Alemania exige reglas fiscales obligatorias para todos los miembros de la UE: “La propuesta de la Comisión no es suficientemente buena”
Sven Giegold, secretario de Estado de Economía, insiste desde Madrid en la necesidad de fijar criterios cuantitativos para reducir la deuda y recalca la conveniencia de cerrar un acuerdo este año
Sven Giegold ha podido confirmar en su corta visita a Madrid la cercanía entre los gobiernos de Alemania y España. El secretario de Estado de Economía y Acción Climática —el superministerio que Los Verdes se aseguraron en el tripartito con los socialdemócratas y los liberales— destaca la coincidencia que ha encontrado con sus interlocutores españoles en asuntos como la apuesta por las energías renovables y la conectividad eléctrica de la península Ibérica y la lucha contra el calentamiento global. Pero hay un tema muy importante en el que Berlín y Madrid chocan: la reforma de las reglas...
Sven Giegold ha podido confirmar en su corta visita a Madrid la cercanía entre los gobiernos de Alemania y España. El secretario de Estado de Economía y Acción Climática —el superministerio que Los Verdes se aseguraron en el tripartito con los socialdemócratas y los liberales— destaca la coincidencia que ha encontrado con sus interlocutores españoles en asuntos como la apuesta por las energías renovables y la conectividad eléctrica de la península Ibérica y la lucha contra el calentamiento global. Pero hay un tema muy importante en el que Berlín y Madrid chocan: la reforma de las reglas fiscales que en los próximos meses debería cerrar los Veintisiete. Bruselas, en este caso, está alineada en contra de las tesis de la mayor potencia económica del continente. Fuentes del Ejecutivo comunitario tildaron recientemente la propuesta alemana como “una camisa de fuerza” o “recetas del pasado”.
Giegold, que durante 13 años fue un combativo eurodiputado crítico con la gestión de la crisis financiera de la década pasada, se ve ahora obligado a navegar entre dos aguas. Como miembro del Gobierno, tiene que defender los pronunciamientos de Christian Lindner, líder de los liberales y ministro de Finanzas, responsable de negociar en Bruselas las reglas fiscales. Pero, al mismo tiempo, insiste en la importancia de que Alemania —a diferencia de épocas pasadas— esté ahora dispuesta a reformar unas reglas que llevan congeladas desde la pandemia del coronavirus. Así que Giegold llega a España con un discurso del palo y la zanahoria.
Exhibe el palo con la exigencia de fijar criterios cuantitativos a los que Bruselas deba atenerse, al margen de conveniencias o simpatías políticas. “Somos escépticos sobre unas reglas que dependan demasiado de la relación bilateral entre la Comisión Europea y los Estados miembros. Porque tenemos la experiencia de que estas no se aplican con la misma dureza a todos. Necesitamos indicadores cuantitativos, que sean obligatorios y que impidan que las normas sean más o menos estrictas en función del país del que se trate. Las reglas deben atar a las instituciones y no permitir total flexibilidad”, asegura este martes en el jardín del Goethe-Institut de Madrid.
Hay un segundo tema que preocupa a Giegold: la alta deuda pública que arrastran muchos países de Europa; y la necesidad de embridarla. “Necesitamos Estados que puedan actuar ante los retos del futuro. El porcentaje de deuda sobre el producto interior bruto debe caer”, asegura. En este punto coincide con el halcón Lindner, con el que comparte Gobierno: “La propuesta de la Comisión Europea no es aún lo suficientemente buena”. E insiste en lo beneficioso que sería para todos alcanzar un acuerdo este año, antes de que venza el plazo que se dio la UE para poner en suspenso el Pacto de Estabilidad y Crecimiento: “En ese caso, no habría razón para interrumpir las reglas existentes”.
Hasta aquí el tono de dureza. Pero la zanahoria no se hace esperar. Giegold insiste en que la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales se desmarca de discursos ultraortodoxos que Berlín ha exhibido en el pasado, como cuando en la década pasada la entonces canciller Angela Merkel capitaneó la respuesta europea a la crisis del euro. “Este Gobierno está mucho más abierto a discutir estos temas que el anterior”, asegura. Al decirle que, a veces, al escuchar a Lindner no parece eso tan claro, responde: “Lo sé, pero a veces se presta demasiada atención al tono, en lugar de a la sustancia. La sustancia es que ahora Alemania no quiere reglas fiscales más estrictas. Es un paso adelante”.
Y añade una frase que da a entender que Los Verdes han aceptado tragarse el sapo de un discurso duro en asuntos fiscales —un ministerio en manos de los liberales— a cambio de hacerse fuertes en otras políticas como las climáticas: “En las negociaciones para formar Gobierno, el socio que asume un determinado ministerio tiene más margen para impulsar sus convicciones”.
Evitar la recesión
Al margen del debate sobre las reglas fiscales, Giegold trata de deshacer lo que él considera un “malentendido”: la idea del paso atrás en la lucha contra el cambio climático que ha dado Alemania al deshacerse de la energía nuclear, pero a costa de recurrir más al carbón. “Hemos conseguido acabar con la dependencia energética de Rusia. Y, para sorpresa de muchos, lo hemos hecho evitando la recesión. Este año la economía alemana crecerá un 0,8%. Y mantenemos nuestro objetivo de llegar 2030 con un 80% de consumo de energías renovables”, explica en la reunión organizada por la Embajada para un grupo de periodistas españoles.
El motor franco-alemán muestra síntomas de agotamiento en la UE. El canciller Olaf Scholz y el presidente Emmanuel Macron han mostrado en los últimos meses sonoros desencuentros. La muestra más clara se produjo el pasado otoño, cuando se suspendió a última hora un consejo de ministros conjunto. Giegold no desmiente estos roces, pero les resta importancia: “La historia europea es una suma de conflictos franco-alemanes. Es un malentendido pensar que alguna vez hubo una historia de amor sin controversias. Francia y Alemania no pueden liderar Europa. Hoy todavía menos que en el pasado. Necesitamos a los 27 socios de la UE. Espero que España use la próxima presidencia semestral para liderar Europa”.
Giegold insiste en resaltar la buena sintonía entre Scholz y el presidente Pedro Sánchez. Pero, ¿qué ocurriría si las elecciones de este año acabaran con un cambio de inquilino en La Moncloa? ¿Teme que esta sintonía pueda dañarse con un giro a la derecha en el Gobierno español? “Estoy convencido de que la cercanía entre España y Alemania está basada en convicciones similares de los ciudadanos, no solo en mayorías parlamentarias”, concluye.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal