Fedea sostiene que el mecanismo corrector de las pensiones es insuficiente y que se debería activar ya

El think tank Fedea sostiene que la nueva reforma de las pensiones “aumentará mucho más el gasto que los ingresos por cotizaciones”, condenando al sistema a un déficit “importante y rápidamente creciente al menos de 2030 en adelante”. La cláusula que se ha introducido de cierre del sistema, que se activa en 2025 con una subida de cotizaciones automática si se calcula que en el futuro no se cumplen las previsiones...

El think tank Fedea sostiene que la nueva reforma de las pensiones “aumentará mucho más el gasto que los ingresos por cotizaciones”, condenando al sistema a un déficit “importante y rápidamente creciente al menos de 2030 en adelante”. La cláusula que se ha introducido de cierre del sistema, que se activa en 2025 con una subida de cotizaciones automática si se calcula que en el futuro no se cumplen las previsiones de ingresos y gasto, es considerada insuficiente: “Limitará la magnitud del problema, aunque sin terminar de arreglarlo”, concluye. Es más: la reforma nace ya incumpliendo, según Fedea, porque a día de hoy debería activarse este ajuste automático. De acuerdo con sus números calculados a partir del Informe de Envejecimiento de la Comisión Europea, implicaría un incremento del tipo de cotización de entre tres y cuatro puntos. “Pone en cuestión la propia lógica de una reforma que necesitaría correcciones importantes desde el mismo momento de su aprobación”, dice el informe.

El documento, elaborado por el director ejecutivo de Fedea, Ángel de la Fuente, compara sus estimaciones con las del Ministerio de Seguridad Social. Mientras que el Gobierno contempla que el déficit de las pensiones subirá en un punto de PIB a 2050, el think tank, dependiente del Banco de España y financiado por empresas del Ibex 35, calcula que el deterioro de las cuentas ascenderá a unos 3,6 puntos. Estas diferencias obedecen fundamentalmente a que el Ministerio considera que el gasto escalará en unos 2,5 puntos del PIB frente a los 5 puntos que estima Fedea. Los dos coinciden en que volver a actualizar las prestaciones con el IPC y suprimir el factor de sostenibilidad elevan el gasto en unos 3,5 puntos de PIB. Pero las diferencias proceden de las distintas valoraciones que se hacen de las medidas para alargar la vida laboral y sobre los autónomos. Las proyecciones del Ministerio sobre esas dos iniciativas “se basan en hipótesis poco plausibles”, apunta el documento.

La primera de esas hipótesis es que el 55% de los trabajadores retrasará su jubilación tres años de media de forma voluntaria. Para ello el Gobierno se basa en el refuerzo de los incentivos para demorar la vida laboral, ofreciendo un pago único o una mejora del 4% de la prestación por cada año trabajado más allá de la edad de jubilación. “Esta hipótesis se apoya en una lectura muy optimista de una encuesta del Ministerio que convendría tratar con más precaución”, afirma. Fedea admite en sus cálculos una proyección, que ya considera “muy optimista”, de que el cien por cien de los trabajadores se jubile un año más tarde. Pero incluso dando por buena la idea de que la mitad de los trabajadores se jubile tres años más tarde, los ahorros por este hecho estarían “sobreestimados”. Dado que el coste de todas las pensiones que entran nuevas al año está en 0,5 puntos de PIB, y que jubilarse el 55% tres años más tarde es como jubilarse todos 1,7 años más tarde, el ahorro entonces solo podría ser del 0,85% del PIB y no del 1,6% como esgrime el Ejecutivo. Además, los incentivos harían que a la larga también hubiera más gasto, algo que, según Fedea, el Ministerio olvida.

También se olvida, según Fedea, de los mayores costes que supondrá a largo plazo la reforma de las cotizaciones de autónomos al elevar las prestaciones. En cualquier caso, equiparar las cotizaciones de los trabajadores a cuenta propia con las de los asalariados conllevaría una subida superior al 80%, “a la que cabría esperar una cierta resistencia”, explica el informe.

El think tank hace una proyección de déficit que llama básico, en la que no incluye las nuevas transferencias de Hacienda a la Seguridad Social que se han justificado porque financian gastos impropios y que rondan los 20.000 millones de euros. Se trata así de aislar cuál es el esfuerzo que se está haciendo realmente para financiar el sistema. Incluso una vez aplicado el mecanismo corrector, este déficit básico sin las transferencias se dispararía al 5% del PIB en 2050, unos 65.000 millones de euros calculados con el PIB actual. Y en el promedio entre 2022 y 2050 el desfase presupuestario sería del 3,2% del PIB. De ahí que afirme que sea insuficiente para corregir el desequilibrio. De todas formas, el gasto sobre PIB se irá al 17% en 2050, un nivel que estaría cinco puntos por encima de la media europea y que no alcanzaría ningún otro país de la UE durante las próximas tres décadas, según el Informe de Envejecimiento.

Fedea admite la incertidumbre sobre unas estimaciones que se hacen a 30 años y explica que el Informe de Envejecimiento podría cambiar sus proyecciones en la próxima publicación. Pero recuerda que en los dos últimos años ya ha habido importantes desviaciones al alza del gasto respecto a las previsiones del Ministerio. En cuanto a las proyecciones del Gobierno, Ángel de la Fuente afirma: “Ojalá sea así, pero mientras se materializan las buenas noticias convendría ser algo más prudentes. Una clara señal de alerta es que la reforma echa a andar ya necesitada de una corrección importante de acuerdo con el procedimiento de control que ella misma establece sobre la base del Informe de Envejecimiento más reciente”.

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