Las ventas de comercio minorista se desploman un 7,1% en 2020, el mayor retroceso desde 2012

Solo las tiendas de alimentación y las grandes cadenas mantuvieron sus ingresos, mientras caen las gasolineras y las tiendas de ropa

Una tienda con el cartel de liquidación durante la tercera ola de la pandemia de coronavirus, en el centro de Madrid.Jaime Villanueva (EL PAÍS)

En un año negro para la economía en general y para el consumo de los consumidores, el comercio minorista notó los estragos de la crisis del coronavirus y registró en 2020 un desplome de sus ventas del 7,1%, según ha publicado este viernes el INE. Es la mayor caída desde 2012 y rompe una racha de seis años consecutivos de avances anuales. Tras encadenar 10 meses, desde marzo, con cifras de negocio inferiores a las del año anterior, con batacazos de dos cifras en marzo, abril y mayo, los meses de noviembre y diciembre, con las campañas de Black Friday y Navidad, no sirvieron para impulsar las ve...

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En un año negro para la economía en general y para el consumo de los consumidores, el comercio minorista notó los estragos de la crisis del coronavirus y registró en 2020 un desplome de sus ventas del 7,1%, según ha publicado este viernes el INE. Es la mayor caída desde 2012 y rompe una racha de seis años consecutivos de avances anuales. Tras encadenar 10 meses, desde marzo, con cifras de negocio inferiores a las del año anterior, con batacazos de dos cifras en marzo, abril y mayo, los meses de noviembre y diciembre, con las campañas de Black Friday y Navidad, no sirvieron para impulsar las ventas. Solo se salvan de las caídas los alimentos y las grandes cadenas de distribución (empresas con más de 25 tiendas), mientras que la facturación de las gasolineras registra un desplome sin precedentes del 18,8%. La ocupación en el sector se resiente también, con un descenso del 2,4% en 2020.

La pandemia de coronavirus, con el confinamiento, las restricciones a la movilidad, las limitaciones de aforos y la incertidumbre económica que ha llevado a muchos hogares, ha sido y sigue siendo un baldón para el consumo, excepción hecha del comercio de alimentación. Los supermercados y tiendas de alimentación, como servicio esencial, han sido de los pocos negocios que han podido funcionar sin restricciones, pero el crecimiento de la alimentación no ha compensado el resto.

Así, el índice general registró una caída de ventas del 1,5% en diciembre respecto al mismo mes del año pasado. En un año normal, este dato podría servir de resumen del año, pero no en este. Comparar diciembre de 2020 con diciembre de 2019 no explicaría lo ocurrido desde marzo. Por tanto, mejor acudir a la media del año, que incluye los desplomes vividos en marzo (-14,5%), abril (-31,7%), mayo (-18,9%) y el resto de meses, todos con caídas. Así, las ventas del comercio minorista cerraron el año con una caída media del 7,1% en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario (es decir, teniendo en cuenta la diferencia de días hábiles entre meses; sin ella, la caída del negocio es del 6,8%). Hay que remontarse a 2012 para encontrar una pérdida de negocio mayor (-7,3%). Son las dos únicas de la serie, que arranca en 2000, que superan el 7%.

Por productos, solo la alimentación se salva, con un leve aumento de ventas del 0,2% en el acumulado del año tras remontar en el último tramo del año. Las restricciones a la movilidad y el teletrabajo, que han mantenido a muchos consumidores en su caso, han sujetado las ventas de equipamiento del hogar (muebles, electrodomésticos, etcétera), que caen un 3,1% en el acumulado del año. Los fuertes crecimientos registrados en estos productos desde junio no llegaron a compensar el bajón de actividad del confinamiento, que desplomó sus ventas hasta un 59%.

Pero precisamente los mismos factores (falta de movilidad y ocasiones de ocio) desplomaron como nunca antes el negocio de la ropa y los complementos, que el INE agrupa como equipo personal. El 2020 arroja un desplome medio del 29%, con mucho el peor dato registrado. Desde marzo, estos negocios han facturado un mínimo del 18% menos que en 2019, con varapalos como el -81% de abril. Ni siquiera la campaña navideña, lastrada por la segunda y tercera olas, ha enderezado el negocio.

Por formatos comerciales, tampoco hay demasiadas buenas noticias. Solo las grandes cadenas (empresas con 25 tiendas o más, lo que incluye tanto una marca como Zara como cadenas de supermercados) han cerrado el año en positivo. Fueron las que menos sufrieron los meses más duros del confinamiento y a cierre del año su negocio crecen un 2,8%. En el otro lado, las estaciones de servicio pagan la escasa movilidad y el desplome de los precios del petróleo con una caída de ventas del 18,8% en 2020. Las pequeñas cadenas (menos de 25 tiendas, categoría en la que es difícil que entre una cadena de supermercados) perdieron un 17,4% del negocio, siempre tomando en cuenta la media anual. Las tiendas unilocalizadas, un 8,5%, y las grandes superficies, un 8,6%.

Ninguna comunidad se salva de la caída del negocio minorista, pero la ausencia de turistas lastra especialmente a Baleares y Canarias, que encabezan los descensos con desplomes acumulados a cierre de año del 14,6% y 15%, respectivamente, solo superadas por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla (-16,4% y -21,1%), probablemente por los meses de cierre de la frontera con Marruecos. En el otro lado, Galicia (-2,5%), Castilla-La Mancha (-3,2%) y Madrid (-3,4%) son las que mejor aguantan el tipo.

Lo que sí ha funcionado en el año ha sido la venta en línea, lo que el INE denomina “comercio al por menor por correspondencia e Internet” para incluir todo tipo de venta a distancia. Cierra el año con un aumento medio de la facturación nunca visto, del 38,4%, con crecimientos interanuales superiores al 60% en mayo y junio.

En todo caso, el crecimiento de la venta digital no compensa y eso se nota en el empleo. En diciembre, la ocupación fue un 3,7% menor que en el mismo mes del año anterior, con lo que la media del año se queda en una caída del 2,4%. De nuevo, las pequeñas cadenas protagonizaron las mayores caídas de la ocupación, con una media del 6,5% en el acumulado del año (del 8,4% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020). Solo aumentó el empleo en las grandes cadenas, un magro 0,6% en el año, mientras que cayó en las estaciones de servicio (-3,1%), las empresas unilocalizadas (-2,5%) y las grandes superficies (-2,2%). Como sucedía en las cifras de negocio, el empleo sufrió más en Baleares (-6,9%) y Canarias (-4,7%) y menos en Aragón (-0,7%), La Rioja (-1,1%) y País Vasco (-1,2%).

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