Los contribuyentes más ricos declararon un 27% más en el IRPF de 2019
El aumento de los controles y la mejora del cumplimiento voluntario han impulsado este resultado
El foco que la Agencia Tributaria (AEAT) ha puesto sobre las grandes fortunas está dando sus frutos. El último balance de control tributario refleja que en la campaña del IRPF de 2019 los más ricos declararon más y pagaron más impuestos: el alza fue del 16% en las bases imponibles y del 13% en las cuotas. En el caso del tramo más alto de este colectivo, el aumento ha sido aún mayor, del 27% y del 20%, según fuentes de la AEAT. La mejora de la actividad, el mayor control y el efecto inducido ...
El foco que la Agencia Tributaria (AEAT) ha puesto sobre las grandes fortunas está dando sus frutos. El último balance de control tributario refleja que en la campaña del IRPF de 2019 los más ricos declararon más y pagaron más impuestos: el alza fue del 16% en las bases imponibles y del 13% en las cuotas. En el caso del tramo más alto de este colectivo, el aumento ha sido aún mayor, del 27% y del 20%, según fuentes de la AEAT. La mejora de la actividad, el mayor control y el efecto inducido que este genera en el cumplimiento voluntario han sido los motores del repunte
La AEAT ha logrado resultados récord en la prevención y lucha contra el fraude: en 2019, últimos datos disponibles, arañó 15.715 millones de euros. Parte de ellos vinieron del control sobre los grandes patrimonios, uno de los pilares estratégicos de la Agencia. El año pasado, las comprobaciones sobre este colectivo aumentaron y generaron deudas liquidadas por 607,6 millones, un 75% más que el ejercicio anterior, cristalizadas en 880 expedientes.
El organismo destaca que el alza en los controles también ha fomentado a más contribuyentes acaudalados a declarar voluntariamente su riqueza sin esperar a que el Fisco llamara a sus puertas. Este “efecto inducido” —sumado a otros factores, como la mejora de la actividad de sus patrimonios— ha engrosado tanto las bases imponibles como las cuotas líquidas pagadas por los más ricos en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF): el avance en 2019 ha sido del 16% y 13%, respectivamente, frente al ejercicio anterior. Para ponerlo en perspectiva: el incremento de las bases ha sido tan solo del 6%, y del 9% las cuotas, para el conjunto de los contribuyentes.
La brecha es aún más grande si se considera el tramo más alto de las grandes fortunas: un crecimiento del 27% en las bases y un 20% en las cuotas. Fuentes de la AEAT no desglosan los criterios que utilizan para delimitar la parte más alta de este colectivo, pero aclaran que el corte no es solamente numérico. También matizan que la estructura patrimonial de los contribuyentes cambia radicalmente a medida que la riqueza poseída aumenta. El peso de los activos financieros suele aumentar notablemente, y debido a su volatilidad los datos no siempre son consistentes en el tiempo. El hecho de que se trate de fortunas tan grandes también implica que modificaciones en las declaraciones de un puñado de contribuyentes pueda traducirse en grandes vuelcos en las estadísticas.
En España tampoco existe una definición legal de qué es un patrimonio relevante. Generalmente, se considera que los contribuyentes más ricos son los obligados a presentar la declaración del impuesto sobre el patrimonio —si tienen cuota a ingresar tras aplicar las deducciones y bonificaciones correspondientes o cuentan con bienes y derechos superiores a los dos millones—. Este tributo está sin embargo cedido a las comunidades, y algunas de ellas contemplan generosas rebajas que pueden anular de facto la recaudación. El caso más emblemático es el de Madrid, que en el último ejercicio dejó de ingresar unos 900 millones por la bonificación del 100% que aplica a este tributo.
Por ello, la AEAT realiza sus comparaciones con el IRPF. Además, fuentes del organismo aseguran que internamente utilizan supuestos distintos para definir qué es una gran fortuna, y que en las actuaciones de control se emplean cifras de patrimonios calculados, y no declarados, dado que se considera quién tiene la verdadera titularidad de los mismos.
Desde 2018 la AEAT también cuenta con una unidad de control dedicada a los grandes patrimonios, que tiene la misión de elaborar un “censo” de los contribuyentes con elevada capacidad económica, identificar los riesgos específicos y desarrollar mejores mecanismos de investigación para obtener y gestionar información relevante. En 2019, tenía bajo su lupa a 170.000 contribuyentes. Esta unidad también ha creado un catálogo con más de 570 proveedores de bienes y servicios de lujo, como joyerías o casas de subastas. El objetivo es verificar, a través de la información disponible sobre estos centros, si las grandes fortunas están cometiendo irregularidades u ocultando su riqueza.
Impulsar el cumplimiento voluntario
Fomentar que los contribuyentes cumplan voluntariamente con sus obligaciones fiscales es una de las metas que se ha marcado la AEAT. Las medidas para lograrlo pasan por proporcionar más datos tributarios a los mismos declarantes —incluso sobre cuentas en el exterior, gracias a un mayor y mejor intercambio de información internacional—, y a la vez reforzar el control y las herramientas a disposición de la Agencia. El objetivo es crear un círculo virtuoso que aliente al mayor número posible de contribuyentes a declarar. Y al Fisco a ingresar lo que deben.