación muestran rigidez y los riesgos de recesión siguen siendo bajos”.

Este mismo miércoles se conoció que la inflación de la zona euro cerró junio en el 2,5%. Es una décima menos que en mayo, y apenas medio punto por encima del objetivo del BCE, pero la mejora sigue sin ser suficiente para que Fráncfort dé por zanjada la crisis inflacionista. Las subidas de precios se han desinflado más de ocho puntos desde los máximos de octubre de 2022, cuando la energía se disparó por la invasión rusa de Ucrania, pero en los últimos meses se percibe cierto estancamiento. Las referencias a la última milla de la inflación como la más dura de recorrer son frecuentes desde el BCE, con una cautela que el sector favorable a una relajación más veloz del precio del dinero considera exagerada, teniendo en cuenta además que las bajadas de tipos tardan meses en trasladarse a la economía.

El BCE cuenta con sus propios argumentos para hacer una pausa en los recortes. Los salarios crecieron a un ritmo cercano al 5% en el primer trimestre. La inflación del sector servicios continúa elevada, en el 4,1%, la misma que en mayo, y su desescalada está siendo un quebradero de cabeza agravado por algunos grandes eventos del verano, como los megaconciertos de Taylor Swift, la Eurocopa de fútbol y los Juegos Olímpicos. Esos acontecimientos contribuyen a encarecer los precios de la hostelería y la restauración, como señala Kevin Thozet, de Carmignac. ”Los Juegos Olímpicos de París podrían añadir más de 10 puntos básicos al IPC en julio y agosto, y es probable que la gira europea de Taylor Swift contribuya al aumento de los precios. El año pasado, la gira de Beyoncé añadió entre 0,2 y 0,3 puntos porcentuales a la inflación sueca”, recuerda.

Por eso, aunque Lagarde se permitió dar alas al optimismo al señalar que la inflación va “en la buena dirección” durante el reciente encuentro de banqueros centrales en la localidad portuguesa de Sintra, y el euríbor tocó este miércoles mínimos anuales, la reacción no está siendo visceral al tocar los tipos. La teoría dice que una financiación más cara desincentiva la inversión y ralentiza la economía, pero sin recesión a la vista y con un mercado laboral boyante que mantuvo en mayo el desempleo en mínimos históricos del 6,4% en la zona euro, la presión para actuar es más manejable, y en la última reunión el banco rechazó comprometerse “con ninguna senda concreta de tipos”, algo que está por ver si mantiene.

A favor de la continuidad de las bajadas de tipos juega que uno de los obstáculos que entorpecía el cambio de rumbo del BCE, la mayor tardanza de la Reserva Federal estadounidense en acometer sus propios recortes del precio del dinero, parece haberse diluido. La semana pasada el mensaje de su presidente, Jerome Powell, en el Senado, reafirmó las esperanzas de un primer movimiento en septiembre, lo cual difumina el riesgo inflacionista de un euro más débil frente al dólar.

También existe expectación por ver si Lagarde hace finalmente algún comentario sobre la delicada situación política en Francia, el país del que fue ministra de Finanzas, tras unas elecciones legislativas que llevó su prima de riesgo a máximos de 2012. “Esta reunión va a tener lugar después de las elecciones francesas, y aunque todavía tenemos cierta incertidumbre en torno a la composición del próximo gobierno francés y las perspectivas de la política fiscal, no descartamos ver a Lagarde hablando o enfrentándose a preguntas sobre qué podría hacer el BCE para proteger los bonos soberanos franceses y bajo qué circunstancias”, dice Guillermo Uriol, de Ibercaja gestión.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En