Vacunas contra la covid ‘made in Spain’

Dos laboratorios encargan a Zendal, una pyme gallega especializada en veterinaria, la producción en serie de antígenos

Madrid -
Planta de producción de vacunas víricas de Zendal, en Porriño (Pontevedra).ADOLFO

Zendal era un prometedor grupo de productos veterinarios cuando, en 2008, llamó a su puerta el investigador de la Universidad de Zaragoza Carlos Martín. “Acabábamos de sacar al mercado la primera vacuna contra la lengua azul en ganado ovino y bovino para Europa. Teníamos las máquinas funcionando a toda velocidad”, recuerda su consejero delegado, Andrés Fernández. “Nos dijo que no encontraba a nadie capaz de fabricar una vacuna de micobacterias en Europa [para humanos]. Le dijimos que no podíamos, no teníamos capacidad. Pero fue perseverante y al final hicimos un lote”. Adaptaron las instalacio...

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Zendal era un prometedor grupo de productos veterinarios cuando, en 2008, llamó a su puerta el investigador de la Universidad de Zaragoza Carlos Martín. “Acabábamos de sacar al mercado la primera vacuna contra la lengua azul en ganado ovino y bovino para Europa. Teníamos las máquinas funcionando a toda velocidad”, recuerda su consejero delegado, Andrés Fernández. “Nos dijo que no encontraba a nadie capaz de fabricar una vacuna de micobacterias en Europa [para humanos]. Le dijimos que no podíamos, no teníamos capacidad. Pero fue perseverante y al final hicimos un lote”. Adaptaron las instalaciones, pidieron autorizaciones a la Agencia Española del Medicamento y llegó el momento: “Había que inyectar una vacuna en seres humanos…, producida por CZ Veterinaria [matriz del grupo]. No nos parecía apropiado y construimos una filial con ese cometido”. Nació Biofabri y Zendal comenzó a dar pasos más decididos en el negocio de la salud de las personas. Con la fortuna de que un año después, AstraZéneca les vendió una unidad de negocio similar y su campo de actuación se ensanchó.

Ha pasado casi una década desde aquello y las cosas se han acelerado en este 2020 tan extraño. La compañía anunció hace un par de semanas que está fabricando una vacuna contra la covid-19 en sus instalaciones de Porriño (Pontevedra). Aunque realmente son dos, porque produce la de otro cliente que ha pedido anonimato. El contrato que sí es público lo firmaron con la empresa norteamericana Novavax, que les ha encargado la producción del antígeno de su vacuna antes de tener la autorización definitiva del producto, que está en la recta final de los ensayos y podría tener autorización este año. En dos meses tendrán listos los lotes de antígenos. En una situación normal un laboratorio no arriesgaría tanto al encargar la producción en serie de un producto antes de recibir el visto bueno, pero esta no es una situación normal. Las farmacéuticas corren a lomos del dinero público inyectado por muchos Gobiernos para ganarle la partida al virus. En especial, el de EE UU, que ha invertido en su programa Operación Warp Speed más de 10.000 millones hasta la fecha, según The New York Times.

Un paso más

Hacer vacunas contra la covid podría parecer un salto importante, pero para Zendal no es decisivo. “No pretendemos que la covid sea nuestro centro porque sería un error. Lo vimos con la vacunación de la lengua azul: en 2008 supuso un salto importantísimo y en 2011 facturamos cero euros de esa vacuna. Con la covid puede pasar lo mismo”. Zendal y sus siete filiales facturaron el año pasado 45 millones de euros, con 6,7 millones en beneficios, y las soluciones para el universo animal siguen siendo su principal fuente de ingresos. Este año podrían sumar a su facturación entre tres y cinco millones más. “En 2021 si todo va bien [la vacuna de Novavax] se notará significativamente. No puedo precisar cuánto, porque dependerá de muchas cosas, de cuándo salga al mercado, de cuántas dosis seamos capaces de fabricar, del rendimiento de los cultivos... pero sí, será un salto importante”, admite Fernández.

Con 200 empleados, su deuda ha crecido hasta los 23 millones para construir una nueva fábrica y han hecho 20 contrataciones este año. Confían en que el negocio absorberá la apuesta. “En veterinaria somos muy fuertes en vacunas, nuestro departamento de I+D presentará este año tres nuevas a registro: una la desarrollamos con el CSIC, otra con la Universidad Complutense y la tercera, con una start-up catalana”. Aclara que las vacunas son productos que, por mucho que se acelere su desarrollo, son igualmente sólidas: “Se están ensayando en grupos más amplios. Se controla todo. En la parte de fabricación los protocolos están perfectamente regulados”. ¿Y si el producto de Novavax no llega a su término, es nocivo tras su aplicación o simplemente no protege contra el virus? “No temo al daño reputacional. Los protocolos de este sector son tan estrictos que eso es muy poco probable”, responde Fernández.

Zendal se mueve en un mercado con cierta previsión, aunque no exento de riesgos. Invierten cada año un 10% de su facturación en investigar y trabajan pensando en el largo plazo con la ventaja, dicen, de no tener accionistas que esperen resultados inmediatos. “Somos 65 accionistas. Safoles, la sociedad de mi padre, tiene el 42,7% y Asilem, controlada por mis primos, el 12,6%”. Junto a ellos están otros minoritarios como el grupo cooperativo orensano Coren (8%), que entró en el capital atraído por su labor en veterinaria.

Pero las cosas están cambiando en la compañía. “En cinco años probablemente el negocio de salud humana será muy superior al de salud animal, con crecimientos por las dos partes”, augura el ejecutivo. Hasta que eso ocurra, espera un mercado revuelto por el coronavirus y nuevos clientes. “Nuestra ventaja es que tenemos bastante flexibilidad, hacemos asesoramiento en formulación, podemos producir lotes pequeños, solucionar problemas que surgen durante el proceso…”. Saben que Europa es deficitaria en capacidad de producción de vacunas (Estados Unidos es líder en el mercado, y aun así busca en el continente respuesta a la explosión de pedidos actual). “Todo el mundo está ampliando capacidad para dar cabida a todo tipo de proyectos. La fabricación de vacunas contra la covid incluso desplaza otros pedidos que llegan aquí”.


En corto

1993. Nace CZ Veterinaria, heredera de los activos de Cooper-Zeltia (actual PharmaMar). Actualmente factura 28 millones de euros y es la principal sociedad del grupo, que en 2019 alcanzó unas ventas de 45 millones.

2008. Se crea Biofabri, una filial para fabricación de productos farmacéuticos de uso humano.

6. El grupo se completa con seis empresas. Zinereo Pharma se dedica a la producción de probióticos; Petia produce medicamentos para animales de compañía; Vetia se dedica a fármacos para todo tipo de animales y Bialactis Biotech también se encarga de probióticos. Además están Probisearch, Aquatrek Animal Health.

65. Sus productos se exportan a 65 países. Han desarrollado vacunas para rumiantes, ganado ovino y porcino, acuicultura.

Fase 2. Desarrollan una vacuna contra la tuberculosis en fase 2 diseñada por el grupo de investigación genética del doctor Carlos Martin, del Departamento de Microbiología de la Universidad de Zaragoza y Brigitte Gicquel, del Institut Pasteur de París.


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