Alemania espera cerrar en julio el acuerdo sobre el fondo europeo de recuperación

Merkel asume el 1 de julio la presidencia semestral del club con el objetivo de lograr en el primer mes de mandato un pacto sobre el plan contra la crisis de la covid-19

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, saluda a la canciller Angela Merkel antes de una reunión en Berlín el 19 de enero.Murat Kula (Anadolu Agency via Getty Images)

La canciller alemana, Angela Merkel, asumirá el 1 de julio la presidencia semestral de la UE y confía en cerrar el acuerdo sobre el fondo europeo de recuperación en el primer mes de su mandato. La urgencia responde al convencimiento generalizado, tanto en Bruselas como en Berlín y Fráncfort, de que la efectividad de la respuesta europea a la crisis no depende solo de la envergadura del fondo sino también de la rapidez con la que pueda estar operativo.

Las negociaciones para la creación del fondo se han acelerado desde que la Comisión Europea aprobó el proyecto el pasado 27 de mayo, con ...

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La canciller alemana, Angela Merkel, asumirá el 1 de julio la presidencia semestral de la UE y confía en cerrar el acuerdo sobre el fondo europeo de recuperación en el primer mes de su mandato. La urgencia responde al convencimiento generalizado, tanto en Bruselas como en Berlín y Fráncfort, de que la efectividad de la respuesta europea a la crisis no depende solo de la envergadura del fondo sino también de la rapidez con la que pueda estar operativo.

Las negociaciones para la creación del fondo se han acelerado desde que la Comisión Europea aprobó el proyecto el pasado 27 de mayo, con un montante de hasta 750.000 millones de euros entre subsidios y préstamos. El objetivo marcado por la mayoría de las partes involucradas en la negociación, según coinciden las fuentes consultadas, es cerrar el acuerdo en el mes de julio, un calendario que se considera muy ambicioso pero factible.

El pacto requerirá, como mínimo, una cumbre europea virtual, prevista para este viernes 19 de junio, y otras dos cumbres europeas que todas las partes desean que sean presenciales: a primeros de julio (en torno al día 9) y en la segunda quincena del mes.

Los contactos para cumplir con esos plazos tan perentorios se han multiplicado a una velocidad pocas veces vista en Bruselas. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, máximo responsable de negociar el acuerdo definitivo, se ha entrevistado ya telefónicamente durante las dos semanas pasadas con casi todos los líderes europeos, incluidos Merkel, el presidente francés, Emmanuel Macron, y los primeros ministros de Italia, España y Países Bajos.

Michel también ha tenido repetidos contactos con los dirigentes de las demás instituciones comunitarias, en particular, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli.

Los trabajos técnicos también se han intensificado. El poderoso foro de los representantes permanentes de los Estados miembros ante la UE (conocido como Coreper) ha debatido ya al menos cinco veces el proyecto de la Comisión, con un balance hasta ahora positivo. Todas las delegaciones, incluidas las de los llamados cuatro frugales (Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca) han aceptado que la propuesta de la Comisión debe ser la base del acuerdo. Y ninguna cuestiona la urgencia de cerrar el pacto cuanto antes.

Los trabajos preparativos culminarán en la cumbre virtual de este vienes, en la que no se espera una negociación pura y dura sino una demarcación de los límites en los que puede moverse cada uno de los 27 Estados miembros. A partir de ahí, el presidente Michel deberá ir concretando las cifras y detalles de la propuesta definitiva, que espera presentar tras una primera cumbre presencial a primeros de julio.

Michel advertía el pasado sábado que la tarea por delante es muy ardua y plagada de obstáculos. “Hay divergencias significativas sobre varios puntos clave del proyecto: la suma total, el reparto entre subsidios y préstamos, los criterios para distribuir los recursos financieros y las condiciones para la adjudicación de los fondos”, detalló el presidente del Consejo Europeo.

Pero desde el 1 de julio, Michel contará con el potente respaldo de Alemania, el país que recoge de Croacia el testigo de la presidencia semestral del club comunitario. Berlín ya ha indicado que la prioridad absoluta de su mandato será la lucha contra la covid-19 y contra las consecuencias económicas de la pandemia. Y Merkel llega dispuesta a pisar el acelerador desde el primer día.

“Esperamos tener un acuerdo sobre el fondo de recuperación y sobre el marco financiero plurianual antes de las vacaciones de verano [en agosto]; es extremadamente difícil pero posible”, ha vaticinado el Representante Permanente de Alemania ante la UE, Michael Clauss, en una conferencia organizada por el European Policy Centre a primeros de este mes.

El objetivo de Alemania es zanjar en julio el debate presupuestario, lo que ganaría tiempo para la imprescindible y procelosa ratificación nacional del acuerdo. El pacto también permitiría a Merkel despejar el resto de su última presidencia de la UE para volcarse en los otros tres grandes asuntos de la agenda internacional: el acuerdo comercial con Londres después del Brexit; el replanteamiento de la relación con China; y la posición de Europa ante unos EE UU que en noviembre elegirán entre el unilateralismo de Donald Trump o el entendimiento transatlántico con la opción demócrata de Joe Biden.

El posible acuerdo del Consejo Europeo requerirá también el visto bueno del Parlamento Europeo, donde también impera la sensación de urgencia. Los dos mayores grupos de la cámara (PPE y Socialistas) han respaldado la propuesta de Von der Leyen. Pero mantienen diferencias sobre las condiciones para distribuir los 500.000 millones de euros en subsidios y los 250.000 millones en préstamos que propone la Comisión.

Manfred Weber, líder de los populares, señala que “la condicionalidad es clave para el PPE, debe quedar claro que el dinero se invierte en el futuro de un país”. Y añade que “este debate [sobre la condicionalidad] es mucho más importante que el del reparto entre subsidios y préstamos”.

Iratxe García, la líder del segundo grupo de la cámara, S&D (socialistas y demócratas), considera que “la única condicionalidad aplicable al fondo es la de destinar la inversión a políticas de futuro, como la sostenibilidad medioambiental y social, la digitalización y el refuerzo de los sectores industriales estratégicos”. Y advierte: “no vamos a aceptar recetas del pasado, basadas en la austeridad y los recortes sociales”.

Werner Hoyer, presidente del BEI:"Lo peor que puede ocurrir ahora es que perdamos tiempo"

El Banco Europeo de Inversiones (BEI) es una de las piezas clave del plan europeo para el relanzamiento económico después de la pandemia. En cuestión de semanas, el brazo financiero de la Unión Europea movilizó "hasta 40.000 millones de euros de financiación para las empresas afectadas por la crisis y 6.000 millones de euros de apoyo al sector sanitario", recuerda el presidente BEI, Werner Hoyer, durante una videoconferencia con varios medios europeos, entre ellos EL PAÍS. El BEI también ha aprobado la creación de un fondo 25.000 millones de euros de avales de los Estados miembros con el que aspira ofrecer garantías por valor de 200.000 millones de euros. “Debemos construir una recuperación sostenible”, defiende Hoyer. Y para lograrlo, insiste una y otra vez, la UE debe ponerse de acuerdo cuanto antes en el nuevo fondo de recuperación y en el marco presupuestario para 2021-2027. “Si se puede lograr en julio, me haría muy feliz. Pero para ser sinceros, ese es un calendario extremadamente ambicioso”. Hoyer confía en que los 27 Estados resuelvan rápidamente sus diferencias sobre la condicionalidad del fondo y el reparto entre préstamos y subsidios porque “no debemos perder tiempo. Eso es clave. La peor cosa que puede ocurrir ahora es que perdamos tiempo”. La presión del BEI para una respuesta contundente y expeditiva se suma a la del Banco Central Europeo, cuya presidenta, Christine Lagarde, también insiste en la urgencia de la situación. “Las empresas corren riesgos”, avisa Hoyer. “Algunas ni siquiera pueden sobrevivir tres meses, por lo que actuar rápidamente es la solución y me alegra ver que todo el mundo ha entendido que debe ser así”.

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