El Gobierno mejora la previsión de crecimiento de España para este año pero rebaja seis décimas la de 2023

El Ejecutivo contempla que la economía avanzará un 4,4% en 2022 y un 2,1% el año que viene

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, al comienzo del Eurogrupo celebrado en Luxemburgo.Foto: JULIEN WARNAND(EFE) | Vídeo: EPV
Luxemburgo / Madrid -

Una de cal y otra de arena. La economía española va a crecer algo más de lo que el Gobierno había previsto en julio: del 4,3% al 4,4% en 2022. El movimiento es, sin embargo, inverso para el año que viene, para cuando el pronóstico baja del 2,7% al 2,1%, según ha anunciado este lunes la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, a su llegada a la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo.

Inmerso en la redacción de los presupuestos de 2023 y en la elaboración del cuadro de previs...

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Una de cal y otra de arena. La economía española va a crecer algo más de lo que el Gobierno había previsto en julio: del 4,3% al 4,4% en 2022. El movimiento es, sin embargo, inverso para el año que viene, para cuando el pronóstico baja del 2,7% al 2,1%, según ha anunciado este lunes la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, a su llegada a la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo.

Inmerso en la redacción de los presupuestos de 2023 y en la elaboración del cuadro de previsiones económicas sobre el que se asientan esas cuentas públicas, el Ministerio de Economía ha actualizado sus pronósticos. “Vemos una fuerte actividad y creación de empleo, también en los ingresos fiscales, por lo que todo indica que la economía española, hasta septiembre, sigue creciendo con bastante fuerza”, ha señalado la vicepresidenta, quien además ha añadido que los cálculos de su departamento son “prudentes”. “Los datos que tenemos hasta el mes de septiembre podrían permitir una revisión al alza incluso mayor”, ha destacado.

Pero el año que viene se prevé que comenzará a notarse el enfriamiento económico que ha provocado la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El encarecimiento de la energía que ha traído este golpe en el tablero geoestratégico europeo es la causa principal de que Alemania y, probablemente, la zona euro se adentren en una recesión durante la segunda mitad de este año. Esta contracción de las economías de los principales socios políticos y comerciales contagiará, sin duda, a España.

Calviño ha recordado que ese 2,1% es el escenario sobre el que se elaboran las cuentas públicas de 2023, que también ha calificado de “prudentes”. Y ha subrayado que, a pesar del empeoramiento en seis décimas para el año que viene, estas previsiones son mejores que las de otros países de la UE, más directamente afectados por los cortes del gas ruso. La revisión a la baja implica que la economía española tardará un poco más en recuperar los niveles prepandemia, algo que instituciones como el Banco de España o el FMI situaban en la segunda mitad de 2023.

La economía española ha mostrado hasta septiembre bastante resistencia a pesar de una inflación disparada por la interrupción del suministro de gas ruso. La reapertura completa de los servicios turísticos y la hostelería tras la pandemia ha dado un fuerte impulso a la actividad durante los últimos meses. Y esto se ha notado en unas estadísticas de empleo que han aguantado bastante bien, con cinco meses consecutivos superando los 20 millones de afiliados. Aun así, organismos como el Banco de España, Fedea o BBVA destacan que ya se observa una cierta ralentización en el ritmo de creación de puestos de trabajo.

Datos negativos

La incertidumbre sobre lo que ocurrirá en los próximos meses es máxima. Todo dependerá en gran medida de cuánto se resientan los socios comerciales europeos, cuánto se endurezcan las condiciones de financiación con unos tipos de interés al alza, y cuánto pese la inflación y el aumento de costes en la actividad, el consumo y la inversión. En general, las principales casas de análisis prevén que la economía española sufrirá algún trimestre en negativo. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ya calcula con su indicador adelantado que la economía retrocederá un 0,4% en el tercer trimestre. “Los riesgos que preveíamos hace unos meses se están materializando”, afirmó hace unos días la presidenta de la Autoridad Fiscal, Cristina Herrero. Y este lunes ha apuntado: “Las expectativas de recuperación se han ido revisando a la baja para finales de este año y el próximo y están sujetas a riesgos más elevados de los habituales”. La Airef es la institución que tiene que dar su aval a las previsiones económicas utilizadas para los presupuestos de cara a Bruselas.

El panel de Funcas, que reúne a las 19 principales casas de análisis que siguen la coyuntura española, también pronostica un trimestre en negativo. Pero lo sitúa en el cuarto: un -0,2%. Para el tercero augura un exiguo 0,1%. Y en el arranque del 2023 la actividad volvería a la senda positiva. Según este consenso de previsiones, que fue actualizado a mediados de septiembre, el crecimiento del año que viene sería del 1,9%, apenas dos décimas inferior al 2,1% que ha anunciado ahora el Ejecutivo. Y hace una semana la OCDE, (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) recortó la previsión para 2023 hasta el 1,5%, seis décimas menos que lo que vaticina el Gobierno.

“La previsión del 2,1% que baraja el Gobierno para el año que viene se antoja casi inalcanzable. A nada que haya una caída del PIB en el último trimestre de este año, que ahora mismo es la situación más probable, sería muy difícil llegar a un 2%. La economía tendría que rebotar de forma muy intensa a lo largo de 2023, en un contexto en el que el gas va a seguir siendo caro y con la actividad industrial muy restringida″, explica María Jesús Fernández, analista de Funcas. Cabe recordar que la medición del PIB anual se hace a partir de las medias interanuales de cada trimestre y, por tanto, el cuarto trimestre del año anterior ejerce un efecto de arrastre muy importante. Los contratos de futuros del gas anticipan que los precios permanecerán en los niveles actuales durante todo el año que viene, en gran parte porque cuando se acabe el invierno se tendrán que reponer los inventarios para tener las reservas llenas durante el siguiente. Y esto se combinará con la presión que ejercerá las subidas de tipos.


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