Wallapop quiere volar con dinero coreano
Fleur Pellerin, exministra francesa de Cultura, lidera una nueva ronda de financiación que valora la plataforma de artículos de segunda mano en 690 millones de euros
Quizá a Wallapop, la plataforma barcelonesa de compraventa de productos de segunda mano, le falte una función básica: la posibilidad de subir un país entero o un gran problema y poder venderlo a otro. A España no le iría mal, pero a la compañía le va muy bien. Ha cerrado una ronda de financiación de 157 millones de euros, la mayor de las siete en las que se ha embarcado desde su fundac...
Quizá a Wallapop, la plataforma barcelonesa de compraventa de productos de segunda mano, le falte una función básica: la posibilidad de subir un país entero o un gran problema y poder venderlo a otro. A España no le iría mal, pero a la compañía le va muy bien. Ha cerrado una ronda de financiación de 157 millones de euros, la mayor de las siete en las que se ha embarcado desde su fundación en 2013. Supone valorar la empresa en 690 millones de euros. Está aún lejos de ser un unicornio (firmas que valen más de 1.000 millones de dólares), pero empieza a tener un lomo plateado y un cierto tinte mágico.
Esa magia procede, entre otros hechizos, de Fleur Pellerin (Corea del Sur, 1973), antigua ministra francesa de Cultura (2014-2016) en el Gobierno de François Hollande. Tras 15 años en la Administración, dejó el espacio público para crear el fondo de inversión galo Korelya Capital (Glovo, Vestiaire Collective y Bolt, entre otras), que ha liderado la entrada en Wallapop en esta última ronda de financiación. Este instrumento está respaldado por Naver, una de las firmas tecnológicas punteras de Corea del Sur, dueña de la aplicación de mensajería gratuita Line, de una agencia de noticias y del buscador más utilizado del país.
¿Qué persigue una exministra de Cultura en un fondo? “Durante un instante”, narra por videoconferencia, “fue como si se alinearan las estrellas. Había cumplido ya mi ciclo público. Y me llegó una oportunidad inesperada. Conocí al fundador de Naver, Lee Hae-jin; hablamos, es un visionario, y sentimos que compartíamos la misma idea: ayudar a Francia y a Europa a construir un ecosistema tecnológico fuerte”. Contra los vientos aullantes y gélidos de las plataformas tecnológicas estadounidenses. “Quizá hace una década decir esto no era políticamente correcto: pero estoy a favor de desmantelarlas”, ahonda. No abonan impuestos, tampoco a los medios de comunicación por usar sus noticias, y por esto tienen tanto dinero y pueden pagar a un trabajador siete veces lo que percibe un empleado europeo. Se llevan el talento, resume. “Respaldo todas las iniciativas de la Unión Europea para frenar su poder. Resulta imposible competir contra alguien que no paga”, critica. “No hay posibilidad de innovación cuando las reglas de juego no son las mismas para todos”.
Esta es la tierra, a veces baldía, donde este naciente endemismo mitológico intenta sobrevivir. El comercio electrónico vive sus ecos del jazz. España es uno de los países donde más crece. Buen momento para que Accel, 14W, GP Bullhound, Northzone e Insight Venture Partners respaldaran la nueva ronda. “El año pasado ha sido una locura”, admite Rob Cassedy, consejero delegado de Wallapop. Marzo, abril y mayo fueron meses perdidos por la covid-19. Pese a todo, cerró el ejercicio con un aumento de sus ingresos superiores al 50% y registró el máximo histórico de usuarios: un ascenso de entre el 40% y el 50%. “Con la situación económica, la gente valoró más poder transformar las cosas que no necesitaba en dinero y muchas pymes y emprendedores encontraron en la plataforma un canal online para sus artículos”, observa Cassedy.
El directivo no aporta números del balance ni tampoco cómo queda distribuido el accionariado tras esa cornucopia de dinero. Sin embargo, las últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil corresponden a 2019. Ese año —como adelantó Cinco Días— tuvo unos ingresos de 16,5 millones (un 20,7% más que en 2018) y unas pérdidas de 6,3 millones de euros. Un ejercicio antes había llevado la cuenta de resultados a los números azules (134,5 millones) gracias a la venta de su participación en la estadounidense Letgo. ¿Podría volver a salir fuera? “Siempre soñamos con ello, pero por ahora estamos totalmente centrados en el mercado español”, indica el responsable de Wallapop.
Plantilla y publicidad
Son días tensos, pero Cassedy no duda de que la empresa de clasificados emite un brillo sólido. En 2020, contaba con 15 millones de usuarios al mes y 80 millones de anuncios en la plataforma. “Vemos oportunidades en emprendedores —aunque nuestra base sean los usuarios particulares—, que tienen un inventario de productos, y también en la mejora de nuestros sistemas de búsqueda y la entrega de los artículos”, desgrana. Seguirán creciendo a base de más contrataciones (de 200 a 300 empleados) y más publicidad. Pese a que resulte una estrategia “cara”. El ejecutivo defiende el valor de la marca y sus expertos en tecnología.
El apoyo de Korelya Capital no va a faltar. Fleur Pellerin es clara. “Creemos en el potencial de la empresa y en el actual equipo gestor. No solo se trata de poner dinero, sino cooperación tecnológica y la experiencia de nuestros inversores y socios en Asia. Wallapop es una historia de éxito en España”. La exministra cree y contempla el mundo a través de los ojos de su hija de 16 años. “Existe un cambio en cómo consumen las generaciones jóvenes. Lo veo en ella. No quiere tener armarios llenos de ropa y olvidarse. Son chicos más concienciados con el medio ambiente y con el coste de producir. Es una transformación, una declaración política; es lo que siento en mi entorno”, reflexiona. “El 80% de mi ropa o de los muebles que tengo son usados. No se trata de una cuestión de presupuesto, sino de dónde te sitúas en el planeta”. Esta sensibilidad, reconoce, “que hace 10 años era impensable para mí”, procede de su niña.
Debido al cambio de mentalidad y porque la competencia es profunda en el e-commerce. “En Asia, que es donde más avanzados están, lo que buscan es integrarlo todo: servicios, logística, distribución, pagos. Son tiendas inteligentes para unos consumidores que exigen mucho”, describe Pellerin. Por ahora, Wallapop no saldrá a Bolsa ni se venderá. Al contrario. “Seguimos buscando nuevas oportunidades. Viajo mucho a Barcelona y hemos encontrado en España un gran ecosistema, hay buenos gestores y buenos fondos”, dice la exministra.
Destino de los fondos
Es difícil ganar dinero en el comercio electrónico. Wallapop recurre a tres vías: venta de espacio de publicidad en su plataforma, los servicios de envío (le dejan una pequeña comisión) y lugares más visibles para quienes desean que destaquen sus artículos. Pero la inyección de 157 millones de euros tendrá un destino. “Vamos a seguir mejorando la experiencia del usuario, reducir la fricción en la cadena de valor (integrar el envío a domicilio en la aplicación), aumentar el número de clientes y ser una referencia también para los pequeños emprendedores y empresas”, anticipa Rob Cassedy, consejero delegado de la firma. Todo en busca de ser un unicornio (una compañía valorada en 1.000 millones de dólares). Un sueño y un riesgo. Ya cantó Silvio Rodríguez: Mi unicornio azul se me perdió. / Pastando lo dejé y desapareció. / Cualquier información / bien la voy a pagar”.