Pikes Peak, inflación en las nubes
La llegada del verano marcará un punto de inflexión en la carrera a las nubes de la inflación, pero no implicará que los precios remitan con rapidez, lo que forzará a la Fed a modificar su discurso
El comienzo del verano en Estados Unidos viene marcado por la subida a la cima del Pikes Peak, una salvaje ascensión con coches psicodélicos que se celebra en Colorado Springs. La espectacularidad de sus 156 curvas y un desnivel de 1.400 metros le ha valido el nombre de “la carrera hacia las nubes”.
Este año, en plena recuperación económica y con las Bolsas en máximos, la irrupción de una inflación al 5% con una tasa subyac...
El comienzo del verano en Estados Unidos viene marcado por la subida a la cima del Pikes Peak, una salvaje ascensión con coches psicodélicos que se celebra en Colorado Springs. La espectacularidad de sus 156 curvas y un desnivel de 1.400 metros le ha valido el nombre de “la carrera hacia las nubes”.
Este año, en plena recuperación económica y con las Bolsas en máximos, la irrupción de una inflación al 5% con una tasa subyacente en el 3,8% —niveles no vistos en 30 años— se ha convertido en la verdadera carrera hacia las nubes.
La aparatosa recuperación está generando incrementos de precios más allá del efecto base de las materias primas y el petróleo. Los coches —particularmente los de segunda mano— son uno de los mejores ejemplos de repentina y elevada demanda frente a la escasez de oferta. Pese a ponderar un modesto 8% en la cesta de la compra, contribuyeron a la mitad de la subida de la tasa subyacente de inflación en mayo; de hecho, ya cuestan un 30% más que antes de la pandemia.
Afortunadamente, alquileres y vivienda, que pesan un 42%, todavía permanecen relativamente contenidos y ascienden un 2%. Sin embargo, la escalada de los precios de la vivienda hasta un 17% por encima de los niveles precovid, podría terminar trasladándose parcialmente a los alquileres.
Mientras, la Reserva Federal continúa reiterando que la inflación es transitoria y se esmera en transmitir que sus condiciones expansivas permanecerán por un elevado periodo de tiempo.
No nos cabe duda de que factores como la tecnología, el envejecimiento de la población y la globalización, son los predominantes en el largo plazo. Sin embargo, la gran pregunta no es si la inflación será transitoria, sino por cuánto tiempo podrá la Reserva Federal alargar el ritmo actual de estímulos sin precedentes y si será capaz de mantener su luna de miel con los mercados: las Bolsas están en los máximos, la curva de tipos se ha aplanado y la caída de las expectativas de inflación a 10 años hasta el 2,3%, confirma que los mercados suscriben el argumento de la transitoriedad de la inflación.
Por el momento, algunos inversores prefieren ignorar que el agregado de salarios ya es un 2,8% superior que antes de la covid ¿por cuánto tiempo podrán obviar esta nueva “transitoriedad”?
La llegada del verano al Pikes Peak marca un punto de inflexión en la carrera a las nubes de la inflación, pero ello no debe confundirnos. Quedan muchos meses para que la transitoriedad de la inflación remita. Con el petróleo a 75 dólares terminaríamos el año con una inflación del 4,2%. A partir de ahora, la Reserva Federal tendrá que dar muchas explicaciones y, sobre todo, anunciará la retirada de las compras de bonos. El final para los mercados no será, ni mucho menos, trágico: hay que seguir invertidos, pero la volatilidad va a aumentar.
Joan Bonet Majó es director de estrategia de mercados de Banca March