EL MANO A MANO DE DOS VIEJOS CONOCIDOS | YORGOS PAPANDREU | Crisis política en Grecia

El tercero de la dinastía

"Heredé de mi abuelo un reloj, heredé de mi padre, por su expreso deseo, solo mi nombre. Eso es mayor riqueza que las villas". El viernes, Yorgos Papandreu mostró sus demonios, la alargada sombra que la saga política a la que pertenece ha cernido siempre sobre su carrera. La noche en la que se defendía en el Parlamento griego para superar una moción de confianza, clamaba que estaba por sus propios méritos allí y buscaba una salida digna a sus dos años como primer ministro de Grecia.

Su padre, Andreas Papandreu, fue primer ministro en los años ochenta, contemporáneo y amigo de Felipe Gon...

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"Heredé de mi abuelo un reloj, heredé de mi padre, por su expreso deseo, solo mi nombre. Eso es mayor riqueza que las villas". El viernes, Yorgos Papandreu mostró sus demonios, la alargada sombra que la saga política a la que pertenece ha cernido siempre sobre su carrera. La noche en la que se defendía en el Parlamento griego para superar una moción de confianza, clamaba que estaba por sus propios méritos allí y buscaba una salida digna a sus dos años como primer ministro de Grecia.

Su padre, Andreas Papandreu, fue primer ministro en los años ochenta, contemporáneo y amigo de Felipe González. Astuto, un encantador de serpientes con enorme capacidad de liderazgo, aunque un político al que sus detractores le achacan haber creado un Estado demasiado grande y renqueante.

Nacido en EE UU, volvió a Grecia con la democracia, en 1974, y ganó las elecciones en 2009
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Su abuelo, el fundador del antiguo partido socialista griego, al que se considera uno de los padres de la República, también fue primer ministro.

Pero el tercer Papandreu de la dinastía nació hace 59 años en Estados Unidos, en el Estado de Minnesota, donde su padre vivía entonces exiliado. Volvió a Grecia con la democracia, en 1974, y participó en el Gobierno de su padre, aunque no fue hasta 2009 cuando se presentó a unas elecciones. Sin la personalidad de ninguno de sus antecesores, sin su talento -según dicen las lenguas maldicientes estos días-, ganó.

"¿Por qué? Porque sí, porque es un Papandreu, y él también lo siente así. Se cree la tercera generación de una especie de dinastía Kennedy a la griega y acabar así es muy duro para él", dice un allegado de su partido.

Ese amor propio es el que le llevó a aceptar la retirada la semana pasada, pero a condición de que los suyos le refrendasen en la moción de confianza votada en el Parlamento.

"Él no podría soportar una salida indigna, o más indigna", apunta una fuente del Gobierno.

Papandreu (abajo a la izquierda) y Samaras (arriba a la derecha), en 1973.REUTERS

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