El petróleo impulsa los precios de la gasolina y el gasóleo a un nuevo máximo histórico
Repostar un vehículo con un depósito de tamaño medio en España cuesta 17 euros más que hace un año, tras una subida de los combustibles de hasta el 8,5% en lo que va de 2022
La escalada de los carburantes no tiene visos de un pronto final. Si hace un par de semanas era la gasolina la que superaba su máximo histórico, este jueves ha sido el gasóleo el que ha tomado su relevo y ha rebasado su pico desde que hay registros. Con el petróleo al filo de los 100 dólares por barril, ambos carburantes encadenan ya siete semanas consecutivas al alza y se encarecen entre un 6,5% (la gasolina) y un 8,5% (el diésel) en lo que va de año, según la última actualización del Boletín Petrolero de la Unión Europea.
Con las nuevas subidas, ...
La escalada de los carburantes no tiene visos de un pronto final. Si hace un par de semanas era la gasolina la que superaba su máximo histórico, este jueves ha sido el gasóleo el que ha tomado su relevo y ha rebasado su pico desde que hay registros. Con el petróleo al filo de los 100 dólares por barril, ambos carburantes encadenan ya siete semanas consecutivas al alza y se encarecen entre un 6,5% (la gasolina) y un 8,5% (el diésel) en lo que va de año, según la última actualización del Boletín Petrolero de la Unión Europea.
Con las nuevas subidas, llenar el depósito esta semana en España es un 25,9% más caro que hace un año para un vehículo de gasolina; y un 29% más caro en el caso del gasóleo. Así, llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta ahora en torno a 86,6 euros, 17,8 euros más que un año atrás, mientras que en el caso del gasóleo el importe asciende a 80,41 euros, 18,1 euros más que a mediados de febrero de 2021.
El precio medio del litro de gasolina 95 se sitúa en 1,575 euros en la que ya es la tercera semana consecutiva en la que pulveriza su cota máxima. En solo siete días, se ha encarecido un 1,09%. Por su parte, el precio medio del litro de gasóleo se ha situado esta semana en 1,462 euros, un 1,24% más caro que hace siete días y un céntimo más que en septiembre de 2012, de cuando databa el último récord.
A diferencia de entonces, cuando el barril de brent —crudo de referencia en Europa— rondaba los 110 dólares, hoy cotiza algo por encima de los 90, en máximos de ocho años pero todavía lejos de su récord histórico: los 140 dólares que tocó en el verano de 2008, en plena gestación de la gran crisis financiera. Sin embargo, la subida acumulada en el último año es sustancial: el precio actual prácticamente duplica el de hace un año. Al alza del crudo contribuyen tanto la incertidumbre geopolítica alimentada por la tensión entre Rusia y Occidente, con Ucrania como escenario principal, como la descompensación entre una oferta renqueante y una demanda que no ha dejado de crecer desde que se levantaron las restricciones para evitar la expansión de la covid-19.
A pesar del intenso repunte de los carburantes, el precio de la gasolina 95 en España sigue notablemente por debajo de la media de la Unión Europea, donde se paga una media de 1,7 euros por litro, y también de la zona euro, donde cuesta 1,78 euros. En el caso del diésel ocurre algo similar: en la UE se paga una media de 1,58 euros y en el área de la moneda única, casi 1,64. El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal. La brecha es especialmente significativa en el caso del gasóleo, que aún cuenta con ventajas fiscales sobre la gasolina.
Según los datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), casi el 50% del precio final de los carburantes son impuestos, el 35% se corresponde con costes al por mayor (básicamente, coste del crudo en origen y refino) y el 15% restante, costes de distribución y margen de comercialización. Según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (el regulador del sector), el margen bruto de las gasolineras se ha duplicado en los siete últimos años: ha pasado del 11% al 22%.