El comercio teme una avalancha de cierres
Tras meses sin ingresos y con el consumo a la baja, miles de establecimientos no sobrevivirán a la crisis
Emilio Sánchez, de 53 años, recordará febrero de 2020 como el mejor mes en los 23 años de su taberna La pinta y la viña, en el barrio de Tetuán, en Madrid. El recuerdo estará inmediatamente asociado con la incertidumbre que experimentaría a partir del 13 de marzo, cuando, por la pandemia de coronavirus, tuvo que cerrar. Ahora, casi cuatro meses más tarde, se plantea la difícil decisión de continuar o bajar definitivamente la persiana al negocio.
Como Sánchez, miles de comerciantes y dueños de bares, restaurantes o cafeterías intentan cuadrar cuentas que, en muchos casos, no salen. Tras ...
Emilio Sánchez, de 53 años, recordará febrero de 2020 como el mejor mes en los 23 años de su taberna La pinta y la viña, en el barrio de Tetuán, en Madrid. El recuerdo estará inmediatamente asociado con la incertidumbre que experimentaría a partir del 13 de marzo, cuando, por la pandemia de coronavirus, tuvo que cerrar. Ahora, casi cuatro meses más tarde, se plantea la difícil decisión de continuar o bajar definitivamente la persiana al negocio.
Como Sánchez, miles de comerciantes y dueños de bares, restaurantes o cafeterías intentan cuadrar cuentas que, en muchos casos, no salen. Tras meses sin ingresos, la apertura no ha traído la alegría de consumo que se esperaba. El sector teme una avalancha de cierres de locales en toda España, sobre todo tras el verano. La Confederación Española de Comercio (CEC), la patronal de los pequeños comerciantes, calcula que hasta un 20% del medio millón de locales repartidos por España no sobrevivirá al 2020. Sin apenas turismo internacional que llevarse a la boca, el vendaval en las zonas turísticas puede ser mayor.
“Muchos retailers ya tenían problemas de caja antes de la pandemia, y esto puede ser la puntilla”, afirma Gonzalo Senra, director de Retail para España de la consultora inmobiliaria CBRE. Prefiere no aventurar una cifra, porque dependerá de cómo vayan las ventas durante el verano, pero señala: “Si la caída de ventas se queda en un 15%, bueno; pero si se va al 30%, muchos no podrán sobrevivir”, y deja caer que “tiene pinta de que la tasa de desocupación [de locales] va a crecer”.
Carlos Moreno-Figueroa, portavoz de CEC, explica que un 9% de los locales comerciales no ha resistido a los tres meses de cierre por la crisis sanitaria y que otro 10% está en peligro tras ella. “Ya se ven carteles de alquiler, es una realidad palpable”, afirma. Los primeros días de rebajas, con entre un 20% y un 30% menos de facturación que el año pasado, no están siendo el revulsivo esperado, y con descuentos muy agresivos que se comen los márgenes ante la urgencia de dar salida al stock acumulado. Señala que algunos han abierto para liquidar lo que tenían almacenado, pero ya no repondrán y echarán el cierre. “Si las cosas no se complican más, el cierre va a ser del 20% del total de locales”, señala, en referencia a un parque de alrededor de 500.000 establecimientos. “Eso son 100.000 locales vacíos y 300.000 empleos perdidos”, lamenta.
La Asociación de Inmobiliarias con Patrimonio en Alquiler (Asipa), que reúne a tenedores como Merlin, Colonial o Lar, menos catastrofista, estima que “en el entorno de un 5% de los inquilinos no llegarán a superar” la crisis. También la Asociación Española de Centros y Parques Comerciales (AECC) mantiene un “optimismo moderado”. Según su presidente, Eduardo Ceballos, ha abierto casi toda la oferta —a los locales de ocio, como cines o parques infantiles, les está costando más— y la afluencia y las ventas en los centros comerciales están yendo por encima de lo previsto. “Había mucho consumo retenido”, afirma, y prevé “cierres puntuales” en los complejos porque, aunque “hay mucho pequeño comercio, hay mucha potencia de marca”, de los propios centros y de las marcas que los pueblan. Moreno-Figueroa difiere y percibe una “normalidad ficticia” en estos centros, en los que, opina, podrían caer hasta la mitad de los pequeños y medianos locales, que, al contrario que las grandes cadenas, tienen poca capacidad de negociación ante los propietarios.
Los más afectados
Moreno-Figueroa, que además es secretario general de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos, cree que, dentro de la oferta comercial, alimentación y equipamiento para el hogar —por el desgaste de los hogares en el confinamiento y la necesidad de adaptación al teletrabajo— están en mejor situación, mientras el textil es de los que peor lo van a pasar, junto con la restauración y el ocio, criterio que comparten el resto de expertos consultados. También en el alambre están las agencias de viajes, como la de Norberto Azor, en Cuatro Caminos. Tras más de dos meses y medio de inactividad, depende de las medidas de los países receptores de turistas y de las condiciones de las aerolíneas. “La reapertura va mal, no avanza la venta. No hay ningún tipo de movilidad y la gente tiene miedo a viajar”, cuenta.
Gonzalo Senra afirma que la pandemia exacerbará la tendencia de las marcas hacia las tiendas de gran formato en las mejores zonas de las ciudades, dejando de lado las zonas menos transitadas. “Las ubicaciones secundarias van a sufrir más”, asegura. Guillermo Preckler, responsable de BrickBro, una plataforma que intermedia en la compra de locales comerciales para transformarlos en viviendas u otros usos, lo corrobora. “Se va a perder el concepto de local comercial en los barrios”, cuenta. Las llamadas a plataformas como la suya están en máximos. “La consecuencia será una rebaja de dos dígitos en los precios de los locales”, dice, y cree que muchos de esos bajos comerciales se transformarán en viviendas, pequeñas oficinas o locales “enfocados al delivery”, como pequeños almacenes de última milla o dark kitchens (cocinas para comida a domicilio).
Los malos augurios se esfuman a veces para Emilio Sánchez cuando ve el apoyo de sus vecinos. “Gente que no lo necesitaba ha venido a comprar comida para llevar, solo para ayudarnos, nos han dejado dinero a fondo perdido, el dueño del local nos ha condonado el alquiler”, cuenta, conmovido. También Azor ha renegociado su alquiler. Pero estos son alivios puntuales. El sector demanda moratorias o condonaciones de tasas e impuestos o rebajas en función del tiempo de cierre y, sobre todo medidas sobre el alquiler más ambiciosas que la moratoria para inquilinos de grandes tenedores o empresas públicas. Moreno-Figueroa pide ligar, siquiera temporalmente, los alquileres a las ventas, algo que se ha hecho en Portugal.
Los centros comerciales piden poder abrir todos los festivos este año y el que viene. Los expertos consultados también deslizan rebajas de IVA y otras medidas para impulsar el consumo. Por ejemplo, CEC reclama planes similares al Renove de los automóviles para equipamiento del hogar o bonos de los Ayuntamientos para los comercios locales, para lo que solicita al Gobierno que les deje usar su superávit. “Más allá de campañas, no hay verdaderas medidas de reactivación del consumo, están poniendo tiritas”, denuncia.