Hacienda vigila ya el retiro dorado de los ‘youtubers’ en Andorra

La Agencia Tributaria indaga si la residencia fiscal es real o ficticia y alerta sobre el mensaje que da a los jóvenes la salida de los ‘influencers’

Barcelona -
Avenida Meritxell, en Andorra la Vella, el pasado noviembre.Albert Garcia (EL PAÍS)

Andorra, el pequeño país de los Pirineos, ha sido refugio tradicional de grandes fortunas españolas que se sienten asfixiadas por el fisco. Artistas (Montserrat Caballé), famosos (Tita Cervera), tenistas (Arantxa Sánchez Vicario) o motoristas (Jorge Lorenzo) trasladaron allí su residencia para pagar menos impuestos. Salvo excepciones, lo hacían con absoluta discreción. Unos vivían realmente allí la ma...

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Andorra, el pequeño país de los Pirineos, ha sido refugio tradicional de grandes fortunas españolas que se sienten asfixiadas por el fisco. Artistas (Montserrat Caballé), famosos (Tita Cervera), tenistas (Arantxa Sánchez Vicario) o motoristas (Jorge Lorenzo) trasladaron allí su residencia para pagar menos impuestos. Salvo excepciones, lo hacían con absoluta discreción. Unos vivían realmente allí la mayor parte del año; pero otros no, y ahí estuvo la Agencia Tributaria para descubrirlo.

Hacienda tiene ya bajo la lupa a la nueva hornada de exiliados fiscales: los youtubers. A diferencia de aquella generación que, sin hacer ruido, pretendía salvaguardar el fruto de sus carreras, los youtubers no se esconden. Justifican sin pudor su decisión de irse a Andorra y muestran los chalets que compran o alquilan. En los últimos años, al menos cinco de los diez con más audiencia en esa plataforma se han ido a vivir entre las montañas de un país pegado a Cataluña y a tres horas de coche desde Barcelona.

El último ha sido Rubén Doblas, conocido como El Rubius, el español con más suscriptores en YouTube (39,5 millones). Era una salida anunciada. En un vídeo en directo con sus seguidores, expresaba amargamente sus quejas mientras jugaba: “Hacienda ha intentado putearme por ser el único tonto que se ha quedado en España (...). Si el Gobierno hace un hospital que se llame Rubén Doblas, igual les perdono y me quedo aquí”. Pero finalmente El Rubius se ha ido, y su marcha ha avivado una polémica que se desliza entre lo ético y lo legal y que ha desatado, también, una pequeña guerra entre creadores de contenidos digitales.

El cruce de la frontera de estos nuevos ricos preocupa a Hacienda por la pérdida de ingresos para el erario, pero también por el mensaje que deja a una legión de jovencísimos seguidores. David Cánovas, alias TheGrefg —batió el récord de espectadores en directo en Twich para hablar del juego Fortnite—, fue rotundo: “Esto es un choque entre moralidad y legalidad, pero donar la mitad de lo que gano porque amo a mi país... No lo veo”, dijo en 2018, en una entrevista con El Mundo. “Hay una naturaleza brutal y el esquí es la polla (...). Andorra es youtuberlandia”; añadió, entre risas, en una aparición en el programa La Resistencia. A través de su representante, dice ahora que no quiere hablar más del tema.

“Usan servicios españoles, no deberían demonizar los impuestos, esenciales para el Estado del bienestar”, lamenta Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). “Si lo que estos chicos dicen sobre los impuestos es solo que pagan demasiado, no es la mejor pedagogía”, dice a EL PAÍS la subdirectora de inspección territorial, Azucena Hórreo. Al menos desde 2011, la Agencia Tributaria prioriza “el control de traslados de residencia de grandes patrimonios a otros países”, agrega. Fuentes de este organismo confirman que se están llevando a cabo inspecciones para comprobar si la residencia fiscal de los influencers en Andorra es real —lo que significa que viven allí al menos 183 días al año— o solo una tapadera para pagar menos.

Las indagaciones, por ahora solo en la vía administrativa, incluyen el análisis de viajes, consumos y tarjetas de crédito. No es fácil. Los youtubers no deben desplazarse a dar conciertos o a correr carreras de MotoGP: trabajan desde casa, frente al ordenador. “Lo digital es un reto, por la dificultad de control. Pero también una oportunidad, porque su negocio se basa en exponerse y mostrar sus vidas”, agregan.

Casas y coches

De su notable exposición pública da fe Josep Garcia, responsable de Advantia, una de las casi 500 empresas en Andorra que asesoran no solo a youtubers, sino a todo tipo de profesionales que se han instalado allí. No viven todos en la misma parròquia (hay siete en Andorra), pero se relacionan entre sí y se ven a menudo. “Se ha creado un caldo de cultivo entre youtubers y gente del comercio electrónico que montan negocios juntos”.

Samuel de Luque (Vegetta777, segundo en la clasificación de youtubers españoles con 32 millones de suscriptores) y Guillermo Díaz (Willyrex, quinta plaza) fueron los pioneros. “A mí no me importaría estar en España si me dijeran de pagar un 15%. Pero casi un 50%... No sé cuánto tiempo podré seguir viviendo de YouTube”, argumentaba Vegetta777. En Andorra, explica García, el tipo máximo para el IRPF es del 10% (frente al 47% de España), mientras que el impuesto de sociedades es del 10% (frente al 25% español); todo ello, en términos generales.

Para optar a la residencia activa —para trabajar— hay que disponer de un domicilio de alquiler o compra, invertir 15.000 euros, administrar una empresa (así facturan la mayoría de youtubers) y vivir en Andorra al menos seis meses. Fuentes del mundo de las finanzas de ese país —que hace una década dejó de ser considerado un paraíso fiscal— aseguran que los jóvenes cumplen. “Viven en casas grandes, a veces con amigos. No pasan desapercibidos. Tienen un nivel de gasto muy alto. Son usuarios de coches de alta gama, con los que a veces hacen carreras. Los decoran con vinilos y matrículas personalizadas, es fácil reconocerles”, afirman. Aunque admiten que su objetivo es ahorrar impuestos, esas fuentes señalan que disfrutan de otros atractivos: el esquí, la naturaleza, la seguridad...

El Gobierno andorrano está encantado con su presencia, por lo que aporta a la economía. La policía del país comprueba que la residencia sea efectiva entrevistándose con los vecinos y, si hay dudas, analizando las facturas de suministros. Pero la Agencia Tributaria lo comprueba, igualmente, por sus propios medios.

El microestado que dejó de ser un paraíso fiscal

Andorra salió hace años de la lista española de paraísos fiscales. En 2011 el Principado firmó con Madrid un acuerdo de intercambio de información tributaria, y en 2015, un convenio de doble imposición. La OCDE lo sacó en 2012 de su lista negra; en 2018 la UE dejó de considerar a Andorra como un territorio con régimen fiscal pernicioso. “No hay una lista única de paraísos fiscales, cada institución tiene la suya”, aclara José María Peláez, inspector de Hacienda del Estado.

En el caso español, hay 32 territorios considerados paraísos fiscales. Desde 1991 han ido saliendo 15 países, entre ellos Andorra o Singapur. La ley española en vigor establece que para que una jurisdicción se considere paraíso fiscal debe tener nula o muy baja tributación y ausencia de intercambio de información. Esta normativa, sin embargo, va a cambiar: el Gobierno está tramitando una nueva ley contra el fraude, que acercará los criterios a los que aplican las instituciones internacionales e introducirá el concepto de regímenes fiscales perjudiciales. “Puede que todo se asimile a la UE [12 países en la lista negra], o que la lista de España sea más dura”, dice Peláez.

Aunque Andorra ya no se considere paraíso fiscal, sus impuestos muy bajos en comparación con los países del entorno siguen suponiendo un atractivo para los más adinerados. Según el organismo independiente Tax Justice Network, el Principado resta cada año más de 15 millones de euros a las arcas públicas de los demás países por la elusión fiscal de grandes fortunas.

Si un contribuyente español se muda a un territorio considerado paraíso fiscal, debe seguir tributando en España durante los cuatro años siguientes. En los demás casos, el de Andorra incluido, esta cláusula no aplica. Pero tampoco es tan sencillo dejar de ser residente fiscal en España. No solo se exige que los contribuyentes vivan de facto en otro país durante más de la mitad del año; Hacienda también tiene en cuenta dónde está el centro de intereses vitales y económicos del interesado —empresas, patrimonio, cuentas, relaciones familiares—.

“Todos los famosos que han tenido problemas con países como Andorra, Mónaco o Suiza ha sido porque el traslado era ficticio, y han ido dejando rastros que demostraban que seguían residiendo en España”, detalla Peláez. “El caso de los 'youtubers' es una novedad: los sistemas fiscales no están pensados para las actividades digitales. Si realmente se van, se podrá decir que son insolidarios, pero no cometen fraude”. / LAURA DELLE FEMMINE

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