UBS captó 25.000 millones de euros en nuevos depósitos durante lo peor de la crisis de Credit Suisse
El mayor banco de Suiza ganó en el primer trimestre del año 933 millones de euros, la mitad que el año anterior, lastrado por las provisiones en EE UU
En plena tormenta por las dudas sobre su solvencia, el dinero de muchos clientes huyó nervioso de Credit Suisse. Y este martes se ha confirmado lo que ya se intuía: uno de sus principales destinos fue UBS, su gran rival. El primer banco del país helvético ha presentado los resultados del primer trimestre. En ellos, detalla unas ganancias de 933 millones de euros, un 52% menores que el año pasado. Las cuentas, sin embargo, no...
En plena tormenta por las dudas sobre su solvencia, el dinero de muchos clientes huyó nervioso de Credit Suisse. Y este martes se ha confirmado lo que ya se intuía: uno de sus principales destinos fue UBS, su gran rival. El primer banco del país helvético ha presentado los resultados del primer trimestre. En ellos, detalla unas ganancias de 933 millones de euros, un 52% menores que el año pasado. Las cuentas, sin embargo, no indican un grave retroceso del negocio, porque están condicionadas por las provisiones de 600 millones de euros para cubrir costes legales relacionados con hipotecas en Estados Unidos, y se comparan con 2022, cuando la entidad obtuvo su beneficio más alto desde la Gran Recesión.
Más allá de los grandes números, la atención se centra en los efectos de la absorción de Credit Suisse, anunciada de manera urgente el pasado marzo tras un fin de semana de reuniones frenéticas en el que se evitó in extremis la caída del segundo banco del país. Pese a que la integración aún no se ha culminado —UBS señala que se cerrará en este segundo trimestre—, sí se han dejado sentir sus efectos colaterales. UBS captó en los primeros tres meses del año unos 25.000 millones de euros en nuevos depósitos, de los cuales 6.350 millones llegaron en los diez días posteriores al rescate de Credit Suisse, un indicador de que la pérdida de fiabilidad de su antaño contrincante, en medio de la marejada informativa acerca de su posible implosión, provocó un importante trasvase hacia UBS.
Ese fenómeno, el de las transferencias masivas de fondos de bancos en problemas a otros más grandes, y por tanto percibidos como menos susceptibles de quebrar, también se ha producido en EE UU, donde ya se ha constatado un flujo desde bancos regionales a grandes entidades como JPMorgan. En Suiza, UBS es considerado un refugio más seguro después de dejar atrás los problemas que precipitaron su rescate público en 2008, en plena crisis financiera, y acumular buenos resultados a lomos de un modo de hacer banca más conservador, que ahora buscan implantar en la rescatada Credit Suisse. “Tenemos la intención de reducir activamente el riesgo y el consumo de recursos del negocio de banca de inversión de Credit Suisse”, han señalado este martes.
La transacción ha supuesto un coste de 63 millones de euros en gastos de consultoría durante el primer trimestre, pero desde la entidad insisten en que acabará siendo rentable para sus accionistas y clientes. “Si bien reconocemos la magnitud y la complejidad asociadas con la integración y reestructuración de Credit Suisse, creemos que esta combinación presenta una oportunidad única para brindar un valor significativo a largo plazo”, defienden.
En Suiza preocupa el excesivo tamaño del banco, así como la pérdida de competencia, al pasar de dos a solo uno el número de grandes entidades. Desde UBS le dan la vuelta al argumento, y creen que el acuerdo les permitirá competir mejor con los grandes bancos internacionales. “Esperamos reforzar nuestra posición como banco universal líder en Suiza”, recalcan.
La adquisición de Credit Suisse se cerró por 3.000 millones de euros, muy por debajo del valor de mercado del banco en Bolsa en las últimas sesiones en que estuvo cotizando, lo cual ayudará a facilitar la digestión. También lo hará las cuantiosas líneas de garantías y liquidez desplegadas por las autoridades. Pero aún resta por solucionar una de las partes más dolorosas y potencialmente conflictivas del asunto: las decenas de miles de despidos que tiene pendientes de acometer UBS para adelgazar la estructura del nuevo gigante de la banca suiza.
Aunque la inestabilidad en torno a los bancos parece haberse aplacado en las últimas semanas, en UBS estiman que no se ha ido del todo, y puede afectar a su negocio. “La situación macroeconómica futura sigue siendo incierta, y aunque las preocupaciones sobre la estabilidad de los bancos han disminuido, no han desaparecido. Como resultado, los niveles de actividad de los clientes podrían permanecer moderados en el segundo trimestre de 2023″.
Tras la presentación de resultados, las acciones del banco caían un 2% mediada la sesión.
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