Jordi Gual: “Es lógico que los países frugales no se fíen de los manirrotos”
El economista, expresidente de CaixaBank, defiende en un ensayo la importancia de la confianza como sustento del actual sistema de mercados
Jordi Gual (Lleida, 1957) sorprendió a todos en 2016 cuando se convirtió en presidente de CaixaBank, que dejó tras la fusión con Bankia, para liderar CaixaVida. Pero este doctor en Economía por las universidades de Barcelona y Berkeley, es sobre todo profesor, ahora en IESE, aunque ahora se ha aventurado a escribir una suerte de ensayo sobre lo que mueve el mundo, Confiar no tiene precio.
Pregunta. Así, ¿la econom...
Jordi Gual (Lleida, 1957) sorprendió a todos en 2016 cuando se convirtió en presidente de CaixaBank, que dejó tras la fusión con Bankia, para liderar CaixaVida. Pero este doctor en Economía por las universidades de Barcelona y Berkeley, es sobre todo profesor, ahora en IESE, aunque ahora se ha aventurado a escribir una suerte de ensayo sobre lo que mueve el mundo, Confiar no tiene precio.
Pregunta. Así, ¿la economía es emoción?
Respuesta. La emoción juega un papel muy importante, y pasa por encima de la razón. No solo por cuestiones materiales, sino porque nos movemos por nuestra dignidad, nuestras emociones, nuestro sentimiento de pertenencia. La gente busca su bienestar, pero también el de los otros y sobre ese altruismo, sobre esa generosidad, nace la confianza en la economía de mercado.
P. Si el capitalismo no funciona sin confianza, ¿en qué estado de salud se encuentra la economía de mercado?
R. El capitalismo es un sistema de éxito, lo han adoptado incluso países autocráticos, por no decir dictatoriales, como podría ser China. Por lo tanto, goza de buena salud, en el sentido de que hay un reconocimiento planetario a que es un potente mecanismo para generar riqueza y bienestar.
P. ¿Y cómo se puede confiar en un sistema que cada vez genera más desigualdad?
R. El sistema de libre mercado es muy potente para generar riqueza, pero no necesariamente la distribuye bien. Aunque después de los impuestos y de las prestaciones del estado del Bienestar, el sistema corrige esa desigualdad. Lo que pasa es que el malestar de la población continúa presente, lo que me lleva a pensar que en algunos países el gasto público va orientado a mantener el voto de determinados colectivos. Sería importante que hubiera rendición de cuentas para ver cómo se gasta el dinero público.
P. ¿En qué países hay mayor fe en el Estado?
R. Donde hay más confianza es en aquellos países que administran bien la suma de ingresos y gastos. En cambio, los países manirrotos son los que no tienen nunca suficiente y siguen gastando. Es lógico que los países frugales no se fíen de los manirrotos en la creación de una unión fiscal europea. La confianza se teje cumpliendo compromisos.
P. ¿Es más fácil confiar en países ricos?
R. Los países frugales son ricos porque son frugales, no son frugales porque sean ricos. La buena administración de la cosa pública les ha llevado a su nivel de bienestar. Tienen gasto social, pero no simplemente para contentar a sus electores.
P. ¿La capacidad de las multinacionales de desbordar a los países no juega en contra de esa confianza sobre el capitalismo?
R. Eso es un mito. El poder de los Estados es dominante. Estoy de acuerdo acerca del poder que tienen Microsoft, Google, Amazon y Apple, pero los Estados tiene poderes para romper ciertos comportamientos abusivos.
P. ¿Por qué está en contra de los bajos tipos de interés?
R. Se han mantenido demasiado bajos durante demasiados años, lo que ha provocado adicción a la deuda y que los inversores busquen, en vez de proyectos productivos, burbujas, activos que saben que están subiendo alimentados por la política monetaria, pero no en activos productivos.
P. Dice que el bitcoin pretendía romper con el dogma de la confianza.
R. Es un ejemplo perfecto de unos señores que crean un sistema de transacciones en el que no sea necesaria la confianza con la persona con quien comercias ni con el sistema. Nació después de estallar una burbuja espectacular que había generado el sistema financiero, lo que era una semilla de la desconfianza. Los creadores del bitcoin no se dieron cuenta de una cosa: Una transacción económica sin confianza no funciona. Quien me vende algo tiene una responsabilidad hacia mí. Para la sociedad, la transacción pura de mercado no lo es todo. Y los del bitcoin, de hecho, han llamado a lo peor de la condición humana, porque cuando hay anonimidad, cuando no sabes con quien comercias, quien va hacia ese lugar no tiene escrúpulos.
P. ¿Cree que hay confianza en la política?
R. Dentro de las instituciones públicas se confía más en la policía, en el sistema judicial y la Administración… y se confía menos en los partidos. Cuesta mucho confiar en el partido que no has votado, pero si además el tuyo no ha sido exitoso en sus políticas, todavía baja más el nivel de confianza. Y si además hay corrupción, abuso de poder, falta de transparencia… eso deprime todavía más la confianza.
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