Estupefacientes al volante
Entre el 30% y el 50% de los accidentes de tráfico con víctimas mortales son achacables al nivel de alcoholemia de los conductores. Se sabe que cada vez hay más personas -sobre todo, jóvenes- que se abstienen de ponerse al volante cuando han tomado unas copas y ello, entre otros muchos factores, es lo que ha logrado una drástica y feliz reducción del número de muertos y heridos en las carreteras españolas.
Un estudio reciente coordinado por la Comisión Europea da una pista importante sobre cómo seguir reduciendo los accidentes de tráfico. Según dicho estudio, llamado Druid, la proporció...
Entre el 30% y el 50% de los accidentes de tráfico con víctimas mortales son achacables al nivel de alcoholemia de los conductores. Se sabe que cada vez hay más personas -sobre todo, jóvenes- que se abstienen de ponerse al volante cuando han tomado unas copas y ello, entre otros muchos factores, es lo que ha logrado una drástica y feliz reducción del número de muertos y heridos en las carreteras españolas.
Un estudio reciente coordinado por la Comisión Europea da una pista importante sobre cómo seguir reduciendo los accidentes de tráfico. Según dicho estudio, llamado Druid, la proporción de personas que conducen bajo los efectos de otras sustancias psicoactivas -cannabis y cocaína, fundamentalmente es mucho mayor que la proporción de los que lo hacen bajo los efectos del alcohol. Concretamente, el 12% de los conductores se ponen al volante tras consumir en mayor o menor medida alguna de esas drogas frente al 2,3% que ha ingerido alcohol.
Tales datos arrojan una certeza y abren algún interrogante. La certeza es la inagotable capacidad de autoengaño del ser humano. Muchos creen, según el estudio, estar en plenas condiciones para conducir tras fumar marihuana, por ejemplo, y otros incluso que así bajan el efecto de las copas. El interrogante es saber ahora cuántos accidentes hay detrás del consumo de sustancias psicoactivas, pues los datos de 2010 contradicen a los ahora sabidos, toda vez que son mayoría los fallecidos en España que habían ingerido alcohol (73%) frente a los que habían tomado drogas ilegales (29%) y psicotrópicos (20%).
La detección y persecución del alcohol en carretera está muy avanzada. No hay, sin embargo, una tecnología rápida y sencilla para detectar el nivel de consumo de otras sustancias y tampoco se ha establecido claramente si pasado un cierto nivel de consumo se comete una falta administrativa o un delito; algo más que tipificado ya para el alcohol. Son resquicios, en fin, sobre los que trabajar para mantener a España entre los países de mayor seguridad vial y descabalgarla, al tiempo, de este nuevo ranking que la sitúa a la cabeza en pruebas positivas de estupefacientes al volante.