Elon Musk se hace con el 9,2% de Twitter

Las acciones de la red social suben cerca de un 26% tras conocerse la noticia

El fundador de Tesla, Elon Musk.Susan Walsh (AP)

Con una cuenta con 80,2 millones de seguidores, Elon Musk, fundador y consejero delegado de Tesla, ya era uno de los amos de Twitter. Desde este lunes, también es su principal accionista. A sus 50 años, Musk, que es el hombre más rico del mundo, ha comprado de forma indirecta una participación del 9,2% de la red social, según ha informado la compañía a la ...

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Con una cuenta con 80,2 millones de seguidores, Elon Musk, fundador y consejero delegado de Tesla, ya era uno de los amos de Twitter. Desde este lunes, también es su principal accionista. A sus 50 años, Musk, que es el hombre más rico del mundo, ha comprado de forma indirecta una participación del 9,2% de la red social, según ha informado la compañía a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). Dueño también de la aeronáutica SpaceX y de la tuneladora The Boring Company, anuncia así su entrada en el accionariado de la plataforma tecnológica una semana después de insinuar que barajaba aterrizar en el negocio de las redes sociales para ponerlo patas arriba.

Tras conocerse la operación, las acciones de Twitter subieron alrededor de un 26% en las operaciones previas a la comercialización y antes de la apertura de Wall Street.

Como suele ser habitual con el magnate sudafricano, no ha defraudado el espectáculo que ha precedido al anuncio. La semana pasada colgó en su cuenta de Twitter una de sus famosas encuestas (en las que acostumbra a consultar a sus seguidores sobre, por ejemplo, la mejor manera de proceder con parte de su fortuna): quería saber si consideraban que la plataforma respeta “rigurosamente” los principios de la libertad de expresión. Más de un 70% votó que no.

“Las consecuencias de esta encuesta serán importantes”, dijo entonces Musk. “Por favor, proceded con cuidado”. En vista de esos resultados, Musk preguntó dos días después cómo atacar ese problema y si para solucionarlo haría falta otra plataforma. “Dado que Twitter funciona de facto como nuestra plaza pública, el hecho de que no se adhiera a los principios de la libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia. ¿Qué cabe hacer al respecto?”, se preguntaba. Uno de sus seguidores, de nombre Pranay Pathole, le sugirió que creara una nueva alternativa. Musk respondió que se lo estaba planteando en serio.

La consecuencia de aquello parece ser la compra que se acaba de dar a conocer (aunque con él nunca se sabe del todo). Twitter ha informado de que el fideicomiso Elon Musk Revocable Trust, cuyo único beneficiario es el empresario, está tras la operación de compra de las acciones, lo que lo convierte en el dueño indirecto de toda la participación.

El fideicomiso se ha hecho con un paquete de 73,5 millones de acciones de Twitter, que representan el 9,2% del total de 800,6 millones de títulos que componen el capital social de la empresa. Al precio al que cerraron las acciones el viernes, la operación le ha costado a Musk 2.888 millones de dólares (unos 2.624 millones de euros). Su fortuna asciende hoy a unos 290.000 millones de dólares (casi 264.000 millones de euros).

El anuncio de su entrada en el accionariado llega cinco meses después de que el cofundador en 2006 de Twitter, Jack Dorsey, anunciara por sorpresa que renunciaba al puesto de consejero delegado de la compañía. Lo reemplazó Parag Agrawal, quien se puso como objetivo mejorar la rendición de cuentas, acelerar el proceso de toma de decisiones y mejorar el rendimiento del producto. También prometió un aumento de los ingresos anuales hasta los 7.500 millones de dólares y conquistar los 315 millones de usuarios diarios para fines de 2023.

Musk, que ha hecho de su extravagancia una de sus principales estrategias de liderazgo, es enormemente activo en Twitter, una red que emplea con un estilo propio, que mezcla anuncios de gestión importantes (“a partir de ahora Tesla acepta bitcoin”), reflexiones aparentemente profundas (“ampliemos el alcance y la escala de la conciencia para que podamos aspirar a comprender el Universo”), banalidades (“Berlín mola”) y controversias que dan la vuelta al mundo. Como cuando se enzarzó el otoño pasado con el senador demócrata de 80 años Bernie Sanders, representante del Estado de Vermont. Sander puso un tuit: “Debemos exigir a los extremadamente ricos que paguen su parte justa [de impuestos]. Punto”. Y Musk, que se dio por aludido, respondió con este otro: “Me pasa todo el rato que olvido que sigues vivo”.

Otra de sus aficiones tuiteras son los memes. El 1 de diciembre reaccionó a la sucesión de Dorsey por Agrawal con una de las famosas parejas de fotografías manipuladas del régimen soviético, con las que Stalin aspiraba a incidir en el modo en el que se contaba la historia. En una de ellas se ve a este con la cara de Agrawal pasear por la orilla de un río junto al jefe de la policía secreta Nikolai Yezhov (que luce el rostro de Dorsey). En la siguiente, Yezhov-Dorsey ha desaparecido de la imagen y Musk pinta un remolino en el agua, como si lo hubieran empujado al río. Stalin se deshizo de Yezhov después de que este fuera clave en las violentas purgas de finales de los años treinta ordenadas por Moscú. Musk nunca se pronunció sobre lo que pretendía decir con ese meme. Pero, a la luz de las últimas noticias bursátiles, no aparenta ser nada muy bueno para el recién nombrado consejero delegado de Twitter.



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