El conflicto de Siria

La ONU estudia pedir la dimisión de El Asad y un gobierno de unidad

La resolución que se debate no hace mención expresa a medidas de fuerza

En una nueva jornada de violencia en Siria, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunió ayer para comenzar a debatir una resolución, redactada por las misiones europeas y árabes, que llama a la transición política a un sistema "democrático y plural". A pesar de que en esa resolución no hay mención expresa al uso de la violencia contra el Presidente Bachar el Asad y su régimen; sus aliados en Rusia, un país que es miembro permanente del Consejo de Seguridad, han dado indicaciones de que podrían vetarla.

En la resolución, obtenida ayer por EL PAÍS, se apoya explícitamente "la ini...

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En una nueva jornada de violencia en Siria, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunió ayer para comenzar a debatir una resolución, redactada por las misiones europeas y árabes, que llama a la transición política a un sistema "democrático y plural". A pesar de que en esa resolución no hay mención expresa al uso de la violencia contra el Presidente Bachar el Asad y su régimen; sus aliados en Rusia, un país que es miembro permanente del Consejo de Seguridad, han dado indicaciones de que podrían vetarla.

En la resolución, obtenida ayer por EL PAÍS, se apoya explícitamente "la iniciativa de la Liga de Estados Árabes detallada en su decisión del 7 de enero de 2012 de facilitar una transición política que conduzca a un sistema político democrático y plural, en el que los ciudadanos sean considerados iguales independientemente de sus afiliaciones, etnias o credos". Se pide a El Asad que integre a la oposición en un gobierno de unidad nacional, "delegando su total autoridad sobre su vicepresidente, para que coopere completamente con el gobierno de unidad nacional".

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Rusia dio indicaciones de que podría vetar esa resolución, ya que como miembro permanente de ese Consejo goza de esa potestad. El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Gennady Gatilov, dijo en una entrevista a la agencia Interfax que "cualquier decisión sobre el futuro político en Siria debe tomarse sin condiciones previas" y que la exigencia de que El Asad dimita constituye "una condición previa". "No podemos dar nuestro apoyo a la salida de El Asad en una resolución del Consejo de Seguridad", añadió.

Según fuentes conocedoras de las negociaciones consultadas ayer por este diario, la resolución no se votará en ningún caso antes del martes, fecha en la que el Consejo de Seguridad recibirá un informe del secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi. "Las partes implicadas considerarán la resolución el viernes y el lunes, e intentarán vencer la resistencia de la representación rusa, que es la que más se opone a ella", explicaron ayer esas fuentes.

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La Liga Árabe ha pedido a El Asad que abandone el poder y que lidere una transición pacífica a la democracia, algo que el Gobierno sirio ha ignorado. El Asad y sus ministros acusan a los manifestantes prodemocráticos, enardecidos por los derrocamientos de la primavera árabe, de ser en realidad turbas controladas por terroristas extranjeros que han aniquilado hasta la fecha a 2.000 soldados y policías nacionales. A El Asad le quedan pocos aliados en la escena internacional, entre ellos Rusia e Irán.

En la propuesta que se comenzó a debatir ayer en el Consejo de Seguridad, se asegura claramente: "no hay nada en esta resolución que obligue a los Estados a recurrir al uso de la fuerza o a la amenaza del uso de la fuerza". Aun así, "condena las continuadas, extendidas y flagrantes violaciones de los derechos humanos y de las libertades fundamentales por parte de las autoridades sirias, como el uso de la fuerza contra civiles, las ejecuciones arbitrarias, las matanzas, las persecuciones de manifestantes y de miembros de los medios de comunicación, las detenciones arbitrarias, las desapariciones, la interferencia en el acceso a tratamiento médico, la tortura, la violencia sexual y el maltrato, incluso contra los niños".

Desertores del Ejército sirio defienden una calle próxima a una manifestación antigubernamental en Homs.AP

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