El enchufado de la comunidad (de vecinos)

Por ley, los conductores de vehículos eléctricos pueden realizar las obras necesarias para instalar un punto de recarga del coche en cualquier garaje, sea individual o comunitario.

¿Se puede instalar un cargador para un coche eléctrico en un garaje comunitario? ¿Hay que pedir permiso a la comunidad? ¿Qué potencia contratar? ¿Cuánto cuesta? Muchos conductores no se atreven a dar el paso hacia el vehículo con batería, simplemente, por dudas logísticas a la hora de saber cómo, cuándo y, sobre todo, dónde cargarlo. Y, aunque resulte de Perogrullo, la respuesta a esa ubicación es sencilla: allá donde exista una toma de corriente, ya que tanto una doméstica de 220 voltios como la de un cargador de 50 kW sirven como fuente de alimentación para este medio de transporte.

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¿Se puede instalar un cargador para un coche eléctrico en un garaje comunitario? ¿Hay que pedir permiso a la comunidad? ¿Qué potencia contratar? ¿Cuánto cuesta? Muchos conductores no se atreven a dar el paso hacia el vehículo con batería, simplemente, por dudas logísticas a la hora de saber cómo, cuándo y, sobre todo, dónde cargarlo. Y, aunque resulte de Perogrullo, la respuesta a esa ubicación es sencilla: allá donde exista una toma de corriente, ya que tanto una doméstica de 220 voltios como la de un cargador de 50 kW sirven como fuente de alimentación para este medio de transporte.

Desde el año 2009, la ley ampara a todos aquellos conductores que deseen convertir su aparcamiento en su estación de servicio habitual. Basta con informar a la comunidad de vecinos y al administrador de la misma de las obras que se van a realizar pero, en ningún momento, los vecinos podrán oponerse. Este punto deberá ser instalado conforme a la instrucción técnica complementaria del Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión ITC-BT-52, encargada de regular la infraestructura de recarga para coches de este tipo.

Del doméstico al 'wallbox'

Una vez superada esta fase, lo más recomendable es decidir qué tipo de cargador instalar. Todos los coches eléctricos incluyen un cable que permite su conexión a un enchufe doméstico. Sin embargo, hay otras alternativas como los wallbox, que ofrecen una potencia de entrada mayor y una reducción de los tiempos de carga. Son idóneos para los garajes, ya sean individuales o comunitarios, ya que se instalan en la pared. Están formados por una pequeña caja de la que sale un cable y un conector y una de sus principales ventajas es, además de la potencia extra, poder configurar el periodo del día en el que se quiere cargar el coche, aprovechando así las horas valle y ahorrando más aún. Además, se puede acceder al historial de cargas en tiempo real para tener disponible toda la información necesaria desde una aplicación de smartphone.

Por suerte, para comodidad de los usuarios existen planes integrales diseñados específicamente para los que poseen un vehículo eléctrico y quieren cargar en su domicilio. Algunas empresas ofrecen a sus clientes la posibilidad de realizar toda la instalación, cargador inteligente incluido, sin tener que preocuparse de nada y, aunque los precios varían, mil euros es una cifra media fiable por cargador más instalación. Programación de las recargas, control del consumo, seguridad, comodidad en el día a día… Ventajas que, a día de hoy, las estaciones de servicio convencionales no pueden ofrecer.

Hacia el cargador de 50 kW

José Antonio Arcas, técnico superior de Operación de Endesa en Lleida y nuestro conductor en esta octava etapa (la séptima fue por tierras lusas) de la II Vuelta (Eléctrica) a España entre Tarragona y Barcelona, conoce bien las ventajas de utilizar el cargador más adecuado a sus necesidades: durante los primeros meses utilizó el que incluía su coche para, después, comprar uno portátil de potencia variable, lo que le permite ahora configurar la potencia de la recarga en función del enchufe al que se conecte.

La comitiva de la vuelta, cruzando la comarca catalana del Penedés camino de Barcelona.Álvaro Mora

Con él dejamos atrás las ruinas del Anfiteatro de Tarragona (del siglo II d.C.), prácticamente a orillas del Mediterráneo. Esta vez, la sempiterna lluvia de las últimas etapas nos abandona y el sol brilla sobre los Kia que componen la expedición. Ya a las afueras, José Antonio se incorpora a la AP-7 con dirección a Barcelona. En el camino, las vistas del mar se entrelazan con las de los viñedos de la región del Penedés, conocida internacionalmente por la calidad de sus blancos y sus espumosos.

Tras casi cien kilómetros, la ruta toca a su fin en uno de los puntos de recarga rápida que Endesa ha puesto a disposición de los conductores en la Ciudad Condal: 50 kW se encargan de reponer las baterías de los tres coches mientras el equipo recupera fuerzas con una de las primeras calçotadas de la temporada antes del próximo destino: Mallorca.

Esta noticia, patrocinada por Endesa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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