Elon Musk, ¿es de izquierdas o de derechas?

El empresario asegura que votará por los republicanos en noviembre, pero su historial demuestra que es un gran donador al Partido Demócrata

Elon Musk, dueño de SpaceX y Tesla, gesticula a su llegada a la entrega del premio Alex Springer en Berlín.Hannibal Hanschke (REUTERS)

Debajo de los reflectores desde hace semanas, parecía poco probable que Elon Musk causara más polémica. El empresario, quien deshoja la margarita con su compra de Twitter, ha dado una vuelta de tuerca con unas recientes declaraciones políticas. “En el pasado voté por los demócratas porque era el partido de la buena voluntad. Pero se han convertido en el partido de la división y el odio así que no puedo apoyarlos y votaré por los republicanos”, escribió hace unos días. Toda una declaración de intenciones en un año con elecciones legislativas en las que los republicanos amenazan con arrebatar el...

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Debajo de los reflectores desde hace semanas, parecía poco probable que Elon Musk causara más polémica. El empresario, quien deshoja la margarita con su compra de Twitter, ha dado una vuelta de tuerca con unas recientes declaraciones políticas. “En el pasado voté por los demócratas porque era el partido de la buena voluntad. Pero se han convertido en el partido de la división y el odio así que no puedo apoyarlos y votaré por los republicanos”, escribió hace unos días. Toda una declaración de intenciones en un año con elecciones legislativas en las que los republicanos amenazan con arrebatar el control del Congreso y justo cuando intenta convertirse en un barón de los medios digitales. Solo en Twitter tiene más de 90 millones de seguidores.

Las declaraciones no tomaron por sorpresa a quienes siguen su opa hostil a la tecnológica de San Francisco. Al hacer su oferta, hoy en el aire, Musk aseguró que la libertad de expresión estaba en peligro y que el debate se decantaba hacia la izquierda por los esfuerzos de moderación orquestados por la progresía. Después criticó el veto permanente a Donald Trump, quien fue expulsado de Twitter por el asalto al Capitolio. Y esta misma semana achacó su penúltimo escándalo, el supuesto acoso sexual a una azafata en un avión privado de su compañía en 2016, a un caso “políticamente motivado”. Ahora llegan unas palabras que critican a la extrema izquierda entre los demócratas, un grupo que quiere elevar los impuestos a las grandes fortunas, por su “despiadado torrente de odio”.

Musk aprovechó otra oportunidad reciente para ampliar su contraste entre demócratas y republicanos. Lo hizo con uno de los temas favoritos del debate nacional: la comparación entre California, un estado azul, y Texas, un bastión conservador. “California solía ser la tierra de las oportunidades... pero ahora es la tierra de los impuestos, la sobre regulación y los litigios. Deben limpiarse las tuberías de California”, dijo el empresario, quien mudó Tesla del oeste a la región republicana a finales del año pasado.

En una charla con los empresarios que conducen el podcast All In, una popular emisión entre la élite de Silicon Valley, el ejecutivo mayor del gigante del automóvil eléctrico se quejó del exceso de regulación en el oeste. “Si pusieras una pistola en la cabeza de Gavin [Newsom, el gobernador demócrata de California] para exigirle hacer una planta como esta en California te diría que no puede. Hay tantas agencias regulatorias y abogados dispuestos a impedirte hacerlo que aunque el gobernador quiera no es posible”, dijo. Por ello, la fábrica más grande de la compañía, donde se ensambla el modelo Y, está en Austin, la capital de Texas. “En California estaríamos trabajando en los permisos. En Texas hicimos, en 18 meses, una fábrica que es tres veces más grande que el Pentágono”, añadió Musk, quien enarbola mucho del pensamiento libertario de la meca tecnológica.

El empresario, nacido en Sudáfrica y quien llegó a EE UU vía Canadá, ha criticado el dominio de los demócratas en California, donde Tesla enfrenta demandas por abuso laboral. El partido controla la entidad, de 40 millones de habitantes, desde 2011. La autoridad de las cámaras locales es aún más añeja. Desde 1959, los republicanos solo han controlado alguno de los órganos legislativos en cuatro años. “Es un estado de un solo partido”, se quejó Musk esta semana. “No digo que elijan a los republicanos todo el tiempo, pero si no lo hacen nunca eso los convierte en un Estado con un partido único, que no hará caso a la gente y solo obedecerá a quienes financien las campañas políticas”, considera el magnate, cuya fortuna asciende a los 200.000 millones de dólares de Forbes. Musk no mencionó el caso a la inversa. Los republicanos controlan el Senado en Texas desde 1996 y la cámara baja desde hace 20 años.

Musk conoce muy bien la importancia de los donativos políticos. Rumbo a las elecciones legislativas de noviembre, la aeroespacial SpaceX ya se ha dejado 400.000 dólares en contribuciones a campañas y partidos. Trece legisladores, tanto republicanos como demócratas, han recibido de la corporación 10.000 dólares (la cifra máxima según las reglas de la Comisión Federal de Elecciones), de acuerdo a Open Secrets, una organización que rastrea el dinero privado en las campañas. Tesla ha dado este año 70.000 dólares a políticos locales. Casi todo el monto es a contendientes al Congreso de California.

Hace dos años, durante la campaña de la elección presidencial que enfrentaba a Donald Trump con Joe Biden, los cheques de Musk beneficiaron mayoritariamente a demócratas. Estos recibieron 305.000 dólares de los 536.500 que SpaceX invirtió entonces. Uno de los beneficiados fue el senador demócrata Joe Manchin, quien se ha convertido en un dolor de cabeza para Biden por su obstrucción a la agenda de la Administración. El díscolo legislador recibió 10.000 dólares en 2020. El líder de los republicanos en la Cámara de representantes, Kevin McCarthy, de California, también ingresó la misma cantidad de parte de Musk.

Los donativos de Musk muestran un balance entre demócratas y republicanos. Desde 2002, aquellos han recibido 227.000 dólares y estos 229.000. A pesar de criticar en público el dominio azul en California, el empresario apoyó económicamente a Gavin Newsom, el actual mandatario, a quien dio 11.800 dólares en 2018. También dio dinero a las campañas de Barack Obama y Hillary Clinton a la Casa Blanca.

Tesla, SpaceX y Solar City han ganado más de 9.000 millones de dólares en subsidios y contratos con el Gobierno. El más reciente lo obtuvo en octubre pasado, cuando recibió 2.900 millones de la NASA para construir una nave para alunizar. La empresa aeroespacial gastó en 2021 una cifra récord en grupos de presión: 2.4 millones de dólares. La inversión en lobby los primeros cuatro meses de 2022 asciende a los 700.000 dólares. Es la más alta registrada en un cuatrimestre, de acuerdo a Open Secrets. SpaceX ha gastado, desde 1998, 22 millones de dólares en empujar su agenda en gobiernos locales y federales.

Jugando en ambos bandos, Musk parece dispuesto a no perder. Si la operación de Twitter termina por cerrarse, abrirá la puerta a la red social a Donald Trump. Esta misma semana calificó a la Administración pasada de “muy efectiva porque tenía mucha gente que hacía que las cosas se hicieran”. “Es difícil saber qué es lo que está haciendo Biden si soy franco”, puntualizó el magnate.

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