Opinión

Europa ante la deshumanización del trabajo

En la crisis anterior se hablaba de pruebas de estrés a los bancos o iniciativas como la Unión Bancaria: ahora toca priorizar la preocupación por las personas

Varias personas caminan por una cale del centro de Madrid ante negocios cerrados.JUAN MEDINA (Reuters)

La pandemia de la covid ha puesto en el centro de los análisis el deterioro de las condiciones de vida en el trabajo en la mayoría de países sobre todo en los menos desarrollados. En realidad la deshumanización de la economía se venía registrando ya antes de la pandemia incluso en regiones con una mayor protección social como es el caso de la Unión Europea.

Con la pandemia el desempleo ha vuelto a crecer hasta alcanzar a ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La pandemia de la covid ha puesto en el centro de los análisis el deterioro de las condiciones de vida en el trabajo en la mayoría de países sobre todo en los menos desarrollados. En realidad la deshumanización de la economía se venía registrando ya antes de la pandemia incluso en regiones con una mayor protección social como es el caso de la Unión Europea.

Con la pandemia el desempleo ha vuelto a crecer hasta alcanzar a 16 millones de trabajadores en la Unión, según los últimos datos Eurostat. Sin embargo, este dato ofrece una visión muy incompleta del detrimento de las verdaderas condiciones de trabajo. Una reciente resolución del Parlamento Europeo refleja que antes de la crisis existía ya una realidad social mucho más cruda. En 2018, en la UE-28 había 8,3 millones de trabajadores a tiempo parcial subempleados; 7,6 millones se encontraban disponibles para trabajar, pero que no buscaban empleo, y otros 2,2 millones de personas buscaban trabajo, pero sin la capacidad de poder hacerlo en un plazo breve. El resultado es que “en 2018 un total de 18,1 millones de personas se encontraban en situaciones semejantes al desempleo”. Sus condiciones han empeorado con la pandemia. En consecuencia entre parados y situaciones semejantes en Europa el problema laboral afecta a 34 millones de personas.

Los eurodiputados pronostican que la crisis se traducirá “en un aumento de las desigualdades, la pobreza, el desempleo y las divergencias sociales, así como en un deterioro de las normas sociales y laborales en Europa”. Piden a la Comisión Europea que presente una directiva sobre el estrés, una directiva sobre el bienestar mental en el lugar del trabajo y un “estrategia de salud mental en la Unión con el objetivo de proteger a todos los trabajadores en su lugar de trabajo”.

La pandemia ha subrayado cómo la debacle laboral tiene un fuerte impacto en la salud. El premio Nobel de Economía Angus Deaton y su mujer la profesora, Anne Case, describieron el año pasado en Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo los estragos causados por los suicidios, alcohol y drogas especialmente entre los trabajadores blancos no titulados de entre 45 y 54 años. El aumento del sufrimiento y los problemas mentales y la disminución de la capacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos es un fenómeno generalizado. En la misma línea Jeffrey Pfeffer, profesor de Stanford explicó en Muerte por un salario cómo el exceso de trabajo, con semanas laborales de hasta 75 horas mata a la gente.

Es muy significativa que los eurodiputados pidan que se realicen “pruebas de estrés de los sistema sanitarios de la Unión” para crear una Unión Europea de la Salud. Hasta ahora este lenguaje era para los bancos. En la crisis anterior se hablaba de pruebas de estrés a los bancos o iniciativas como la Unión Bancaria. Ahora toca priorizar la preocupación por las personas. Europa debe dar una respuesta a la deshumanización de la economía y a sus trabajadores estresados.

Archivado En