Columna

El capital extranjero domina la energía

Con la venta del 20% de Gas Natural, las eléctricas pasan a estar bajo mayoría de inversores internacionales

Ignacio Sánchez Galán.

Semana de meneo previséibol (que diría Forges) en el sector energético que refleja el interés del capital internacional y, además, la que se viene encima para los próximos meses. En un lapsus de tiempo no muy largo se ha producido el relevo en la presidencia de Gas Natural Fenosa (GNF) y la salida de su capital de Repsol, que persigue nuevas aventuras por el campo de las renovables; Iberdrola presenta resultados (salvados por sus negocios en Estados Unidos y Brasil) y su presidente desvía la atención con críticas a los planes del Gobierno por sus planes para las nucleares; la semana q...

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Semana de meneo previséibol (que diría Forges) en el sector energético que refleja el interés del capital internacional y, además, la que se viene encima para los próximos meses. En un lapsus de tiempo no muy largo se ha producido el relevo en la presidencia de Gas Natural Fenosa (GNF) y la salida de su capital de Repsol, que persigue nuevas aventuras por el campo de las renovables; Iberdrola presenta resultados (salvados por sus negocios en Estados Unidos y Brasil) y su presidente desvía la atención con críticas a los planes del Gobierno por sus planes para las nucleares; la semana que entra le toca el turno de resultados a Endesa y a la citada Repsol, y se espera también que en breve plazo la comisión de expertos a la que el Ministerio de Energía encargó un informe sobre el cambio climático y la transición energética termine su trabajo, lo que de por sí dará para mucho.

La operación de GNF, posiblemente acelerada por la incorporación de Francisco Reynés como presidente en sustitución de Isidro Fainé, supone un movimiento con doble dimensión. Por un lado, Repsol ha culminado el previsto abandono de la gasista con la venta del 20% que le quedaba a una sociedad participada por el fondo CVC y el grupo March. La otra parte de la operación es la cada vez mayor presencia de capital de fondos extranjeros en las empresas del sector. Tras la salida de Repsol, más de la mitad del accionariado de GNF pasa a estar controlado por fondos extranjeros (al 20% que tenía GIP, se suma otro 15% que adquiere ahora CVC, un 3% de Research Capital, más el que está difuminado en otros fondos), además del 4% que tiene la firma estatal argelina Sonatrach.

Aunque haya que distinguir entre fondos de inversión y fondos de capital riesgo, por su vocación de permanencia o no, la presencia de dinero foráneo en las compañías ya es una constante y demuestra que el dinero es cada vez más global, guste o no guste al Gobierno.

La importancia radica en si los fondos participan o no en los consejos de administración

Además de ese cambio en GNF, en Iberdrola, los inversores extranjeros copan el 66%, lo que permite a su presidente, Ignacio Sánchez Galán, asegurar que “para eso es una multinacional”. Entre esos fondos figuran Qatar Investment Authority (fondo soberano del emirato), con el 8,5%, Capital Research (5,1%), Blackrock (4,9%) y Norges Bank (3%). Endesa, por su parte, está controlada por la italiana Enel, que posee el 70%, mientras en Viesgo dominan el fondo austrialiano Macquarie y el fondo soberano de Kuwait KIA. Y la antigua Hidrocantábrico hoy es de la portuguesa EDP, que a su vez está controlada por la china Three Gorges Corporation y cuenta con la presencia de fondos como Blackrock, CGC y Norges Bank, además de Mubadala, firma estatal de Abu Dabi, accionista principal de Cepsa. En la propia Repsol, los fondos se han implantado en mayor o menor medida, por lo que indirectamente también estaban en GNF.

Es habitual que muchos de esos fondos repitan en esas empresas con intenciones de rentabilizar su inversión, por lo que la importancia radica en si están o no en los consejos de administración. En GNF pasarán a tener seis (aunque uno se supone que será para los March, cuya irrupción no deja de llamar la atención) sobre 16. Es muy posible también que los fondos juntos exijan un número dos en la empresa y que lo elijan ellos.

La marcha del grupo presidido por Antonio Brufau de GNF, en todo caso, es como una bendición para Reynés. Le quita corsés y le deja libertad para diseñar el plan estratégico que se ha comprometido presentar este semestre y que llevará “su estilo personal”.

La salida de Repsol de GNF es una bendición para Reynés y también libera al grupo petrolero

De momento se está haciendo una composición de lugar y hablando con los accionistas. Cuenta con el beneplácito de La Caixa, que se mantiene como principal accionista (24,6%) y que por algo le nombró, y mantiene una estrecha relación con CVC, con el que convivió en Abertis durante su etapa como consejero delegado. Asegura que su objetivo es crear valor y crecer y, aunque crecer no significa necesariamente hacer una operación corporativa, en ese planteamiento cabe la posibilidad de una integración europea. Su antecesor mantuvo negociaciones con EDP para crear un gran operador ibérico.

Pero, asimismo, resulta una liberación para Repsol, que también tiene previsto presentar su plan estratégico a lo largo de este trimestre. El grupo petrolero trata de ser cada vez menos petrolero y diversificar a otros campos energéticos, entre ellos el del gas natural, en el que tratará de hacer negocios directamente y aprovechar que las dos terceras partes de sus reservas son de gas. Pero también quiere entrar en otros relacionados con las nuevas energías verdes. Por eso no le interesaba seguir en Gas Natural, de la que fue fundador en 1991 y de la que ahora se va a convertir en competidor.

Pelea de Sánchez Galán por las nucleares y la sede de Gamesa

M. Á. N.

Así, bien acompañado con símbolos de energía renovable, acompañaron los servicios de prensa de Ignacio Sánchez Galán la información de convocatoria de la junta de Iberdrola. Ni humos ni nucleares por ningún lado. Mientras pelea con el Gobierno por cerrar plantas que no son rentables, también lo hace con su participada Siemens Gamesa, ala que ha exigido incluir en el orden del día de su junta medidas de blindaje para que mantenga la sede en España y un reparto en la contratación con proveedores españoles.

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