Seat se disuelve en el futuro eléctrico de Volkswagen
La histórica marca española pierde protagonismo ante el empuje y la rentabilidad de Cupra
Seat ha liderado el macroproyecto de Volkswagen para electrificar sus plantas de producción y construir una fábrica de baterías en Sagunto (Valencia) y, sin embargo, como marca no desempeñará ningún papel en esa nueva etapa, al menos de momento. El modelo enchufable compacto, el de rango más bajo, que se fabricará en Martorell (Barcelona) y Landaben (Pamplona) a partir de 2025, únicamente se comercializará bajo las mar...
Seat ha liderado el macroproyecto de Volkswagen para electrificar sus plantas de producción y construir una fábrica de baterías en Sagunto (Valencia) y, sin embargo, como marca no desempeñará ningún papel en esa nueva etapa, al menos de momento. El modelo enchufable compacto, el de rango más bajo, que se fabricará en Martorell (Barcelona) y Landaben (Pamplona) a partir de 2025, únicamente se comercializará bajo las marcas Volkswagen, Skoda y Cupra. Esta última, la segunda marca de la compañía española creada apenas hace cuatro años, se ha quedado ese protagonismo. Se ha llevado cuantiosos recursos en publicidad desde que dejó de ser una gama deportiva de Seat para convertirse en una enseña independiente y ha conseguido hacerse suyos los tres modelos totalmente eléctricos diseñados hasta ahora en Barcelona.
“Seguimos insistiendo en que es necesario electrificar Seat también”, explican fuentes sindicales del grupo, que llevan años denunciando que la indisimulada apuesta por Cupra pueda acabar con los 70 años de historia de la marca, disuelta en el proceso de electrificación en el que están inmersos todos los grupos de automoción. La dirección del grupo ya decidió que el modelo Born, que se presentó en sociedad en todos los salones del automóvil en el que la compañía participaba con el logo de Seat, saliera a la venta bajo el paraguas de Cupra. Y ha vuelto a suceder con el vehículo más modesto que se fabricará para las marcas de volumen de Grupo Volkswagen.
Pese a ello, en una entrada en LinkedIn, el CEO del consorcio alemán, Herbert Diess, negaba la mayor el martes. “Para ser claro: Cupra no está reemplazando a Seat, pero sí ayudándola a ser más rentable”. Motu proprio, sin responder a nadie y respondiendo a todos a la vez, el primer ejecutivo del grupo trataba de cortar un debate vivo desde hace tiempo sobre si Seat desaparecerá como marca y se convertirá en una compañía de movilidad, enfocada en el alquiler de vehículos. “Esperamos un continuado éxito con este rango de modelos y aún tienen que venir actualizaciones por muchos años”, remataba.
El próximo 7 de junio, la compañía celebrará un nuevo evento de presentación de productos en el que únicamente está previsto dar cancha a Cupra y a los cuatro nuevos modelos que están en cartera. El último movimiento en el catálogo de Seat se produjo hace dos años, con la nueva versión del León. Otro superventas de la enseña española, el Ibiza (lanzado en 2017), sufrió un rediseño el año pasado, acción que supone una revisión de pocas modificaciones que acostumbra a marcar el ecuador de una versión de modelo. Y el Ateca, que marcó un hito para la compañía porque supuso entrar en el segmento de los todocaminos urbanos, se estrenó en 2016. Para ninguno de esos modelos hay relevo todavía. De hecho, el nuevo modelo compacto que nacerá en 2025 en Martorell, con el sello de Cupra, podría sustituir al Ibiza, que difícilmente tendrá un sucesor eléctrico (el Golf también parece condenado en el futuro de Volkswagen). “Hasta 2030 Seat va a estar ahí. ¿Con qué modelos y alternativas después? Lo tendremos que ver. En 2029 se tendría que acabar la vida útil del Seat León, el último de todos en lanzarse. Tres años antes se tendrá que decidir y eso va a depender mucho de Cupra”, afirman escépticas las mismas fuentes sindicales, entre las que también existe el temor de que el debate sobre el futuro de la marca pueda tener efecto sobre una disminución de las ventas. Seat no ha querido dar una versión oficial sobre la situación.
Con un rango de precios más altos, Cupra permite rentabilizar mejor las inversiones que han sido necesarias para desarrollar las plataformas del coche eléctrico. Esta es la posición que han sostenido durante un tiempo en Martorell. Pero, mientras Seat espera una asignación, tanto Skoda como sobre todo Volkswagen, las otras dos marcas de volumen del grupo, ya tienen vehículos eléctricos en el mercado.
Cupra gana peso
“Hay otras marcas de Grupo Volkswagen que se solapan con Seat y quizás por ello se está buscando un nicho nuevo”, afirma en un intento de explicar la nueva política un publicista que colabora con Grupo Volkswagen, por lo que reclama anonimato. Admite que existe “el riesgo” para el futuro de Seat, pero también defiende que sin Cupra la compañía española no hubiera logrado disparar su rentabilidad, objetivo históricamente reclamado desde el cuartel general del grupo en Wolfsburgo. En su opinión, algunos clientes que ha conseguido la compañía gracias a la nueva enseña no habrían llegado de la mano de modelos Seat. Wayne Griffiths, presidente de la compañía, ha subrayado en alguna ocasión que con un Cupra Formentor (el modelo más alto de gama de la empresa) se gana cuatro veces lo que con un Ibiza.
Para el consorcio alemán, Cupra es también una marca de volumen, de la misma forma que lo son Volkswagen, Skoda y Seat. Pero mientras Seat va encogiendo su protagonismo, influido por la pandemia primero y por la falta de suministros después, Cupra va ganando peso tanto en las fábricas como en los concesionarios a costa de su marca hermana. El año pasado en Martorell se ensamblaron 252.509 unidades Seat (el Ibiza y el Arona, del mismo tamaño, concentraron la mitad de la producción) y 72.533 Cupra, una cifra que era de apenas 14.483 dos años antes, en el último ejercicio antes de la pandemia. Los sindicatos apuntan que en 2023 la nueva marca representará 150.000 unidades.
La estrategia de Seat no difiere con la de otros grandes grupos: sacrificar la histórica obsesión de la automoción por los volúmenes para intentar ganar más dinero por vehículo. Seat lleva años trabajando en ese sentido. Se logró primero cuando el León superó al Ibiza como coche más vendido, dio una vuelta de tuerca a esa senda con la entrada en los todocaminos y ahora Cupra apunta a ser el culmen de esa estrategia, pese a que los modelos Seat habían demostrado un buen posicionamiento en mercados exigentes como el alemán, erigido en el mayor cliente de la compañía española desde antes de la aparición de Cupra.