Musk se plantea despedir a 10.000 empleados de Tesla por “un presentimiento supermalo” sobre la economía

El fundador de la firma de coches eléctricos abre la puerta a prescindir del 10% de la plantilla

Elon Musk, a la derecha, saluda al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en un acto en Porto Feliz (Brasil), el pasado 20 de mayo.Cleverson Oliveira (AP)
Madrid / San Francisco -

Los empleados de Tesla tienen razones para estar preocupados. Un correo electrónico del fundador y máximo jefe de la empresa, Elon Musk, al que ha tenido acceso la agencia Reuters, recoge su opinión de que sobra gente en la compañía, concretamente el 10% de...

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Los empleados de Tesla tienen razones para estar preocupados. Un correo electrónico del fundador y máximo jefe de la empresa, Elon Musk, al que ha tenido acceso la agencia Reuters, recoge su opinión de que sobra gente en la compañía, concretamente el 10% de los 99.290 empleados del fabricante de automóviles, es decir casi 10.000 trabajadores. Musk basa esos cálculos en un pálpito. Dice tener “un presentimiento supermalo sobre la situación económica”. El correo electrónico remitido a los directivos de Tesla se titula “pausa en las contrataciones”, señal de que quienes acudan con su currículum a la empresa de coches más valiosa en Bolsa —más de 800.000 millones de dólares— tampoco van a tener fácil hacerse un hueco.

La predicción de Musk sobre la economía llega en una coyuntura de gran incertidumbre para EE UU. El mercado laboral está en un momento de pleno empleo e incluso cuesta encontrar trabajadores en algunos sectores. Pero las subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal amenazan con drenar el crecimiento, y la alta inflación —del 8,3% en abril— derivada de los altos precios energéticos por la guerra en Ucrania, así como por las subidas de sueldos para atraer talento que deben acometer las empresas, está generando una escalada de precios que está desgastando a la Administración Biden, lo que ha llevado al presidente a tratar de vincularla a Rusia, refiriéndose a ella repetidamente como “la inflación de Putin”.

En ese escenario de turbulencias, Musk no lo ve nada claro. Aunque su empresa sigue siendo la de mayor capitalización de todo el sector, las acciones de Tesla han caído un 30% en seis meses. Este deterioro se debe, en buena parte, a la aventura corporativa en la que se ha embarcado el magnate con el intento de compra de la red social Twitter. El mercado anticipa que tendrá que vender parte de sus títulos para contar con capital suficiente que le permita abordar su parte de la enorme factura que supone la adquisición —44.000 millones de dólares—, que no está nada claro que vaya a materializarse.

En otro correo publicado esta semana, Musk advertía a sus empleados de que deben pasar al menos 40 horas semanales en la oficina. Solo una vez completadas esas horas el empresario admite que los empleados puedan teletrabajar. “Se requiere que todo el mundo en Tesla pase al menos 40 horas a la semana en la oficina. Si no apareces, asumiremos que has dimitido”, escribía.

Aunque en ciertos casos los inversores ven con buenos ojos los recortes de personal porque suponen una reducción de gastos para la compañía, y por tanto, una oportunidad de maximizar beneficios, no ha sucedido así con Tesla. Sus accionistas no acogieron bien la filtración de los posibles planes de Musk, porque dejan entrever la llegada de turbulencias económicas ante las que el fabricante sería vulnerable. Como consecuencia de ello, los títulos de Tesla se desplomaban más de un 8% mediada la sesión en Wall Street, en una jornada de caídas generalizadas.

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