El recorte en las emisiones de nitrógeno prende la llama de las protestas en el campo holandés
Grupos radicales lanzan estiércol y asbesto a las carreteras por su rechazo al cierre de explotaciones planeado por el Gobierno. La diputada del partido que representa al sector ha sido amenazada de muerte
Las protestas protagonizadas desde hace meses por los ganaderos holandeses contra los recortes planeados por el Gobierno para reducir las emisiones de nitrógeno en un 50% de aquí a 2030, han dado un giro inesperado. Se ha calculado un ajuste del 30% de la cabaña ganadera, y los dueños de explotaciones han pasado de entorpecer el tráfico con sus tractores a tirar a la carretera estiércol, neumáticos y restos de asbesto, un material similar al ami...
Las protestas protagonizadas desde hace meses por los ganaderos holandeses contra los recortes planeados por el Gobierno para reducir las emisiones de nitrógeno en un 50% de aquí a 2030, han dado un giro inesperado. Se ha calculado un ajuste del 30% de la cabaña ganadera, y los dueños de explotaciones han pasado de entorpecer el tráfico con sus tractores a tirar a la carretera estiércol, neumáticos y restos de asbesto, un material similar al amianto y nocivo para la salud.
La noche del jueves, un grupo de activistas calificados de “radicales” por las autoridades, prendieron además fuego a una serie de fardos de heno y amontonaron adoquines y basuras en 14 puntos de las carreteras de Países Bajos. Ha habido al menos un arresto, pero la revuelta tiene aún otra vertiente: las amenazas de muerte recibidas por Caroline van der Plas, diputada de BoerBurgerBeweging-BBB (Movimiento Campesino Ciudadano) el partido que representa en el Congreso los intereses del sector.
El nitrógeno es un gas que se encuentra en nuestro entorno. Alrededor del 78% de todo el aire consiste en nitrógeno. En sí mismo no es dañino, pero hay compuestos que sí pueden serlo, tanto para las personas como para el medio ambiente: “Los óxidos de nitrógeno —un compuesto de nitrógeno y oxígeno— y el amoniaco —un compuesto de nitrógeno e hidrógeno—. Los primeros proceden sobre todo del tráfico y las emisiones industriales. El amoniaco, por su parte, proviene de la ganadería, y, en menor medida, del tráfico, la industria y la construcción”, según el Instituto holandés para la Salud y el Entorno (RIVM).
El mismo centro indica que la mayoría de las emisiones de amoniaco salen del campo en Países Bajos, entre el estiércol de los establos, el usado como fertilizante y los fertilizantes artificiales. “Ello afecta a las reservas naturales, ya que las plantas que crecen bien en suelos ricos en nutrientes desplazan a las que prosperan en otros más pobres, y desaparecen los animales que viven de ellas, y también afecta a la calidad de las aguas”, señala el RIVM. De ahí el énfasis adicional puesto por el Gobierno en la transformación sostenible de las fincas ganaderas.
Si bien BBB cuenta con un solo escaño en la Cámara, esta ha ganado visibilidad y popularidad debido al rechazo de los granjeros a ser señalados como los principales causantes de las emisiones de nitrógeno. Van der Plas ha cancelado por ahora todos sus compromisos oficiales, y ha subrayado que apoya “todas las protestas legales”. “Entiendo las emociones de los granjeros y defiendo su lucha, pero es preciso contener a los que lleven a cabo acciones que pongan en peligro a la gente o el entorno”, ha dicho.
Por su parte, la ministra para la Naturaleza y el Nitrógeno, Christianne van der Wal, ha urgido a los granjeros a que se sienten a la mesa “sin tabús y sin bloqueos”, con el mediador gubernamental para analizar los recortes. Según las estadísticas oficiales, hay unas 52.000 explotaciones ganaderas en el país, y el ministerio de Finanzas calcula que tendrán que cerrar cerca de 11.200. Otros 17.600 granjeros verán reducido el número de sus cabezas de ganado.
Estas cifras ofrecen una imagen concreta del efecto de los planes gubernamentales para cumplir con las exigencias de la Unión Europea para proteger entornos naturales vulnerables, la denominada red Natura 2000. Pero, dado que la contaminación por nitrógeno también se genera en plantas industriales, en la construcción de edificios y carreteras, y con el tráfico aéreo, los granjeros consideran injusto que el campo deba asumir el grueso de los ajustes previstos.
“Vemos que el Gobierno trata de ganar tiempo hablando con algunos afectados, como ha hecho estos días el primer ministro, Mark Rutte, pero no observamos cambios de momento. La naturaleza debe protegerse, desde luego, pero aquí se propone un recorte de cabezas ganado”, dice, al teléfono, Henk Vermeer, uno de los fundadores de BBB. En su opinión, no hay suficientes granjeros dispuestos a cerrar sus establos con el dinero ofrecido de momento por el Gobierno para ello.
El Estado compensará la venta voluntaria de sus negocios
Con una inversión estimada de 30.000 millones de euros para lograr el recorte ganadero, la venta voluntaria de sus negocios será compensada por el ministerio para la Naturaleza y el Nitrógeno, aunque no se descarta la expropiación cuando las fincas estén ubicadas cerca de una reserva natural. En 2021, había en el país cerca de 100 millones de gallinas; 11,4 millones de cerdos; 3,8 millones de vacas; 850.000 ovejas y 480.000 cabras.
“Una granja es mucho más que un trabajo: es una pasión. En todo caso, para seguir adelante, el Gabinete tendrá que cambiar la ley y pasar la criba del Congreso y el Senado. Y en marzo de 2023 hay elecciones provinciales [de las que salen, también los senadores] y esperamos ganar algunos asientos. De modo que tal vez no haya mayoría para pasar a ley”, asevera Vermeer.
La Organización Agrícola y Hortícola holandesa (LTO) considera, por su parte, “imposible llegar al 50% de reducción de las emisiones de nitrógeno para 2030″. Sin embargo, sí ha decidido reunirse con el Gobierno. Según explica a EL PAÍS su portavoz, “se pone mucho énfasis en recortar ganado y en las expropiaciones, y poco en la innovación y una producción sostenible; en otro tipo de pasto y gestión de las granjas; más tiempo al aire libre para los animales; nuevos modelos de establos, donde se reduciría hasta un 70% el nitrógeno”. Por ello, urgen al Ejecutivo “a que ajuste sus objetivos y sea más realista, porque hay otros planes, pensados por los propios ganaderos y otros sectores económicos, junto con organizaciones medioambientales, con los que podría lograrse una reducción del 40% para 2030, y cuentan con amplio apoyo ganadero”.
Con ambas partes aún distanciadas, la Fiscalía holandesa ha anunciado que usará las imágenes captadas por las cámaras de la Dirección General de Obras Públicas y Gestión del Agua para investigar posibles delitos cometidos en las carreteras por los granjeros en sus protestas.