¿Nuclear y verde?
Dejemos el debate nuclear y del gas para los franceses y alemanes, que son los que tienen un grave problema
La filtración del borrador de la Comisión Europea para fijar la energía nuclear y el gas con la calificación verde ha generado una intensa y absurda polémica. La energía nuclear genera residuos radiactivos cuya vida es infinita. Su coste económico también es infinito y las nuevas centrales nucleares producen la electricidad cuatro veces más cara que la eólica y la solar. ...
La filtración del borrador de la Comisión Europea para fijar la energía nuclear y el gas con la calificación verde ha generado una intensa y absurda polémica. La energía nuclear genera residuos radiactivos cuya vida es infinita. Su coste económico también es infinito y las nuevas centrales nucleares producen la electricidad cuatro veces más cara que la eólica y la solar. Tampoco es sostenible el gas que genera electricidad quemando un combustible fósil con emisiones contaminantes.
La propuesta de la Comisión tiene una base de análisis y datos muy sólidos y realista para adaptar la transición energética a la nueva realidad tras la crisis del gas en 2021. Ya sabemos que la transición es necesaria, pero tendrá costes sociales importantes. Por lo tanto, el objetivo es doble; reducir las emisiones y mitigar el cambio climático, con el menor coste social posible.
Matemáticamente, cuando hay dos objetivos y entran en conflicto, hay infinitas combinatorias óptimas posibles que en sociedades complejas y democráticas se resuelven políticamente, en el mejor sentido de la política. Europa es una confederación que avanza lentamente a un modelo federal y la toma de decisiones es especialmente compleja y así hay que entender la propuesta de la Comisión. Francia produce la mayor parte de su electricidad con energía nuclear. Macron se ha comprometido a priorizar la inversión en renovables pero es el país que más complicada tiene la transición y necesita más tiempo. Alemania tiene un relato muy verde pero sigue siendo el país de Europa con más emisiones contaminantes y que más contribuye al cambio climático, ya que sigue produciendo electricidad principalmente con carbón. El movimiento verde alemán en su origen fue pacifista y antinuclear y está cerrando sus centrales. Pero necesitan el gas para sustituir el carbón y por esa razón la presidenta de la Comisión, que es alemana, incluye el gas como energía verde aunque no lo es.
España hizo bien sus deberes y ya tiene resuelta la inversión en gas. Es antieconómico construir nuevas centrales nucleares y el debate debe ser prolongar la vida útil de las existentes. Pero no debemos perder el foco en este debate estéril que por fortuna no afecta a nuestro país. El Plan del Gobierno y los planes estratégicos del sector privado coinciden en priorizar la inversión en la próxima década en energía solar y eólica, las menos contaminantes y las más baratas y competitivas. También en centrales de bombeo para usar la energía hidráulica como respaldo de las renovables y en hidrógeno verde, una tecnología aun cara e inmadura.
Iberdrola es líder mundial en energía eólica y eso ha permitido un intenso desarrollo industrial y tecnológico con mucho empleo y altos salarios. La tecnología solar es importada pero también generará mucho empleo. Mejoremos nuestra regulación y aprovechemos los fondos europeos para cumplir nuestro plan y dejemos el debate nuclear y del gas para los franceses y alemanes que son los que tienen un grave problema.