Los inspectores reeligen al autor del informe crítico con el Banco de España

El nuevo presidente pide apoyo a los asociados para mejorar la supervisión

Luis Linde, gobernador del Banco de España, en la entrada del Congreso uly martín

La cúpula del Banco de España y parte de los inspectores quieren que regrese la tranquilidad y las buenas relaciones en el organismo supervisor, pero no es fácil. Solo ha pasado un mes desde que se publicó la acusación de los inspectores de que el Banco de España miraba “para otro lado ante los indicios de delito”. Un hecho de enorme gravedad en una crisis que está costando decenas de miles de millones a los contribuyentes y donde los jueces no dejan de abrir casos para investigar la posible corrupci...

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La cúpula del Banco de España y parte de los inspectores quieren que regrese la tranquilidad y las buenas relaciones en el organismo supervisor, pero no es fácil. Solo ha pasado un mes desde que se publicó la acusación de los inspectores de que el Banco de España miraba “para otro lado ante los indicios de delito”. Un hecho de enorme gravedad en una crisis que está costando decenas de miles de millones a los contribuyentes y donde los jueces no dejan de abrir casos para investigar la posible corrupción de los antiguos directivos de las cajas.

La publicación del informe de los inspectores provocó un gran revuelo en el mundo financiero y obligó a dimitir a Miguel Ángel López, el presidente de la Asociación de Inspectores de Entidades de Crédito del Banco de España. López no había consultado esas afirmaciones con sus asociados, que representan al 80% del cuerpo.

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Ayer se celebró la asamblea para reelegir a la nueva junta directiva, que ratificó a López aunque sin el apoyo de otras ocasiones. Según fuentes presentes en el acto, algo menos de un tercio de los presentes se abstuvieron y dos votaron en contra. El resto de los inspectores apoyó la candidatura liderada por López, que en próximos días escogerá a los cargos. Habitualmente son nueve los puestos a cubrir, pero solo se presentaron ocho personas, muestra de la falta de entusiasmo que existe en el colectivo. López ofreció a los asociados ampliar el documento con nuevas aportaciones que mejoren la supervisión.

Entre los temas de debate, destacaron las acusaciones que realizó el informe sobre el “secuestro del supervisor” y de los inspectores con la gran banca. También se debatió si el informe publicado y el entregado a la cúpula supervisora era el mismo o si el primero era un borrador, como dijo la asociación en un comunicado para apaciguar la polémica. López insistió en que lo publicado era un borrador aunque admitió que tenía grandes similitudes. También el PP utilizó el argumento de que lo publicado era borrador para rechazar la presencia de Luis Linde, gobernador del Banco de España, en el Congreso. “No podemos pedir al gobernador que venga a hablar de un informe que es un no informe”, afirmó Vicente Martínez Pujalte, portavoz del PP.

El informe publicado y el entregado son iguales, pese a que hubo un desmentido oficial

Sin embargo, lo cierto es que el informe entregado y el publicado coinciden en un 99%. La única diferencia entre los dos textos es que en el entregado al Banco de España figuran las cinco preguntas que hizo a los inspectores y que dio pie a la redacción del informe. El resto del texto es exactamente igual, con la salvedad de un párrafo sin valor informativo.

Según fuentes consultadas, la estrategia de devaluar el informe publicado partió de la cúpula del Banco de España. Para los supervisores no era fácil explicar cómo es que recibieron en septiembre pasado el informe de la inspección con la acusación de que el equipo anterior miraba para otro lado ante los indicios de delito, y no hicieron nada. Una inacción difícil de explicar con todos los problemas que vive el sector financiero.

Por otro lado, el supervisor está examinando a todos inspectores para conocer su nivel de inglés y saber a cuántos pueden enviar a Fráncfort para realizar la supervisión única en el BCE. Para el verano deben acudir unos 10 inspectores y dentro de un año alrededor de 90 más. Sin embargo, no son muchos los que hablan inglés fluido y los que lo hacen tiene poca experiencia. En cambio, los veteranos, que son los que reclama el BCE, no hablan inglés. Un problema típico de España.

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