El Imserso pincha el turismo en invierno

El cierre de hoteles de costa por el recorte en los viajes para jubilados impulsa el paro El Gobierno bajó el presupuesto del programa el 30%

Dos jubilados haciendo gimnasia en la playa de Benidormjesús ciscar

El hotel Don Carlos, en Peñíscola, bajó la persiana este año toda la temporada de invierno por primera vez en 35 años. Con unas 80 habitaciones, en otras ocasiones había dejado de funcionar algunas semanas para hacer obras o dar vacaciones a la plantilla. “Este año directamente hemos cerrado toda la temporada baja: de noviembre a marzo”, explica Javier Gallego, consejero delegado de ZT Hotels, la cadena a la que pertenece este establecimiento. La crisis aprieta, pero lo que terminó de ahogar a muchos hoteleros fue la falta de clientes del Imserso.

Con un recorte del 30% en el presupuest...

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El hotel Don Carlos, en Peñíscola, bajó la persiana este año toda la temporada de invierno por primera vez en 35 años. Con unas 80 habitaciones, en otras ocasiones había dejado de funcionar algunas semanas para hacer obras o dar vacaciones a la plantilla. “Este año directamente hemos cerrado toda la temporada baja: de noviembre a marzo”, explica Javier Gallego, consejero delegado de ZT Hotels, la cadena a la que pertenece este establecimiento. La crisis aprieta, pero lo que terminó de ahogar a muchos hoteleros fue la falta de clientes del Imserso.

Con un recorte del 30% en el presupuesto del programa público de viajes para pensionistas, y el retraso en la organización, el parche del Imserso no llegó a tiempo a muchos hoteles de la costa, que cerraron sus puertas y enviaron a sus trabajadores al paro a la espera del buen tiempo. Patronales y sindicatos advierten del fuerte impacto en el empleo del tijeretazo y los expertos avisan de que reducir estos viajes está disparando la estacionalidad de muchos destinos turísticos.

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“Los hoteles nunca hemos ganado dinero con el Imserso. Nuestro objetivo no es ese. El objetivo es reducir las pérdidas al máximo durante la temporada más floja, y evitar tener que cerrar y mandar a la gente al paro”. Así resume Gallego lo que el pellizco a las plazas del Imserso significa para los hoteleros. “La peor parte se la ha llevado la plantilla. Por riguroso orden de antigüedad recolocamos a los que pudimos en otros hoteles. Pero muchos se fueron al paro”, reconoce. Lavanderías industriales, conductores de autobuses, tiendas de souvenirs... A todos les llega la resaca cuando un hotel cierra. Cerca del Don Carlos, hay una farmacia que ha tenido menos trabajo del habitual este invierno, ya que contaba entre sus clientes habituales con los pensionistas viajeros.

La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos asegura que el caso de este hotel no es ni mucho menos único. Entre noviembre y enero, señala su presidente, Juan Molas, han cerrado entre un 10% y un 30% más hoteles que el año pasado, según la zona. “En febrero y marzo se han podido vender bien las plazas que quedan. Pero no va a dar tiempo a compensar lo perdido”, lamenta. La Semana Santa, para colmo, cae en marzo y ante la falta de altas temperaturas tampoco será la panacea.

El Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, del que depende el Imserso, decidió recortar el presupuesto de este turismo social un 30%, de 103 millones en la temporada 2011-2012 a 70,5 millones para 2012-2013. Las visitas registradas en muchas zonas costeras, que en invierno pierden interés para los turistas extranjeros, ha sufrido un fuerte varapalo. Según el Instituto Nacional de Estadística, las pernoctaciones en la costa de Almería bajaron en enero un 37% con respecto a 2012. En Murcia y en la Costa Blanca se redujeron más de un 15%, y en la Costa Brava, el 20,1%.

El Ejecutivo admite que se recupera todo lo invertido en este plan turístico, pero no lo salva de las tijeras

El programa del Imserso ofreció esta temporada 896.666 plazas en total, casi 120.000 menos que un año antes. El programa, además, empezó a funcionar en noviembre, casi un mes más tarde de lo habitual, por lo que muchos hoteles, ante la incertidumbre, decidieron no esperar a saber con cuántas plazas contarían y echaron la persiana hasta la primavera. Algunas cadenas cuentan con los pensionistas del segundo turno del Imserso, de marzo a junio, pero no saben si habrá tiempo.

Aunque el Estado pone 70,5 millones, los viajeros pagan en total además unos 240 millones de euros. Un viaje de entre una y dos semanas cuesta a los pensionistas entre 116 y 528 euros. En el sector turístico flota desde hace unos años una afirmación: “Por cada euro que se invierte en el Imserso, el retorno es de un euro y medio”. Lo dicen en las patronales. Lo dicen en los hoteles y en las agencias de viajes. Y lo repiten los sindicatos.

Los paquetes incluyen pensión completa y actividades, así que el dispendio de los pensionistas suele ser el mínimo. Pero si ellos llenan un hotel, se evitan prestaciones por desempleo, el hotel pagará impuestos y contratará servicios. Sorprende que incluso desde el ministerio reconozcan tajantes que el programa no es un gasto, sino todo lo contrario: “El empleo generado repercute directamente en los ingresos de las Administraciones públicas”, señala por correo electrónico el Imserso. “Las Administraciones públicas recuperan en su totalidad el importe invertido por el Imserso, lo que asegura la sostenibilidad financiera de este yacimiento de empleo”, admite. Pero no se libró del recorte.

Albert Grau, de la consultora turística Magma TRI, advierte de que la falta de demanda en invierno aumenta la rotación de las plantillas, lo que puede repercutir en la profesionalidad y la calidad a la larga. Supone además una vuelta a la mayor estacionalidad de muchas zonas turísticas.

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