La Comisión Europea prevé un enfriamiento de la economía española en 2023: avanzará solo el 1%
Bruselas reduce a la mitad el crecimiento previsto por el Gobierno, pero las proyecciones son mejores que en Francia, Italia y Alemania
El deterioro de la situación económica se prolongará en 2023. La Comisión Europea no tiene dudas sobre eso, tanto que prevé que la zona euro va a sufrir una recesión hasta el primer trimestre del próximo año, sumándose así a los múltiples vaticinios que anuncian esta contracción. Para España estos cálculos se traducen en que este año todavía se mantendrá un fuerte crecimiento, el 4,5% de media, pero un enfriamiento muy importante en 2023, cuando la economía española apenas crezca un 1%, según las previsiones que ha dif...
El deterioro de la situación económica se prolongará en 2023. La Comisión Europea no tiene dudas sobre eso, tanto que prevé que la zona euro va a sufrir una recesión hasta el primer trimestre del próximo año, sumándose así a los múltiples vaticinios que anuncian esta contracción. Para España estos cálculos se traducen en que este año todavía se mantendrá un fuerte crecimiento, el 4,5% de media, pero un enfriamiento muy importante en 2023, cuando la economía española apenas crezca un 1%, según las previsiones que ha difundido este viernes el Ejecutivo comunitario. Pese a que las previsiones de la Comisión suponen reducir a la mitad las del Gobierno (2,1%), suponen también que España crecerá por encima del conjunto de la zona euro (0,3%) y las otras grandes economías: Francia (0,4%), Italia, (0,3%) y Alemania (-0.6%). La inflación en España se situará, según Bruselas, en una media del 4,8% en 2023.
Tanto en España como en Europa la buena marcha de 2022 se debe, principalmente, al fuerte tirón con el que la economía comenzó el año. Pero conforme han pasado los meses, los efectos de la invasión de Ucrania por Rusia, la crisis energética, la elevada inflación y los problemas, que todavía existen, en las cadenas de suministro han ido minando la situación. “Después de una robusta primera parte del año, la economía de la Unión Europea ha entrado en una fase más exigente”, explica la Comisión Europea con un lenguaje un tanto eufemístico al comienzo de su comunicado.
“El shock desencadenado por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania están haciendo mella en la demanda mundial y reforzando las presiones inflacionistas. La UE es una de las economías avanzadas más expuestas expuestas, debido a su proximidad geográfica a la guerra y a su gran dependencia de las importaciones de gas de Rusia. La crisis energética está erosionando el poder adquisitivo de los hogares y lastrando la producción. El sentimiento económico ha caído notablemente. Como resultado, aunque el crecimiento en 2022 será mejor de lo previsto, las perspectivas para 2023 son mucho más débiles en crecimiento y más altas en la inflación en comparación con las previsiones de verano”, analiza la Comisión a continuación.
Esta última parte de la explicación ha sido una constante conforme pasaban los meses. La inercia arrastrada desde el comienzo del año anticipaba una fuerte crecimiento en 2022, que si bien se ha reducido algo sobre los primeros cálculos, todavía es suficiente para cerrar el ejercicio con avances medios del 3,2% en la zona euro y 3,3% en el conjunto de la Unión Europea. En España esta cifra llega al 4,5%, en línea con las previsiones del Banco de España y ligeramente más optimista que el FMI (4,3%) y el Gobierno (4,4%).
Diferencias entre Bruselas y Madrid
El empeoramiento, sin embargo, ha sido mayor en los pronósticos del año que viene: apenas un 0,3% para el área monetaria y el conjunto de la Unión, y un 1% para el caso español. Aquí sí que hay más distancia sobre el pronóstico del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que apunta a un incremento del 2,1%, la misma cifra que Bruselas preveía en verano. La diferencia entre ambos anticipa una lectura distinta de las cuentas públicas que el Gobierno ha remitido a Bruselas, ya que se basan en ese escenario de crecimiento superior a los dos puntos, el doble de lo que calcula Bruselas. Esto ya se observa en el cálculo de déficit público que hacen unos y otros. Madrid lo cifra en el 3,9%; Bruselas en el 4,3%.
“La zona euro y la mayoría de sus miembros [han entrado] en una recesión en el último cuarto del año”, explica la Comisión. “La contracción de la actividad económica se mantendrán durante el primer trimestre. Se espera que el crecimiento vuelva a Europa en primavera, conforme la inflación vaya reduciendo su presión sobre la economía”.
Desde luego, en los primeros meses del próximo ejercicio no parece que vaya a llegar el anhelado alivio de los precios. El pronóstico es que el año se cerrará con un IPC medio del 6,1% y del 7% en la zona euro y en la UE, respectivamente. La situación sería menos mala en el caso español, para el que se avanza un repunte de precios del 4,5%. “Se espera que la inflación disminuya en 2023, pero que siga siendo elevada, antes de moderarse en 2024″, señalan los economistas de la Comisión.