Proyecciones al aire libre en la nueva normalidad
Autocine Madrid Race, que facturó 1,5 millones de euros en 2019, ofrece pases de películas, teatro y conciertos a los que asistir en coche
Algunos negocios parecen diseñados a propósito para la nueva normalidad. El Autocine Madrid Race, un espacio al aire libre y donde los asientos son los del coche del espectador, es uno de ellos. En 2014, dos amigas granadinas querían hacer algo diferente que no existiese en Madrid y en una noche de cervezas plasmaron su idea de un autocine en una servilleta. En 2017 abrieron la...
Algunos negocios parecen diseñados a propósito para la nueva normalidad. El Autocine Madrid Race, un espacio al aire libre y donde los asientos son los del coche del espectador, es uno de ellos. En 2014, dos amigas granadinas querían hacer algo diferente que no existiese en Madrid y en una noche de cervezas plasmaron su idea de un autocine en una servilleta. En 2017 abrieron las puertas y en 2019 facturaron 1,5 millones de euros. Tras haber cerrado por la crisis sanitaria, la gran pantalla volvió a iluminarse a finales de mayo. Además, han sumado a la oferta monólogos, teatro y conciertos.
Tamara Istambul y Cristina Porta, ambas fundadoras y directoras ejecutivas, se conocen desde la guardería y siempre habían soñado con levantar un negocio juntas. Después de trabajar en el extranjero se reencontraron en Madrid y fraguaron la idea de la que iba a ser su empresa. Sus ocupaciones estaban lejos del entretenimiento o la cultura, Istambul trabajaba en banca y Porta había dedicado su vida profesional al comercio internacional, pero, asegura esta última, sus conocimientos sobre empresas ayudaron a impulsar el negocio.
Cuenta esta granadina de 41 años que trasladar el proyecto del papel al suelo no fue un proceso fácil: “Mi socia siempre dice que lo conseguimos porque no sabíamos que era imposible”. Al otro lado de teléfono asegura que tuvieron que sortear diferentes escollos. El primero fue dar con la localización adecuada. Tenían claro que tenía que ser un espacio amplio y cerca de la ciudad, y tardaron 18 meses, “gastando suela”, en encontrarlo.
Cuando se aseguraron el terreno, de unos 30.000 metros cuadrados, llegó el segundo obstáculo en su carrera por ser el primer autocine de Madrid: la licencia. No había un epígrafe específico, así que el proceso se alargó. Encontrar financiación tampoco fue sencillo. “Fueron dos, casi tres años muy duros, con muchos noes… pero, finalmente, conseguimos abrir las puertas con un éxito arrollador”, sentencia Porta.
En 2020, cuando comenzaron a recuperar la inversión que habían realizado, la crisis por el coronavirus obligó a parar las proyecciones. Pero lejos de esperar únicamente a que las autoridades permitiesen de nuevo la apertura, buscaron la manera de reinventarse. “Ahora hemos abierto otras áreas de negocio, como los conciertos y el teatro desde el coche. Y están llegando más cosas que hemos estado cultivando”, cuenta.
Pero tres meses de parón se dejan sentir en las cuentas. Este año prevén facturar un tercio de lo esperado. Dependiendo de cómo sea la desescalada, dice Porta, tal vez se aumente al 50%. Una de las posibilidades de amortiguar el impacto es que se dilate la época estival: “Estamos un poco expectantes porque a lo mejor en septiembre, cuando nuestra facturación empieza a decrecer, este año quizá no termine la temporada alta y se extienda hasta noviembre”.
Por las características del espacio, los espectadores volvieron al Autocine Madrid Race antes de poder hacerlo a las salas convencionales y las entradas se agotaron poco después de ponerlas a la venta. “Desde el día que nos cerraron creímos que teníamos cierta ventaja”, señala Porta. No hay butacas fijas, no se está entre cuatro paredes y el cliente no tiene por qué abandonar su vehículo si no quiere. “Nosotros decimos que vienes en la extensión de tu casa, que es tu coche”, añade.
El servicio de restauración se ofrece en las barras exteriores de los food trucks y cuenta con una aplicación de pedido y entrega en el coche. “El autocine parece que está hecho ad hoc para vivir con este tipo de virus. Hemos tenido que hacer pocas adaptaciones, pero aun así hemos extremado las medidas”, cuenta Porta. Entre ellas está la incorporación de personal que vigilará el cumplimiento de las normas, el aforo en los aseos y con el que reforzarán el servicio de entrega de comida. En la actualidad, trabajan entre 35 y 55 personas en la empresa.
Antes de que acabe 2020 tienen previsto abrir un segundo recinto en Málaga, y el año que viene, un tercero en Barcelona. Ya están en números verdes y, aunque el parón por la covid-19 ha ralentizado el proceso de expansión, estas emprendedoras confían en que sus planes no sufran retrasos.