Las tarifas caóticas de las telefónicas: subidas continuas a los que más pagan y chollos para el resto
Telefónica, Orange, Vodafone y Euskaltel vuelven a aplicar aumentos de precios a sus mejores clientes mientras ofrecen grandes rebajas en sus marcas ‘low cost’
Están entre las empresas que más gastan en publicidad. La feroz competencia en el sector de las telecomunicaciones propicia que las operadoras se prodiguen en anuncios para vender las ventajas de sus “ofertas inigualables” frente a las de la competencia. Pero, curiosamente, nunca informan de las subidas de tarifas que aplican casi de tapadillo. Ni siquiera una nota de prensa. Sus clientes deben conformarse con un SMS o un aviso en la factura con el anuncio del aumento ...
Están entre las empresas que más gastan en publicidad. La feroz competencia en el sector de las telecomunicaciones propicia que las operadoras se prodiguen en anuncios para vender las ventajas de sus “ofertas inigualables” frente a las de la competencia. Pero, curiosamente, nunca informan de las subidas de tarifas que aplican casi de tapadillo. Ni siquiera una nota de prensa. Sus clientes deben conformarse con un SMS o un aviso en la factura con el anuncio del aumento que llegará el próximo mes, un mensaje que posiblemente pasará desapercibido para el confiado usuario.
Así ha ocurrido en la última oleada de subidas de tarifas adoptada casi unánimemente por todas las operadoras nacionales (Movistar, Orange, Vodafone, MásMóvil y Euskaltel) que entrarán en vigor este verano. Además de la falta de publicidad, los aumentos —de hasta cinco euros al mes— tienen un denominador común: afectan a los planes de tarifas más completos, es decir, los más caros y a los que están suscritos sus mejores clientes. Paralela y paradójicamente, esas mismas compañías ofrecen sustanciosas rebajas a través de sus marcas de bajo coste a los clientes que menos pagan.
Los planes de tarifas de fibra y móvil de O2 (Movistar), Simyo (Orange), Lowi (Vodafone) o Virgin Telco (Euskaltel) ofrecen en muchos casos las mismas o muy parecidas prestaciones a las de sus hermanos mayores (Movistar Fusión, Orange Love, Vodafone One y Euskaltel Osoa) pero a precios que pueden llegar a ser un 50% inferiores.
Por ejemplo, el paquete Orange Love sin límite con fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y el servicio básico de televisión (sin fútbol ni series) cuesta 67,95 euros al mes, mientras que se puede contratar un plan de Simyo (la marca low cost de Orange) con fibra de 300 Mbps y línea móvil de 25GB por 37,99 euros. O, mientras que el Movistar Fusión Inicia cuesta 74 euros (fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y servicio básico de televisión), el paquete de O2 (la low cost de Telefónica) ofrece también 500 Mbps y una línea móvil con 30 GB pero por solo 44 euros.
¿Por qué esta estrategia comercial aparentemente suicida de tratar peor al que más paga? La causa está en la imparable deriva del mercado español de las telecomunicaciones hacia el low cost, como prueba el hecho —inédito en cualquier otro sector— de que los ingresos de las compañías llevan cayendo ininterrumpidamente desde hace más de una década. En 2020, se redujeron un 5,2% hasta los 32.215 millones de euros y la pérdida de ingresos fue mayor para los tres operadores principales y con la red tanto de móvil como de fibra más amplia. Así, la facturación de Telefónica en 2020 cayó un 5,2% hasta los 14.685 millones de euros; la de Orange, un 5,4% (5.119 millones) y Vodafone cedió un 3,4% (4.830 millones). Por el contrario, MásMóvil incrementó sus ingresos un 16,2% (2.242 millones) y la rumana Digi, que alquila casi toda la red a Movistar, elevó los suyos un 41%.
Las operadoras explican este fenómeno por el modelo adoptado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) de obligar a las grandes compañías a compartir sus redes con cualquier firma que se lo solicite a un precio regulado. Esa legislación favorece que los nuevos entrantes tiren las tarifas para hacerse un hueco en el mercado y que, a su vez, las operadoras nacionales no tengan más remedio que lanzar segundas marcas de bajo coste para tratar de frenar la creciente sangría de clientes que se fugan en busca de esas mejores tarifas.
Los expertos destacan que esta estrategia de subir precios es cortoplacista y tiene siempre fecha de caducidad: el tiempo que tarda el cliente en darse cuenta de que está pagando una factura inusualmente alta por servicios que puede conseguir por la mitad de precio, incluso sin cambiar de compañía, mudándose simplemente a la marca de bajo coste.
El valor añadido que venden las compañías para hacer atractivos sus paquetes premium son la televisión y mejores prestaciones, como mayor velocidad en la fibra o más datos en el móvil. Pero estos reclamos tienen escaso tirón: cada vez menos espectadores ven la oferta básica de televisión generalista que incluyen los paquetes de las operadoras (Movistar +, Vodafone TV y Orange TV) y prefieren decantarse por las plataformas de series (Netflix, Amazon, HBO, etcétera) o el fútbol, que hay que pagar aparte.
En cuanto a la calidad de la conexión, las marcas low cost ya incluyen suficientes prestaciones en fibra y datos para que los abonados se planteen si merece la pena pagar el doble por mantenerse en el premium. Operadoras sin red como la rumana Digi están arrasando con máximas prestaciones a bajo precio. Por ejemplo, el paquete de fibra de Digi de 1GB y 24GB de datos en el móvil por 44 euros al mes no tiene parangón en el mercado. No es de extrañar que la operadora rumana, pese a que su oferta de fibra no llega a la mayoría del país, haya aumentado sus ingresos un 24,5% en el primer trimestre y ganado 221.000 clientes.
Subidas a gogó
Mientras tanto, los operadores han aprobado en cascada subidas de precio. El último en sumarse a la estrategia ha sido Orange. La compañía subirá a partir del 1 de agosto 2,05 euros mensuales las tarifas Love Original, Extra, Extra sin Límites; y 5,05 euros las tarifas Love Total, Total sin Límites y Total sin Límites 4 y la tarifa de solo fibra con velocidad de 600 Mbps. Este cambio afecta tanto a los nuevos clientes que contraten estas tarifas como a los que ya las tengan contratadas. A cambio, los usuarios de fibra a velocidad de 300 Mbps pasarán a 500 Mbps y los de 600 Mbps a 1 Gbps.
La subida de Vodafone llegará a partir del 15 de julio. Afectará a los clientes que tengan contratada una tarifa de fibra y móvil en su modalidad de una y varias líneas móviles, incluyendo todas las opciones de One Ilimitada y Hogar Ilimitable, que pagarán 3 euros más. Además, cada línea adicional que se añada al paquete subirá también 1,5 euros al mes. Si solo tiene contratada una tarifa de móvil, por ejemplo una tarifa Mini o una Ilimitada, la subida es también de 3 euros. La misma subida que se aplicará a las antiguas tarifas de fibra y móvil, que ya no se comercializan. Vodafone no compensa la subida con ningún aumento de prestaciones, y la justifica por las fuertes inversiones que ha tenido que hacer por la pandemia.
El 1 de julio también llegarán las subidas al grupo Euskaltel, ahora propiedad de MásMóvil. Los abonados de sus marcas —la vasca Euskaltel, la gallega R y la asturiana Telecable— pagarán hasta 5 euros más al mes a cambio de mejoras no solicitadas en el teléfono fijo, en la velocidad de fibra, en el móvil y en la televisión.
Por su parte, Telefónica no tiene prevista ninguna subida este verano. La operadora ya incrementó entre dos y tres euros al mes los precios el pasado 12 de enero a todos sus paquetes Fusión. Además, el 11 de abril lanzó un nuevo catálogo de tarifas Fusión que incluye obligatoriamente la compra de un móvil en sus diferentes modalidades, con un incremento mínimo de tres euros al mes.