Crítica:JAZZ

A la mayor gloria de Jerry González

Que sí. Que Jerry González es un genio: no admitan que nadie les diga lo contrario. Y, precisamente porque lo es, tiene sus días. Pero también hay quien iba a la plaza solo por ver a Curro Romero hacer el paseíllo y si luego toreaba más o menos, o prefería irse de tapas al bar de la esquina, eso era lo de menos.

Con Jerry, lo mismo. Sus seguidores acuden allá donde toca por el mero placer de verle subido a un escenario, o para tomar nota de su nuevo modelo de sombrero... lo que sigue ocurriendo, pero cada vez con menos frecuencia.

Resulta que Jerry se ha vuelto con la edad un chi...

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Que sí. Que Jerry González es un genio: no admitan que nadie les diga lo contrario. Y, precisamente porque lo es, tiene sus días. Pero también hay quien iba a la plaza solo por ver a Curro Romero hacer el paseíllo y si luego toreaba más o menos, o prefería irse de tapas al bar de la esquina, eso era lo de menos.

Con Jerry, lo mismo. Sus seguidores acuden allá donde toca por el mero placer de verle subido a un escenario, o para tomar nota de su nuevo modelo de sombrero... lo que sigue ocurriendo, pero cada vez con menos frecuencia.

Resulta que Jerry se ha vuelto con la edad un chico formal y no solo acude puntual a sus citas, sino que toca invariablemente bien, o mejor. Dígase por su recital de ayer en Clamores Jazz. Hacía mucho que no se nos daba la ocasión de escuchar al trompetista tocando jazz y únicamente jazz, Ellington, Monk, Miles... ya saben, la música en la que importa menos lo que se toca que cómo se hace.

Y era Jerry, y eran Javier Colina, al contrabajo, y Guillermo McGill, a la batería: lo que se dice un trío de lujo. Difícil imaginarse aquí ni en ningún otro lugar del orbe jazzístico un conjunto de semejante enjundia, que no siendo ninguno de los tres madrileños de cuna, todos ellos tienen fijada su residencia en la capital.

Con esto que, a los madrileños, nos ha tocado la lotería. Esta noche a las diez estarán los tres de vuelta sobre este mismo escenario de la calle de Alburquerque, número 14. Si de algo les sirve mi opinión, no se lo pierdan. Considérenlo un consejo de amigo.

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