Baleares fijará el máximo de habitaciones que puede limpiar cada camarera de piso en los hoteles desde este verano

La medida, pionera en España, permitirá regular las cargas de trabajo de las más de 20.000 camareras de planta que trabajan en los establecimientos de la comunidad

Una camarera de piso trabajando en un Hotel de Camp de Mar, en 2019.CATI CLADERA (EFE)

Los hoteles de Baleares tendrán que estipular a lo largo de esta temporada alta turística el número máximo de habitaciones y de trabajo que sus camareras de piso pueden asumir sin poner en riesgo su salud. Para medir las cargas máximas, los establecimientos aplicarán una metodología pionera en España que ha sido diseñada por el Ejecutivo balear, en colaboración con los sindicatos y las patronales hoteleras, que impondrá un techo...

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Los hoteles de Baleares tendrán que estipular a lo largo de esta temporada alta turística el número máximo de habitaciones y de trabajo que sus camareras de piso pueden asumir sin poner en riesgo su salud. Para medir las cargas máximas, los establecimientos aplicarán una metodología pionera en España que ha sido diseñada por el Ejecutivo balear, en colaboración con los sindicatos y las patronales hoteleras, que impondrá un techo al trabajo diario de cada limpiadora y pone fin a una reivindicación histórica de este colectivo, que lleva años reclamando una regulación de las cargas de trabajo que se ven obligadas a soportar. La medida afectará a las más de 20.000 camareras de piso que desarrollan su trabajo en los hoteles de las islas y está incluida en el nuevo convenio de hostelería que entró en vigor el 1 de abril.

El primer paso para su implantación es la creación de un grupo específico en cada establecimiento, que desarrollará un análisis sobre los métodos de trabajo de las camareras de piso. Este grupo estará formado, de forma paritaria, por representantes de la empresa, de los trabajadores, empleados de los puestos de trabajo analizados y representantes de los servicios de prevención de riesgos laborales. El grupo tendrá que analizar al detalle el procedimiento que realiza el personal de limpieza de las habitaciones. En este punto se tendrán que tener en cuenta las características concretas del hotel, el tamaño de las habitaciones o el tipo de limpieza que se realiza, ya que no es lo mismo la habitual de mantenimiento de las habitaciones que la que se realiza cuando un cliente abandona el establecimiento y llega uno nuevo. También se tienen que tomar en consideración los recorridos que realizan las trabajadoras, el tipo de baño de las estancias o el material del que se valen para limpiar, como brazos telescópicos o camas elevables.

Con todos estos parámetros y una serie de mediciones, se fijará un número máximo de habitaciones que cada trabajadora podrá limpiar sin que perjudique su salud, considerando además los descansos mínimos y las necesidades personales. “El límite tiene que ser la salud. Hay que concretar la carga máxima antes de que afecte a la salud de las trabajadoras”, ha señalado el consejero de Trabajo, Turismo y Modelo Económico, Iago Negueruela, quien sostiene que la Inspección de Trabajo será la encargada de controlar la correcta aplicación de esta metodología, sancionando en caso de incumplimiento. Para el consejero, uno de los aspectos más importantes “es marcar el límite” en el que una trabajadora puede entrar en riesgo y que obligará al personal a parar.

Medida pionera

La medición de las cargas es una medida pionera a nivel estatal que pretende poner freno a la importante siniestralidad laboral que sufre el colectivo de camareras de piso, aquejado por enfermedades laborales como el síndrome del túnel carpiano, la bursitis y la epicondilitis, relacionadas con determinados movimientos repetitivos en brazos y manos o con posturas forzadas que tienen que adoptar para poder desarrollar su trabajo.

La presidenta de la asociación Kellys Unión Balear, que agrupa a este colectivo en las islas, celebra que la metodología impulsada en las islas permita ajustar las cargas en función del centro de trabajo. Para Sara García, no es igual el trabajo que realiza una camarera de piso en un hotel solo de adultos que en uno de clientela familiar o el que implica limpiar un centro de cinco estrellas en el centro de Palma con respecto a uno en la zona de ocio joven de Calvià. “Aún quedan cosas por reivindicar, como la jubilación anticipada o el reconocimiento de más enfermedades laborales, como la lumbalgia, que no está incluida. Pero vamos por buen camino”, celebra. La vicepresidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, María José Aguiló, ha destacado “el rigor, objetividad y desarrollo técnico” de la medida que cree que permitirá contribuir a una menor siniestralidad laboral en el sector.

La metodología para medir las cargas de trabajo se suma a otra importante iniciativa que ya está en vigor, como es la obligación de instalar camas elevables en los hoteles para facilitar el trabajo de las camareras de piso. El Gobierno regional dio un plazo de seis años a los establecimientos del archipiélago para cambiar alrededor de 300.000 camas en los hoteles de cuatro y cinco estrellas. La medida fue objeto de controversia política la semana pasada, cuando la presidenta del PP de Baleares y candidata a las elecciones autonómicas, Marga Prohens, calificó la iniciativa como “la mayor tontería en política turística de los últimos años”. Unas declaraciones que fueron contestadas por el colectivo de camareras de piso y por empresarios del sector, como la consejera delegada de la cadena hotelera Riu, Carmen Riu, quien respondió que las camas elevables “es lo mejor que se ha hecho en el sector”.

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