Dos poblados chabolistas menos

165 familias han sido realojadas tras el derribo de Santa Catalina y Las Mimbreras

Tres de los cuatro poblados chabolistas que Comunidad y Ayuntamiento se propusieron eliminar hace tres años ya no existen. Tras El Cañaveral (con 79 familias realojadas en 2009), ayer sucumbieron a la piqueta Santa Catalina (Puente de Vallecas) y Las Mimbreras (Latina). Entre ambos, se ha realojado a 165 familias, con un gasto de 36,3 millones. Queda pendiente El Ventorro (Villaverde), además de las infraviviendas de Puerta de Hierro. En total, medio centenar de chamizos que, según el Ayuntamiento, desaparecerán antes de fin de año. "Entonces se habrá acabado el chabolismo histórico en Madrid"...

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Tres de los cuatro poblados chabolistas que Comunidad y Ayuntamiento se propusieron eliminar hace tres años ya no existen. Tras El Cañaveral (con 79 familias realojadas en 2009), ayer sucumbieron a la piqueta Santa Catalina (Puente de Vallecas) y Las Mimbreras (Latina). Entre ambos, se ha realojado a 165 familias, con un gasto de 36,3 millones. Queda pendiente El Ventorro (Villaverde), además de las infraviviendas de Puerta de Hierro. En total, medio centenar de chamizos que, según el Ayuntamiento, desaparecerán antes de fin de año. "Entonces se habrá acabado el chabolismo histórico en Madrid", según afirma el Gobierno regional.

El convenio firmado en 2008 por ambas Administraciones para erradicar esos cuatro poblados afectaba a 499 familias, de las que, hasta ahora, han sido realojadas 244. El Gobierno local calcula que solo el 50% de ese medio millar de familias tendrá derecho al final del proceso a una vivienda de alquiler barato; el resto no cumple los requisitos por superar la renta mínima requerida o poseer ya otra casa.

No se incluye en las cuentas oficiales, sin embargo, la Cañada Real, una franja de 15 kilómetros que cruza cinco municipios; en sus 2.000 edificaciones ilegales (desde chabolas a chalets, levantados sobre suelo de dominio público ganadero) viven unas 40.000 personas.

La piqueta derriba ayer una de las infraviviendas del poblado de Santa Catalina, donde vivían 99 familias.CARLOS ROSILLO
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