El sector servicios crece en España, pero la industria lastra el conjunto de la actividad empresarial
La amenaza de recesión disminuye en la zona euro, según el índice PMI
La inflación ha dado un respiro a la producción de las empresas de la zona euro. Pese a que aún no han vuelto a la senda del crecimiento, sí que consiguieron en diciembre frenar el ritmo de desaceleración de la actividad hasta niveles de julio pasado, cuando las cifras comenzaron a contraerse por primera vez, según el PMI, indicador publicado por S&P Global y que está considerado un termómetro del estado de salu...
La inflación ha dado un respiro a la producción de las empresas de la zona euro. Pese a que aún no han vuelto a la senda del crecimiento, sí que consiguieron en diciembre frenar el ritmo de desaceleración de la actividad hasta niveles de julio pasado, cuando las cifras comenzaron a contraerse por primera vez, según el PMI, indicador publicado por S&P Global y que está considerado un termómetro del estado de salud del sector privado. En España, el sector servicios volvió a crecer el mes pasado (hasta los 51,2 puntos; por encima de 50 puntos se considera que la actividad está en expansión y por debajo, en contracción), pero el índice compuesto de la actividad total nacional permaneció en terreno negativo (49,9 puntos), arrastrado por el mal dato del sector manufacturero.
La disminución de la presión sobre los precios, animada por unas tasas de inflación más moderadas, fue una de las principales causas que contribuyó en diciembre a frenar la caída de la actividad empresarial en el conjunto de la zona euro, según el informe publicado este miércoles. El índice que elabora mensualmente la firma británica pasó de los 47,8 puntos de noviembre a los 49,3 en diciembre en los países que comparten la moneda única. El último mes de 2022 dejó la actividad económica de la eurozona rozando el umbral de crecimiento. Por países, Alemania y Francia experimentaron ritmos de contracciones de la actividad total ligeramente más rápidos que Italia y España, aunque el informa apunta que, de todas formas, fueron modestos.
En España, el índice de actividad comercial del sector servicios comenzó a crecer tímidamente y se situó en los 51,2 puntos, impulsado por un aumento ligero en los volúmenes de pedidos y en las ventas. La mayor preocupación de los empresarios fueron, de nuevo, los precios, aún elevados pese al respiro de la inflación. Este buen dato no fue suficiente para contrarrestar la caída del sector manufacturero, que se quedó en los 46,4 puntos y lastró el resultado global de la actividad empresarial española. El índice compuesto de actividad total para España —una media ponderada del índice de producción del sector manufacturero y del índice de actividad comercial del sector servicios— se queda en 49,9 puntos.
Lo que más hizo sufrir a la industria el mes pasado, tanto en España como en la eurozona, fue la disminución de los pedidos, “particularmente pronunciada” en este sector. En Europa, el índice PMI del sector manufacturero se situó en diciembre en 47,8, frente a los 46 puntos de noviembre. Este dato supone su máxima en seis meses, lo que indica una ralentización progresiva en la contracción de la actividad. Por otro lado, hay dos factores que le han dado un respiro al sector industrial según el análisis de S&P Global: una relajación de las presiones inflacionistas y unas condiciones más estables en las cadenas de suministro.
Mejoran las perspectivas
Pese a que la actividad empresarial europea no termina de recuperar el crecimiento, la confianza empresarial mejora. “Las perspectivas han mejorado por las señales de alivio en las cadenas de suministro y de una marcada disminución de las presiones inflacionistas, así como una reducción de la preocupación por la crisis energética de la región”, apunta el economista de S&P Global, Chris Williamson.
Para 2023, el informe destaca tres factores que determinarán la estabilidad de la economía europea: los cambios en las políticas fiscales y monetarias, la respuesta de China al impacto del coronavirus y la influencia que esto puede tener en las cadenas de suministro y en el precio de las materias primas y el precio de la energía, cuyo precio puede estar sujeto a cambios bruscos debido a la guerra de Ucrania y a los movimientos de Rusia.