La vendimia francesa, un buen colchón para más de 15.000 jornaleros españoles
El flujo migratorio hacia el país galo se recupera este año pese al impacto de la mecanización agrícola
Cati Agudo y Mateo Martínez acaban de llegar al que será durante las próximas ocho semanas su centro de trabajo: una explotación vitivinícola en Saint-Roman-de-Malegarde, una población en el sureste de Francia, próxima a la frontera italiana. Desde hace casi tres décadas realizan el mismo ritual por estas fechas al recorrer los más de 1.100 kilómetros desde su localidad natal, Iznatoraf (Jaén), hasta las viñas francesas. Aquí no solo encuentran un trabajo temporal del que carecen en su tierra, sino también un buen colchón con el que mejorar sensiblemente su pensión de jubilación gracias a los ...
Cati Agudo y Mateo Martínez acaban de llegar al que será durante las próximas ocho semanas su centro de trabajo: una explotación vitivinícola en Saint-Roman-de-Malegarde, una población en el sureste de Francia, próxima a la frontera italiana. Desde hace casi tres décadas realizan el mismo ritual por estas fechas al recorrer los más de 1.100 kilómetros desde su localidad natal, Iznatoraf (Jaén), hasta las viñas francesas. Aquí no solo encuentran un trabajo temporal del que carecen en su tierra, sino también un buen colchón con el que mejorar sensiblemente su pensión de jubilación gracias a los muchos años que llevan cotizados en Francia.
La vendimia francesa sigue siendo muy atractiva para miles de jornaleros españoles. Los sindicatos estiman que este año se han desplazado unos 15.000 trabajadores al país vecino, lo que supone el mayor flujo migratorio en nuestro país. Una cifra que vuelve a los niveles prepandemia, toda vez que en los dos últimos años las exigencias sanitarias impuestas por la covid-19 dejaron a muchos vendimiadores en sus casas.
“El trabajo en la vendimia es duro, pero no tanto como la campaña de la aceituna”, señala Agudo, que este jueves ha echado su primer jornal en los campos de uvas de Francia. En principio, esta será la última vendimia francesa a la que asista junto a Martínez. Los dos se jubilan el próximo año y lo harán con una prestación más alta de la media debido a la doble pensión —española y francesa— que recibirán.
En los últimos días han partido desde Bailén (Jaén), Guadix (Granada) y Almuradiel (Ciudad Real) los últimos autobuses con destino a las fincas galas de uvas. Casi el 80% del contingente español es andaluz, con las provincias de Jaén, Granada, Cádiz y Córdoba como las que más mano de obra exportan. Y se estima que cada empleado agrícola trabajará una media de entre 20 y 25 días, por los que percibirá un salario que ronda los 2.200 euros. Eso sí, hay casos, como los de Agudo y Martínez, donde el trabajo se extenderá hasta ocho semanas, bien porque hay más cosecha o bien porque algunos jornaleros se quedan haciendo trabajos de poda y mantenimiento de las viñas.
“El contingente de vendimiadores españoles casi permanece estable desde hace años, y eso a pesar de que la mecanización del campo está quitando cada vez más trabajo”, señala Vicente Jiménez, responsable del sector agrícola estatal de CCOO Industria. El salario mínimo (SMI) en las viñas francesas se sitúa este año en 10,85 euros brutos por hora (tres euros por encima del salario español), con contratos de 35 horas semanales. No obstante, los empleados pueden aumentar el salario hasta un 50% si trabajan más de 43 horas semanales. Además, también el convenio permite sumar jornadas agrarias con el fin de acceder al subsidio y renta agraria a los vendimiadores andaluces que participen en esta campaña agrícola.
La mayor parte de los vendimiadores se alojan cada año en la misma vivienda facilitada por los patrones, aunque estos no estén obligados a proporcionarles casa. Sí es preceptivo en caso de que los temporeros acudan a través de una Empresa de Trabajo Temporal (ETT). Desde 2020 los empleados también pueden solicitar las ayudas de 120 euros por persona que otorga el Gobierno francés para el alojamiento. Con todo, para el sindicato CC OO “la campaña de la vendimia de Francia es un modelo de flujo migratorio laboral a seguir en nuestro país en relación con las fórmulas de contratación, alojamiento y estabilidad de la contratación, con el fin de evitar los episodios de explotación que con demasiada frecuencia se producen en nuestro sector agrario”.
“La vendimia francesa es atractiva para los trabajadores españoles porque en España las condiciones en el sector agrario deberían ser mucho más dignas. Se siguen incumpliendo los convenios colectivos, no se abona el salario mínimo, no se declaran las jornadas reales y esto hace que las personas vean mermados sus derechos”, expone Lucía García-Quismondo, secretaria de Administración y Recursos de UGT-FICA.
Los sindicatos mayoritarios ponen cada año a disposición de los temporeros sus locales y representantes sindicales en las zonas de salida desde España. Además, facilitan la guía informativa laboral de la vendimia para 2022, sobre buenas prácticas en materia de seguridad e higiene y los salarios vigentes en cada departamento francés donde se produce la recogida de la uva.