Los precios del gas y el petróleo se disparan por las tensiones en Ucrania
El crudo cabalga en máximos de ocho años y el gas natural sufre un fuerte repunte tras el anuncio de que Alemania paraliza la puesta en marcha del Nord Stream 2
Sacudida global en los mercados energéticos, con el petróleo al borde de los 100 dólares. El reconocimiento por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, de la independencia de dos regiones separatistas ucranias, Donetsk y Lugansk ...
Sacudida global en los mercados energéticos, con el petróleo al borde de los 100 dólares. El reconocimiento por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, de la independencia de dos regiones separatistas ucranias, Donetsk y Lugansk acerca aún más las sanciones occidentales sobre el gigante euroasiático —el segundo máximo exportador de crudo del mundo, solo por detrás de Arabia Saudí— y hace mella sobre los inversores. En menos de ocho semanas, las transcurridas desde el cambio de año, el encarecimiento del Brent —la principal referencia petrolera en Europa— ronda ya el 26%, hasta máximos de ocho años.
En la subida del crudo influye, también —aunque en mucha menor medida—, la negativa de Irak y Nigeria, dos socios de primera línea de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, el cartel que sigue manejando los hilos del mercado) a acelerar la producción para estabilizar el mercado. La OPEP ampliada (OPEP+) se reúne el próximo 2 de marzo para tomar una decisión al respecto. Las expectativas, sin embargo, son bajas después de que el grupo haya apostado en los últimos meses por contener la oferta pese a las repetidas plegarias de los principales países consumidores.
También el gas natural sufre los rigores de la escalada bélica entre Rusia y Ucrania. Este jueves, el TTF holandés —sobre el que pivotan el resto de mercados europeos— sube doble dígito y añade una dosis extra de presión tanto sobre la electricidad como sobre la inflación. A la firmeza de Moscú en su pulso con Kiev, de largo el mayor proveedor europeo de este combustible, se suma, además, el anuncio de Alemania de que suspenderá la certificación del Nord Stream 2, el gasoducto que estaba llamado a transportar buena parte del gas ruso que llegará al Viejo Continente en los próximos años.
10 dólares más si hay sanciones duras
De cristalizar el escenario de las sanciones duras contra Rusia por parte de la Unión Europea y Estados Unidos, el más probable si Putin sigue tensando la cuerda, el encarecimiento del crudo más allá de los 100 dólares por barril se da prácticamente por sentado. Algunos, como los técnicos de la consultora Facts Global Energy Group, se atreven incluso a poner cifras a esa tendencia: el Brent, creen, se disparará hasta el entorno de los 110 dólares por barril a corto plazo si el castigo económico es duro. “El mercado petrolero seguirá estando en el filo de la navaja en los próximos meses si la tensión en el frente ruso continúa”, ha subrayado su directora para Asia, Sri Paravaikkarasu, en declaraciones a Bloomberg.
La probabilidad de que las ventas rusas de crudo al exterior —unos siete millones de barriles diarios sobre un total de producción mundial de 100 millones— se vean afectadas por esas sanciones es baja: sería lo más parecido a un tiro en el pie por parte de Occidente, donde termina una cantidad no menor de ese petróleo. Pero los tambores de guerra a las puertas de la UE introducen una incertidumbre difícil de digerir por el mercado. Un potencial regreso de Irán al mercado global, en caso de alcanzarse un acuerdo sobre su programa nuclear, aliviaría ligeramente la tensión: supondría sumar un millón de barriles diarios (el 1% del consumo mundial), pero su impacto no sería mayúsculo.
Rusia es el primer suministrador de gas natural de la UE —de allí procede cerca del 40% de lo que consumen los socios comunitarios— y el primero de petróleo —algo más de la cuarta parte del total proviene del gigante euroasiático—. Sin embargo, y a pesar de que la Comisión Europea lleva semanas trabajando en planes de contingencia de la mano de otros exportadores relevantes a escala global, Bruselas cree haber superado ya el momento más crítico desde el punto de vista del suministro. La respuesta de la Unión pasa por una mayor diversificación de los puntos de origen del crudo y el gas y por acelerar el desarrollo de las energías renovables para reducir su dependencia del exterior.