“La prima de riesgo reflejará si las pruebas son creíbles”

McMahon, de Mazars, dice que Irlanda aún sufre la caída en el precio de activos inmobiliarios

Jonathan Mcmahon, socio de Mazars, en la sede de Madrid. LUIS SEVILLANO

Jonathan McMahon (Sheffield, Reino Unido, 1975) trabajó en el Banco Central de Irlanda como responsable de instituciones financieras entre 2010 y el pasado mes de abril. Fue el encargado de lidiar con las pruebas de resistencia de la banca en pleno rescate financiero al país. Hoy, de vuelta al sector privado en la auditora Mazars, avisa: mientras los precios sigan cayendo, el problema estará aún lejos de estar resuelto.

Pregunta. ¿Qué lecciones podemos aprender de la experienc...

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Jonathan McMahon (Sheffield, Reino Unido, 1975) trabajó en el Banco Central de Irlanda como responsable de instituciones financieras entre 2010 y el pasado mes de abril. Fue el encargado de lidiar con las pruebas de resistencia de la banca en pleno rescate financiero al país. Hoy, de vuelta al sector privado en la auditora Mazars, avisa: mientras los precios sigan cayendo, el problema estará aún lejos de estar resuelto.

Pregunta. ¿Qué lecciones podemos aprender de la experiencia irlandesa?

Respuesta. Tres años después de la puesta en marcha del banco malo —la Agencia Nacional de Gestión de Activos (NAMA, por sus siglas en inglés)—, Irlanda aún sigue sufriendo la caída en el precio de los activos inmobiliarios, aunque a menor ritmo. Eso significa que todo el sector bancario, incluido el NAMA, posee una considerable cantidad de créditos que hoy valen menos y este es el problema con el concepto del banco malo. Es una buena respuesta cuando el precio de los activos ha dejado de caer, porque puede acelerar la recuperación. Y ese puede ser también el reto en España. El banco malo solo funciona si has tocado más o menos suelo en los precios de los activos. En caso contrario, tienes serios riesgos de tener que seguir reconociendo pérdidas en el sistema financiero.

P. ¿Eso es lo que está pasando en España?

R. Yo diría que todavía hay cierta incertidumbre sobre los precios del sector inmobiliario y eso va a generar preocupación sobre la verdadera fortaleza de los balances de los bancos y a qué precio se transferirán los activos dudosos a ese banco malo. Eso se parece mucho a la experiencia irlandesa, intentar encontrar un suelo en el precio de los activos.

P. ¿Considera exitosa la experiencia irlandesa?

R. NAMA tiene activos por valor de 75.000 millones de euros y ha sido capaz de colocar con éxito algunos de ellos, los situados en EE UU y Reino Unido. Pero cualquiera que quiera invertir en propiedades en Irlanda sabe que todos esos activos tendrán que ser vendidos en algún momento, lo cual tira a la baja los precios. Hay, además, otro punto común entre Irlanda y España, la elevada cantidad de terrenos que existe en el balance del banco malo, unos terrenos en los que nunca se va a construir lo que supone que el precio de esos terrenos todavía caerá significativamente y, realmente, carecen de ningún valor.

P. ¿Habría que buscar entonces una alternativa?

R. A diferencia de Irlanda o España, lo que han hecho EE UU y Reino Unido es que han logrado encontrar un suelo para los precios inmobiliarios al tomar medidas fiscales y monetarias para estimular el crecimiento y el empleo. Eso ha permitido que la caída del PIB no haya sido tan acusada porque lo que más hace crecer los créditos malos es el desempleo, que imposibilita que la gente pueda pagar sus deudas. Lo que hay que tener claro es que, sin crecimiento, uno puede inyectar la cantidad de dinero que sea en el sector bancario que si las pérdidas no se frenan y los precios no se estabilizan, las pérdidas no dejarán de crecer durante años y años.

P. ¿Invalidaría eso la auditoría a la banca española?

R. Creo que eso lo sabremos en un par de semanas. Si las pruebas de resistencia resultan convincentes y si las pérdidas son las que dicen esas pruebas, eso se reflejará directamente en la prima de riesgo y deberíamos ver una caída del coste de financiación de la deuda. Eso es lo verdaderamente importante y no a cuánto ascienden las pérdidas.

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