El Banco de España mejora ligeramente el crecimiento de la economía hasta el 6,3% para este año
El organismo supervisor advierte de una leve moderación del fuerte crecimiento que se está registrando durante la segunda mitad del año
El Banco de España mejora muy ligeramente las previsiones de crecimiento de la economía española. El supervisor espera que este año el producto interior bruto crezca un 6,3%, una décima más que el 6,2% que preveía hace tres meses. Para el año que viene la proyección también se eleva del 5,8% al 5,9%. Y respecto a 2023 se sube del 1,8% al 2%.
El organis...
El Banco de España mejora muy ligeramente las previsiones de crecimiento de la economía española. El supervisor espera que este año el producto interior bruto crezca un 6,3%, una décima más que el 6,2% que preveía hace tres meses. Para el año que viene la proyección también se eleva del 5,8% al 5,9%. Y respecto a 2023 se sube del 1,8% al 2%.
El organismo explica que durante el segundo trimestre la actividad sorprendió muy positivamente, exhibiendo un comportamiento bastante mejor de lo que había anticipado, en especial el consumo privado. Las compras de los hogares se dispararon un 6,5% trimestral entre abril y junio, muy por encima del 2,9% que había estimado inicialmente, impulsadas por el avance en la vacunación, la relajación de las restricciones y el ahorro acumulado durante la pandemia. Y eso explica la revisión al alza del crecimiento para este año. Por más que a finales de julio repuntasen los casos de coronavirus, gracias a la vacunación este rebrote no se ha traducido en la imposición de nuevas restricciones, favoreciendo la intensa recuperación de un sector servicios que había acusado mucho la pandemia.
La afiliación a la Seguridad Social ha registrado hasta julio una mejora muy notable en las ramas más afectadas por la covid. Y lo mismo ha ocurrido con las actividades de servicios y el consumo. No obstante, la robusta expansión está dando muestras de una leve moderación en julio y agosto. Es decir, se seguirá creciendo a un ritmo fuerte pero a unas tasas un poquito más pequeñas. Si en el segundo trimestre se creció un 2,8% trimestral, en el tercer trimestre el banco prevé un avance del 2,7%. La economía española proseguirá con el fuerte rebote que está experimentando y que llevará a que se recobre el PIB prepandemia a mediados de 2022, una recuperación que se dará con algo de más de medio año de retraso respecto a la economía europea por el mayor impacto inicial de la pandemia y el elevado peso de servicios como el turismo, según señala el supervisor. La tasa de paro previa a la covid se restablecerá en España sobre las mismas fechas que el PIB.
Señales tentativas de desaceleración
Sin embargo, el organismo detecta unos cuantos factores que pueden atemperar la fortaleza de la expansión en la segunda mitad del año. El informe del supervisor habla de “algunas señales tentativas de cierta desaceleración”. Esto no significa que la actividad se frene. En absoluto. De hecho, se prevé que siga avanzando casi al mismo ritmo que durante la primera mitad del año. Pero sí que hará que no vaya todavía a más.
Uno de estos elementos que identifica la entidad es el retraso en el gasto de los fondos europeos, que pasarán a ejecutarse en mayor proporción en los siguientes ejercicios. Y de ahí la mejora prevista del crecimiento en 2022 y 2023. Es decir, el crecimiento repuntará algo porque en esos años se concentrarán más recursos europeos.
Además, el Banco de España señala que se están creando cuellos de botella en el suministro de semiconductores, plásticos y otras materias primas. Y que la falta de estos materiales y equipos ya están produciendo parones en la industria española, sobre todo en el automóvil.
La inflación está creciendo con fuerza y, por tanto, erosionando las rentas de las familias. Si bien el banco considera que este factor será transitorio. La entidad argumenta que buena parte del aumento de precios se debe al efecto de comparar con la fuerte caída que registró el IPC durante el pico de la crisis sanitaria. Otra porción importante se achaca a los cuellos de botella y los incrementos de precios en la electricidad y energía. Y también desempeña un papel esencial el aumento de precios en servicios como los hoteles conforme la reapertura va tirando de la demanda. En opinión del supervisor, se trata de circunstancias pasajeras. Y destaca por ejemplo que el petróleo ya ha detenido su escalada. Dicho esto, admite que la incertidumbre sobre la evolución de los precios es muy elevada, y reconoce que no puede descartarse ni que las empresas trasladen su mayores costes, ni que los trabajadores reclamen mejoras salariales, lo que aumentaría las presiones inflacionistas. Las subidas de pensiones y salarios públicos tendrán “un efecto de señalización” sobre las retribuciones en el sector privado, recuerda el documento. Es decir, podrían servir de referencia para aumentos de sueldos en las empresas.
Por otra parte, la institución advierte sobre un menor dinamismo en el entorno exterior que lastrará algo las exportaciones. La quinta ola está ocasionando problemas en los países emergentes y menos vacunados. Estados Unidos y China, las dos principales economías del mundo, muestran indicios de estar sufriendo una cierta desaceleración. En definitiva, todos estos condicionantes harán que la economía no crezca a un mejor ritmo en la segunda mitad del año. El segundo semestre será probablemente muy similar al primero y dependerá en parte de cuánto se tira del ahorro acumulado y de la recuperación del turismo extranjero, que hasta julio ha ido un poco peor de lo que se vaticinaba pero que en agosto daba buenas señales.
En cuanto a la subida del salario mínimo, el Banco de España considera que el incremento de 15 euros podría tener un impacto moderado. A futuro, las subidas que propone el Gobierno son más significativas y podrían entrañar un efecto mayor. Hace falta saber cómo ha quedado la estructura salarial tras la pandemia para poder calibrar bien qué efectos puede tener, explican fuentes del supervisor.