El comisario europeo de Economía advierte: “La contracción económica es posible, probable”
La Comisión Europea calcula que un 70% de las medidas contra la crisis no se concentran en la población vulnerable, como demandan las instituciones internacionales
La Comisión Europea sabe que va a ser un invierno difícil. “Es claro por varios indicadores económicos, nuestro indicador de sentimiento económico o por el PMI que la contracción es posible, probable”, ha sentenciado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, al acabar la reunión del Eurogrupo este lunes, sin llegar a dar por hecho el pronóstico de la recesión, al menos hasta que el viernes su departamento presente las nuevas previsiones económicas.
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La Comisión Europea sabe que va a ser un invierno difícil. “Es claro por varios indicadores económicos, nuestro indicador de sentimiento económico o por el PMI que la contracción es posible, probable”, ha sentenciado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, al acabar la reunión del Eurogrupo este lunes, sin llegar a dar por hecho el pronóstico de la recesión, al menos hasta que el viernes su departamento presente las nuevas previsiones económicas.
Con esta sentencia, el comisario italiano se ha sumado a las lúgubres perspectivas que se ciernen sobre la economía europea para los próximos meses. No obstante, estos vaticinios llevan oyéndose desde hace varios meses. Hubo algunos pronósticos que apuntaban a que la actividad ya iba a entrar en recesión en verano, algo que no se vio con la primera estimación divulgada por Eurostat hace unos días, pues la economía de la zona euro habría crecido entre julio y septiembre un 0,2%. Ahora todo apunta a que esa contracción durante al menos dos trimestres, lo que se llama recesión técnica, se daría entre finales de este año y comienzos del que viene, si bien la mayoría incluso la alarga durante la primera mitad de 2023, o sea tres trimestres.
Antes de pronunciar estas palabras, Gentiloni ha cuantificado qué porcentaje de las medidas que los Gobiernos europeos han aprobado en los últimos meses para luchar contra la crisis actual, impulsada por los altos precios energéticos, beneficiarían a los colectivos de población más vulnerables: “Hemos calculado que en torno al 70% de las medidas adoptadas por los Estados miembro no están focalizadas, es decir, benefician a toda o a gran parte de la población, y no solo a los más vulnerables. Esto es un progreso comparado con lo que sucedía hace un par de meses, cuando en torno al 80% no estaban concentradas en ellos”. A continuación, el titular comunitario de Economía y Finanzas ha reconocido que no es fácil, “políticamente o técnicamente”, dirigir las ayudas a estos grupos de población.
Desde que comenzó la crisis, la mayor parte de organismos internacionales han reclamado que las respuestas de la política fiscal, o lo que es lo mismo, de los gobiernos, sean temporales y vayan dirigidas a quienes realmente están en situaciones económicas complicadas y lo necesitan. Quien más lo ha defendido es el Banco Central Europeo, ya que sabe que su gran herramienta para luchar contra la inflación, aumentar los tipos de interés, no le permite ser selectivo (subir o bajar el precio del dinero es algo que afecta a todos, independientemente de cuál sea su situación, y no por igual). Además, las ayudas indiscriminadas tienden a tener un efecto inflacionario, ya que impulsan el consumo y mantienen la presión sobre los precios. Estos dos motivos explican por qué desde muchas instituciones y organismos internacionales se reclame a los Gobiernos que sean precisos en sus respuesta para evitar efectos secundarios en los precios y no disparar el gasto público más de lo necesario.