Análisis:EL ACENTO

Zona Cero en extinción

Sobre el millón y medio de toneladas de escombros que dejaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York se vive un culebrón al que ni siquiera el décimo aniversario de aquella catástrofe será capaz de poner punto final. Todos los implicados en la reconstrucción del complejo han pisado el acelerador para que el próximo 11 de septiembre se pueda organizar un homenaje a las víctimas (2.752 personas murieron en aquellos atentados solo en las Torres Gemelas) sin que los encofrados y las grúas desluzcan demasiado el acto.

Será difícil, porque, en realid...

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Sobre el millón y medio de toneladas de escombros que dejaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York se vive un culebrón al que ni siquiera el décimo aniversario de aquella catástrofe será capaz de poner punto final. Todos los implicados en la reconstrucción del complejo han pisado el acelerador para que el próximo 11 de septiembre se pueda organizar un homenaje a las víctimas (2.752 personas murieron en aquellos atentados solo en las Torres Gemelas) sin que los encofrados y las grúas desluzcan demasiado el acto.

Será difícil, porque, en realidad, 10 años después de polémicas, encontronazos y conflictos de intereses políticos y económicos, dentro de tres semanas solo estarán terminados el monumento a las víctimas y la plaza Memorial. Los cinco rascacielos diseñados y el intercambiador de transportes siguen en construcción, aunque a buen ritmo, para que algún día desaparezca la Zona Cero y quede reconstruido el nuevo centro de negocios.

Como algunas crónicas han señalado, las obras parecen haberse convertido en una misión imposible y la ciudad de Nueva York, que puede presumir de haber construido el Empire State Building en 13 meses, no será capaz de erigir las nuevas torres en menos de 13 años.

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La sensibilidad de los familiares de las víctimas, la dispersión de competencias, los intereses del magnate Larry Silverstein, que alquiló las torres dos meses antes del atentado, y, sobre todo, el dinero que mueve este asunto (4.500 millones de dólares en indemnizaciones y 12.000 para la reconstrucción) han sido escollos a salvar durante todos estos años.

Todos han ido sorteándose a costa de alargar los plazos y de poner a prueba la tenacidad de una ciudad cuya Zona Cero se había convertido en lugar de peregrinación. Los neoyorquinos no han querido renunciar al alma del área de negocios más famosa del mundo y optaron por hacerla compatible con la memoria de los muertos como emblema de superación. La última fecha prevista para finalizar el complejo es 2014. Entonces, con un retraso acorde al tamaño de la tragedia, la Zona Cero será una reliquia y habrá dejado paso al rutilante y nuevo World Trade Center.

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