La recaudación por el impuesto de matriculación se hunde en el peor marzo desde 2006
Los ingresos ascienden a 17,3 millones, un desplome de casi el 70% respecto al mismo mes de 2019, según la Agencia Tributaria
El parón de la actividad causado por la pandemia del coronavirus está pasando factura también a las arcas públicas. La caída en las ventas de coches, de un 69% en marzo, se ha reflejado en un desplome sin precedentes en la recaudación por el impuesto de matriculación: según el avance mensual publicado este martes por la Agencia Tributaria (AEAT), el mes pasado la Administración ingresó 17,3 millones por este tributo autonómico, un 67,7% menos en comparac...
El parón de la actividad causado por la pandemia del coronavirus está pasando factura también a las arcas públicas. La caída en las ventas de coches, de un 69% en marzo, se ha reflejado en un desplome sin precedentes en la recaudación por el impuesto de matriculación: según el avance mensual publicado este martes por la Agencia Tributaria (AEAT), el mes pasado la Administración ingresó 17,3 millones por este tributo autonómico, un 67,7% menos en comparación con los registros del mismo periodo de 2019 y un 54,4% menos que en febrero. Es más: se trata del peor marzo desde al menos 2006, año en el que arrancan estadísticas comparables en la página de la AEAT.
El cierre de los concesionarios tras decretarse el estado de alarma a mediados de febrero es el principal responsable del mazazo. Según la Agencia Tributaria, el pasado marzo solo se matricularon 46.195 vehículos, frente a los 115.723 del mismo mes de 2019. También en este caso se trata de la cifra más baja en un mes de marzo. Ni siquiera en el medio de la Gran Recesión se alcanzaron estos niveles: hasta el momento, el peor dato había sido registrado en 2013, con algo más de 54.000 coches matriculados y una recaudación de 21,4 millones. Entonces, el paro estaba por encima del 25% y el crecimiento del PIB era negativo.
Ya en febrero habían llegado las primeras señales de alarma: en el segundo mes del año, los ingresos por el impuesto de matriculación cayeron un 17,5% (la recaudación alcanzó los 38,1 millones) en comparación con el mismo periodo del año anterior. Los datos publicados este martes confirman la debacle de una industria que ya antes del estallido de la emergencia sanitaria vivía horas bajas, no solo en España, a causa de las restricciones impuestas por las nuevas normativas de emisiones y las tensiones comerciales globales.
Y eso que la recaudación por el impuesto de matriculación cerró 2019 en su punto más alto desde 2010. El año pasado brindó ingresos por 616 millones de euros, un 20% más en comparación con el año anterior, pese a que las matriculaciones cayeron más de un 4%. Esta correlación negativa se explica por el aumento en las ventas de vehículos de gasolina —el impuesto de matriculación, que se paga solo una vez al adquirir el automóvil, se calcula sobre el nivel de emisiones de CO2—, que emiten mayores cantidades de dióxido de carbono, frente a los diésel, y con un incremento en la venta de coches de mayor peso, que consumen más y generan más emisiones.
Los vehículos diésel, hasta 2018 los más vendidos en el mercado español, perdieron poco a poco su liderazgo después de que en 2015 estallara el escándalo del dieselgate, el sistema que usaba Volkswagen para falsear las emisiones de sus automóviles. Los datos publicados este martes confirman la tendencia. De los pocos coches matriculados en marzo, el 63,8% (29.468) tenía motor de gasolina y el 33,5% de gasóleo (15.495).
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