El voluntario que revolucionó la banca ética

Peter Blom, tras 24 años al frente de Triodos, enfila su jubilación y deja una entidad con 1.500 empleados y 17.700 millones de euros en activos

Peter Blom, consejero delegado de Triodos, fotografiado en la ciudad holandesa de Utrech el pasado noviembre.Pieter van den Boogert

Ahora que hasta las petroleras invierten en parques eólicos, a pocos sorprende que un banco ponga el dinero de sus clientes en proyectos de energías renovables. Pero cuando Triodos lo hizo por primera vez en 1986, la idea se antojaba descabellada. Entonces ni existía el concepto de economía sostenible, establecido un año después por las Naciones Unidas, y Peter Blom (Leiden, Países Bajos, 64 años) se encargaba de la gestión de empresas e instituciones en una pequeña entidad financiera que se de...

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Ahora que hasta las petroleras invierten en parques eólicos, a pocos sorprende que un banco ponga el dinero de sus clientes en proyectos de energías renovables. Pero cuando Triodos lo hizo por primera vez en 1986, la idea se antojaba descabellada. Entonces ni existía el concepto de economía sostenible, establecido un año después por las Naciones Unidas, y Peter Blom (Leiden, Países Bajos, 64 años) se encargaba de la gestión de empresas e instituciones en una pequeña entidad financiera que se definía como ética mientras las demás disparaban sus beneficios al abrigo de la revolución conservadora. El todavía consejero delegado de Triodos Bank cree que el tiempo le ha ido dando la razón: “Somos la demostración de que se puede hacer dinero poniendo a la sociedad en el centro”.

Si la Gran Recesión supuso el gran aldabonazo para su negocio, la crisis del coronavirus puede alumbrar la consolidación definitiva de un sector que, según el Barómetro de las Finanzas Éticas 2019, ha multiplicado por 17 el volumen de ahorro desde la caída de Lehman Brothers.

Blom se jubilará en 2021, tras 24 años al frente de una entidad a la que llegó hace cuatro décadas como voluntario —solo eran cinco personas— y que deja con 1.500 empleados y unos activos de 17.700 millones de euros. Todo ha cambiado, pero la misión sigue siendo la misma: “Se trata de la gente, de los valores humanos, de la sostenibilidad, que son incluso más importantes ahora que en 1980”, explica por videoconferencia desde la sede central de Triodos cerca de Utrech, un edificio sostenible reconocido el año pasado como el mejor proyecto de oficinas de los Países Bajos.

De alguna manera, la filosofía de la banca ética ha ido permeando a las entidades convencionales, pero no lo suficiente como para protagonizar un cambio de paradigma. “Si pensamos que la sostenibilidad es parte del sistema financiero actual, yo diría: aún no”, proclama con ironía el ejecutivo holandés. Y puntualiza: “Ahora los demás bancos vienen desde el otro lado a hacer lo mismo que nosotros, pero probablemente sea una cuestión de imagen”. Diferenciarse ya no resulta tan sencillo en un escenario donde la ética está en boca de todos, pero solo unos pocos podrán aprovechar la mayor concienciación surgida tras la pandemia.

Con presencia en España, desde 2004, y otros cuatro Estados europeos (Países Bajos, Bélgica, Reino Unido y Alemania), Triodos no deja de ser un banco: los clientes depositan sus ahorros en cuentas corrientes, invierten en fondos o abren planes de pensiones, cuyas ventajas fiscales son defendidas por Blom frente a los recortes del Gobierno. Incluso pueden comprar acciones, que no cotizan en Bolsa, y a cambio del riesgo que asumen reciben un dividendo, ahora paralizado por la recomendación del Banco Central Europeo. La gran diferencia se halla en el destino del dinero que llega a la entidad; y ahí, puntualizan desde Triodos, ellos no ofrecen los típicos productos sostenibles. Sencillamente, porque todos lo son.

Las renovables (19,5%) constituyen la principal actividad financiada por el banco, que lidera por quinto año consecutivo la clasificación mundial —elaborada por la plataforma independiente Clean Energy Pipeline— como entidad financiera que más proyectos de este tipo apoya: solo en España, cerca de 200. Sin embargo, el negocio se ha ido diversificando con el paso del tiempo. La vivienda social, la cultura, la agricultura ecológica o la salud copan la mayor parte de la cartera de Triodos, y permiten a Blom ser optimista sobre la salida de la crisis: “Si invirtiéramos en aerolíneas o grandes proyectos turísticos tendríamos problemas, pero los sectores en los que estamos tienen una posición mejor respecto al futuro poscovid”, aventura el directivo.

Preocupan los impagos en el sector de la cultura, aunque este representa una mínima parte de los préstamos. Antes de la Gran Reclusión, el peso de los créditos morosos respecto al conjunto de los concedidos por la banca ética era de un 1,84%, casi tres veces menor que el de sus competidores tradicionales.

Campeón en resiliencia

Ajeno a las turbulencias que se ciernen sobre las entidades más expuestas a los sectores cíclicos, Triodos quiere ser el campeón de la resiliencia. Pero el corto plazo no está exento de dificultades. El aumento de las provisiones ha llevado a un exiguo beneficio neto de 6,7 millones de euros en el primer semestre, una tercera parte del obtenido un año antes. En el segundo, la nueva ola de coronavirus hace que las perspectivas no sean mucho mejores. “Nuestra cartera está muy relacionada con la economía real; tenemos que repararla”, reclama Blom como condición para recuperar los niveles de negocio previos a la pandemia.

El discurso del directivo no es el de un banquero al uso: siempre sin perder la sonrisa, se muestra muy crítico con la política monetaria de tipos bajos, que ha beneficiado a los bancos de inversión y llevado a las Bolsas a máximos en plena debacle económica. Aboga por una nueva regulación financiera que ponga la sostenibilidad en el centro y se opone a la política de concentración bancaria emprendida en el mercado nacional: “Un escenario diverso, con más bancos medianos como el nuestro, es un escenario mejor”. Sus ideas están avaladas por más de 700.000 clientes (180.000 en España), que convierten a Triodos en el líder europeo en el segmento.

Pese a que solo le quedan unos meses en el cargo, Blom está seguro de que la sucesión no afectará al negocio ni a los valores que defiende la entidad, resumidos en la tríada que le da nombre: planet (planeta), people (personas), profit (beneficio).

En un escenario marcado por la digitalización, el ejecutivo promete la continuidad de las 20 oficinas de Triodos en España y reivindica el contacto personal como parte de su filosofía: “Lo digital es muy importante, pero no puede reemplazar a las personas”. Él, en cambio, no se siente imprescindible ante su próximo recambio: “Para mí es momento de volver a empezar y probar otras cosas, una nueva generación tiene que llegar”. Cuarenta años después, un equipo de jóvenes ejecutivos prepara el relevo del hombre que empezó en la banca como voluntario.


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