El Eurogrupo reclama reformas a París a cambio de margen en el déficit

Los ministros dan por hecho que Bruselas dará más tiempo a Francia este otoño

M. Draghi (izqda.), junto al comisario de Asuntos Económicos, J. Katainen.MATTEO BAZZI (EFE)

La batalla del euro se juega en Francia. Las reglas siguen siendo alemanas. Pero el árbitro, Mario Draghi, quiere interpretarlas en italiano y esa es la novedad más refrescante del curso político que acaba de empezar. El Eurogrupo, la reunión de ministros del euro, escenificó hoy en Milán el penúltimo capítulo de la crisis europea, que va camino de una tercera recesión autoinfligida —efecto secundario de la austeridad— y trata de superar ese mal trago con una nueva receta mágica: combinar las inevitables reformas con estímulos monetarios, fis...

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La batalla del euro se juega en Francia. Las reglas siguen siendo alemanas. Pero el árbitro, Mario Draghi, quiere interpretarlas en italiano y esa es la novedad más refrescante del curso político que acaba de empezar. El Eurogrupo, la reunión de ministros del euro, escenificó hoy en Milán el penúltimo capítulo de la crisis europea, que va camino de una tercera recesión autoinfligida —efecto secundario de la austeridad— y trata de superar ese mal trago con una nueva receta mágica: combinar las inevitables reformas con estímulos monetarios, fiscales e inversiones.

Los ministros presionaron a París para conseguir un compromiso ineludible con las reformas. Y el ortodoxo Michel Sapin dijo lo que todos querían oír: que Francia presentará en las próximas semanas sus proyectos, que incluyen un fuerte recorte del gasto de 21.000 millones, más 2.000 millones adicionales centrados en el sistema de protección social, pero también reformas, que se explicitarán en las próximas semanas. Los ministros dieron el visto bueno a ese plan y a cambio la Comisión Europea dará en noviembre a París más tiempo para reducir el déficit público al 3%, según explicó a este diario un ministro del Eurogrupo.

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Esa prerrogativa corresponde a la Comisión. El actual vicepresidente económico, Jyrki Katainen, explicó que, para dar ese margen, Francia “debe demostrar que ha sufrido un deterioro de su situación económica y que sigue las recomendaciones”. Si París hace público en las próximas semanas un compromiso con las reformas obtendrá ese tiempo extra en noviembre, según las fuentes consultadas. “Sancionar a Francia, en las condiciones actuales, es inconcebible. Más aún con el plan Draghi, que exige flexibilidad, estímulos e inversión junto con las reformas para que esto funcione”, señaló una fuente comunitaria. Esa decisión, curiosamente, la tomará el nuevo comisario del ramo, el exministro francés Pierre Moscovici. La UE tiene estas cosas.

Francia va de mal en peor. Vuelve a rozar la recesión y su déficit público no bajará al prometido 3% hasta 2017, dos años después de lo pactado. La economía francesa se ha parado, y las medidas que ha anunciado París son cualquier cosa menos expansivas: “Lo último que hace falta ahora es una multa por incumplir el déficit o una política fiscal más contractiva; París tiene ante sí un horizonte complicado, en el que debe contentar a sus socios pero corre el riesgo de caer en una crisis política tras el resultado de Marine Le Pen en las elecciones europeas”, señala uno de los ministros del euro. El Elíseo agita ese escobajo de la extrema derecha en busca de otra oportunidad.

Guindos alerta del riesgo “de una tercera recesión” en la eurozona

Y tiene visos de conseguirla, a juzgar por el tono del debate en Milán. El Eurogrupo ha asumido que los males de Europa requieren otro tratamiento. La Unión tiene que luchar contra la fractura Norte-Sur, que ha dejado un enorme grado de desconfianza entre unos y otros. El Norte no ha cedido un ápice desde 2010, pero la marea de la crisis llega ahora a Francia e Italia, segunda y terceras economías del euro. Palabras mayores: el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, aseguró que París y Roma “han mostrado una gran ambición sobre las reformas”, y que no hay tiempo para recelos ni para discutir sobre la secuencia de la combinación de políticas que se avecina. ¿Debe haber flexibilidad y luego reformas, o primero palo y después zanahoria? “Hay que hacerlo todo a la vez”, zanjó Dijsselbloem.

Draghi reitera que es esencial una nueva receta que combine estímulos y reformas

El español Luis de Guindos añadió que de no ser así “el riesgo es una tercera recesión”. Pero la figura clave del otoño, y quizá de toda la crisis, es Mario Draghi. Y en su discurso ante los ministros estuvo hoy “menos keynesiano que en intervenciones anteriores”, según uno de los asistentes en la reunión. Pero en público no pudo ser más claro: “La recuperación es modesta, frágil y desigual. El BCE está listo para hacer más si es necesario. Pero los estímulos monetarios y fiscales no funcionarán en ausencia de reformas”. Reformas, reformas, reformas: esa fue la palabra del día, y es sin duda el soniquete de la crisis. Francia no va a escabullirse esta vez sin medidas por ese flanco. Pero a cambio tendrá margen, al igual que Italia. La crisis ha llegado a los grandes, y eso no podía dejar indiferente a Draghi.

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