Los datos de paro, más vigilados que nunca

El PP y Fedea acusan al Gobierno de maquillar los registros retocando el número de fijos discontinuos, que no cuentan como desempleados aunque no trabajen

Operarios en la planta de economía circular de Renault en Sevilla.PACO PUENTES

Las estadísticas de paro registrado se encuentran en el centro de la polémica. Las dos últimas rebajas de octubre y noviembre (27.027 y 33.512 personas, respectivamente) han provocado que partidos políticos e instituciones económicas pongan en cuestión una contabilidad que evalúa mensualmente la salud del mercado de trabajo y, al mismo tiempo, los efe...

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Las estadísticas de paro registrado se encuentran en el centro de la polémica. Las dos últimas rebajas de octubre y noviembre (27.027 y 33.512 personas, respectivamente) han provocado que partidos políticos e instituciones económicas pongan en cuestión una contabilidad que evalúa mensualmente la salud del mercado de trabajo y, al mismo tiempo, los efectos de la reforma laboral. Son, precisamente, los cambios que ha introducido el nuevo marco normativo en la contratación —cuyo objetivo primario es reducir la temporalidad— los que han colocado en el disparadero a los fijos discontinuos, que han despegado en los dos últimos años, y cuyo registro se ha convertido en un arma arrojadiza.

Esta semana, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) cuestionó la rebaja de 27.000 personas en el número de desempleados de octubre, la más alta de la historia. Según el think tank económico, el resultado fue fruto de un cómputo anómalo y “no explicado” por parte del Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE) de los fijos discontinuos en situación de inactividad. Este grupo creció de manera inusual, denuncia la fundación, que considera que se ha procedido a traspasar a un nicho de trabajadores que anteriormente venían siendo clasificados de otra forma.

Los cálculos de Fedea para argumentar esta discrepancia se sostienen a la hora de cuantificar el paro efectivo y compararla con los meses anteriores. Esta variable, que emplean para tratar de esquivar el “ruido estadístico”, suma al número de desempleados (la cifra de paro registrado) el de los demandantes de empleo con relación laboral (donde se incluyen los fijos discontinuos inactivos). Después, al resultado de esta suma se le resta el total de trabajadores en ERTE (que tampoco cuentan como parados). Así, los datos de octubre arrojan un desfase de 160.000 personas.

Un balance que no comparten desde Trabajo, que vuelven a argumentar que la manera de contar los parados se lleva realizando de la misma forma desde hace casi 40 años. “El cómputo estadístico del paro registrado se realiza de acuerdo a lo establecido en la Orden de 11 de marzo de 1985, por la que se establecen criterios estadísticos para su medición”, indica una fuente del ministerio, que no entra a valorar ese supuesto trasvase de trabajadores de una categoría a otra.

“No hay duda alguna de la integridad de los datos, ni de la profesionalidad de los funcionarios, ni de los servicios públicos de empleo autonómicos, que son los que proporcionan los datos que permiten a Madrid o Andalucía decir que tienen buenas cifras”, ha indicado esta mañana, durante la presentación de los datos de noviembre, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Rey. “La manera de computar los fijos discontinuos es exactamente igual que siempre, y ni hay depuración ni elementos que alteren los registros estadísticos”, ha añadido.

Más dura ha sido en sus declaraciones la vicepresidenta y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien ha acusado al Partido Popular de “trumpismo” en materia laboral, al acusar al Gobierno de “maquillar” y “ocultar los verdaderos datos del paro”, como ha declarado la portavoz en el Congreso del PP, Cuca Gamarra. José Luis Escrivá también se ha manifestado en contra de estas acusaciones, que ha calificado de “un intento desesperado y angustioso por intentar ensuciar unos datos de empleo extraordinarios”, y ha recalcado que no se ha producido “ningún cambio” en como se computan los datos de afiliación. “Toda esta polémica es espuria, estéril y amplificada”, ha concluido.

Ventajas

Con la entrada en vigor de la reforma laboral, los fijos discontinuos se erigieron en la forma contractual más empleada para cubrir puestos temporales. El problema en su cómputo es más conceptual que contable. Antes de restringir la contratación temporal, los fijos discontinuos eran, estadísticamente, muy pocos. Sin embargo, ahora se han multiplicado por más de tres. La incoherencia que defienden quienes hablan de maquillaje, se ampara en que un trabajador fijo discontinuo en situación de inactividad cobra el paro, pero no cuenta como parado, porque se entiende que tiene una relación laboral indefinida. Sin embargo, cuando no está trabajando no cuenta como afiliado.

La principal diferencia de esta modalidad contractual respecto a la anterior tiene que ver con que en el momento en el que el trabajador concluya con su tarea y pase a situación de inactividad, tendrá derecho a cobrar el paro. Además, deberá ser llamado nuevamente por su empleador una vez que comience un nuevo ciclo de trabajo, y en caso de que la relación laboral concluya y sea despido, tendrá derecho a cobrar una indemnización. Se entiende que es una relación indefinida en la medida en la que el empleado tiene asegurado trabajar, aunque no de forma continuada.

En noviembre se firmaron 212.947 contratos fijos discontinuos, 47.000 menos que en octubre. Esta ralentización en la contratación es fruto de la transformación que muchos contratos temporales han venido experimentando con la reforma laboral. Y en el caso concreto de los fijos discontinuos, que representan el 7% del total de asalariados con contrato indefinido, en el momento en el que son dados nuevamente de alta tras pasar un periodo inactivos, aunque vuelvan a sumar como ocupados, no es necesario que firmen un nuevo contrato, por lo que la cifra se mantiene estable.

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